La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

martes, 15 de junio de 2010

Vincent Van Gogh


Por Leonardo Venta

Groot-Zunder, un pequeño pueblo holandés de largos inviernos sombríos, vio nacer el 30 de marzo de 1853 al famoso pintor Vincent van Gogh. Su vida parece haber quedado marcada por ese hálito melancólico que exhalara el lugar de su nacimiento.

La infancia de Van Gogh transcurrió en el campo, de ahí se explica, en parte, el gran amor que siempre le profesó a la vida rural. Fue un gran apasionado por la naturaleza.

"Campo de trigo con cipreses", 1889
Vincent era el primogénito entre cinco hermanos – tres hembras y dos varones –. Desde temprana edad, manifestó gran afinidad por uno de ellos, Théo, cuatro años más joven que él.

A Van Gogh se le describe como hombre de robusta constitución, anchas espaldas, musculosos miembros, carácter extraño y mirada agresiva. A la edad de 17 años, pasó a trabajar en la sucursal de Goupil y Cía, en La Haya, como aprendiz de mercader. Después le trasladaron a la sucursal de Bruselas y de allí a Londres. Sus dibujos londinenses los realiza cuando contaba con 21 años. Por otra parte, inicia desde esta ciudad su correspondencia con Théo, que luego se haría famosa.


En la ciudad de la niebla se enamora por primera vez de una tal Úrsula, quien le había brindado, aparentemente, una sincera amistad que el pintor confundió con amor. Como consecuencia de este fracaso sentimental, Van Gogh se enfermó de una amargura indecible. Esta abrumadora crisis amorosa, que le tomó mucho tiempo superar, definió la esencia del futuro carácter trastornado del pintor.

En el período comprendido entre 1876 y 1879 cree encontrar su vocación en la religión. En una carta a Théo se lee: “Lo que yo deseo bien lo sabes: es ser pastor”. Sin embargo, Vincent comienza su aprendizaje artístico en 1880, después de reconocer que su verdadera pasión es la pintura. En su primera etapa se arrebata por el dibujo.


Consideraba que el arte debía bajar a los bajos fondos sociales para descifrar y entender la esencia de esta realidad. Se dice que no era exigente con sus modelos porque para él la belleza distaba mucho del prototipo académico.



En el período de 1886 a 1888 se establece en París. Cuando llegó a la ciudad luz, hacia ya tres años que había muerto Édouard Manet y el nombre de Claude Monet retumbaba rutilante por sus bulevares. El impresionismo, por su parte, había conseguido doblegar la oposición de muchos de sus detractores. Théo, que regía la casa Boussod et Valadon, precipitó anhelante a su hermano al mundo de los impresionistas.

En febrero de 1888, Vincent se establece en Provenza, región del sureste de Francia. Siéntese en suelo provenzal como en el Japón de sus ensueños. Admira el arte japonés,  especialmente el de grabadores como Hiroshige y Hokusai. En esta etapa dibuja de una manera muy viva, ligera. Se siente  más disipado, disfruta más  la simpleza. Van Gogh aprecia en el impresionismo una especie de continuación del arte japonés.

Vincent van Gogh, "El Puente en la Lluvia (después de Hiroshige)", 1887. Óleo.

Durante su período en Arlés, utilizó las pinceladas ondulantes y los amarillos, verdes y azules intensos. Se le tenía como un pintor chapucero porque exponía sus posantes con toda claridad. Se le hacía difícil conseguir modelos, hasta las  prostitutas temen hacer el ridículo al aparecer en sus retratos.

“Recámara en Arles” 1888. 72,7 x 91,8 cm. Oleo sobre lienzo. Rijksmuseum Vincent van Gogh, Amsterdam

Convivió en Arlés con el pintor Paul Gauguin, al que había conocido en París. Tuvieron violentos enfrentamientos que culminaron en una pelea en la que Van Gogh amenazó a Gauguin con una cuchilla. Movido por un tremendo remordimiento, Van Gogh se cortó parte de la oreja.

Estuvo recluido durante un tiempo en un hospital de Arlés y un año en el manicomio de Saint-Rémy, de la misma zona. El 27 de julio de 1890, inmediatamente después de acabar el impresionante cuadro "Cuervos sobre el trigal", se pegó un tiro cerca del corazón. Murió dos días después.


Recibió sepultura en el humilde cementerio de Auvers-sur-Oise. Su féretro fue cubierto con los girasoles que tanto amaba. Julius Meier-Graefe al referirse a su partida afirmó: “Se fue porque no podía ir más lejos”.

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