La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

jueves, 22 de noviembre de 2012

El XXIII Festival Internacional de Ballet de La Habana y su gran sorpresa




Alicia Alonso, a pocos días de cumplir 92 años, y Jorge Vega en "Retrato para el recuerdo". (Al fondo, María Elena Llorente y Osmany Molina)
Por Leonardo Venta

El domingo, 28 de octubre de 2012, dio inicio la vigésima tercera edición del Festival Internacional de Ballet de La Habana, con una gala en el Teatro Nacional. La entrada triunfal al escenario de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, fundadora y directora del Ballet Nacional de Cuba (BNC), fue precedida por el desfile de varias generaciones de bailarines cubanos al compás wagneriano de la Gran Marcha de la ópera Tannhäuser. La Alonso, próxima a los 92 años, fue traída de brazos al encuentro con dos de sus antiguos partenaires: el francés Cyril Atanassoff, del Ballet de la Ópera de París, y el argentino Rodolfo Rodríguez.

La programación de la velada inaugural del festival irrumpió con “In the nigtht (En la noche)”, del afamado coreógrafo estadounidense Jerome Robbins. Con acompañamiento musical en vivo del joven pianista Leonardo Milanés, tres parejas – Yanela Piñera/Camilo Ramos, Sadaise Arencibia/Víctor Estévez y Viengsay Valdés/Arián Molina – bordaron con tierna serenidad  y agitación chopiniana la coreografía de Robbins que conforma el repertorio de la compañía caribeña desde hace varias décadas.



Coquetamente jalada de las trenzas, “La fille mal gardée” (1789), uno de los ballets clásicos más antiguos – coreografía de la Alonso sobre el original de Jean Bercher (bajo el seudónimo de Jean Dauverval), con las actuaciones de las primeras figuras del BNC Anette Delgado, como Lissette, y Dani Hernández, en el papel de Colin; así como la muy encomiada interpretación de Mamá Simone por el bailarín de demi-carácter Félix Rodríguez –, dio un añoso rumbo a la velada hacia la jocosidad, la teatralidad y la pantomima.



De esta forma, los teatros más importantes de la capital cubana – y como extensión, el de Cárdenas, en Matanzas – fueron testigos de 56 estrenos, de ellos nueve a nivel mundial, bajo el lema “de la tradición y los nuevos caminos”. La Alonso estrenó la ópera pastoral “Acis y Galatea", una de las obras más célebres de Georg Friedrich Händel, con un elenco de jóvenes bailarines cubanos. Del mismo modo, pestañeó por vez primera el pas de deux “Nosotros”, creado igualmente por la Alonso para Anette Delgado y Dani Hernández.

A su vez, para la gala dedicada al centenario del natalicio del escritor cubano Virgilio Piñera (1912-79), la directora de la compañía compuso “La destrucción de danzante”, inspirada en el poema homónimo de Piñera, con música de Héctor Villa- Lobos y la interpretación de Osiel Gounod. Además, se estrenó “Virgiliando”, obra de Iván Tenorio, inspirada en el poema “La isla en peso”, escrito por Piñera en 1979. Tenorio, junto a Gustavo Herrera y Alberto Méndez, integra la tríada sagrada de la coreografía cubana de las décadas del 70 y el 80.



Por su parte, arrancó un mar de aplausos el estreno en Cuba de “Memoria”, un solo del coreógrafo cubano Miguel Altunaga, a cargo de su coterráneo Carlos Acosta, uno de los mejores bailarines clásicos del mundo. El nuevo astro napolitano Luca Giaccio, asimismo, hizo su debut interpretativo en “La muerte de Narciso", otra pieza de la prolífera Alonso basado en un poema homónimo de José Lezama Lima, con música de Julián Orbón, estrenado en la edición 2010 del Festival.

Para despertar insulanas ovaciones, a las ya mencionadas luminarias cubanas, se unieron Xiomara Reyes, del ABT, y José Manuel Carreño, retirado de la misma compañía; así como los argentinos Paloma Herrera y Herman Cornejo del ABT; la japonesa Erina Takahashi y el español Esteban Berlanga del English National Ballet y el francés Angelin Preljocaj con su grupo.

El programa de la gran fiesta danzaria incluyó conjuntamente una gala por el 40 aniversario del montaje de “Giselle” por Alicia Alonso.  Del mismo modo, se presentaron las proyecciones fílmicas de "Fuenteovejuna" y "Carmen", dos de las creaciones de Antonio Gades. Como parte del tributo al "bailaor de la esencia andaluza", la compañía antillana interpretó la versión coreográfica realizada por él de "Bodas de Sangre", inspirada en la obra homónima de Federico García Lorca.

Si bien, lo más sobresaliente del recién concluido Festival Internacional de Ballet de La Habana fue la sorpresiva reaparición en escena de la mítica Alonso –  desbordando sus admirables ansias de rasguear hasta la postrera nota su arte y apego a la vida –, acompañada de personalidades clásicas del ballet cubano como María Elena Llorente, Marta García, Orlando Salgado, Lázaro Carreño, Jorge Vega y Osmay Molina, en una miniatura titulada “Retrato para el recuerdo”, al contagioso compás del "Vals de la Mariposa" de Ernesto Lecuona*, como parte de la gala en homenaje al centenario de la famosa danza afrocubana “La Comparsa” del compositor y pianista cubano más conocido y loado en el mundo.

 "Lo que sucedió en la Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana fue la apoteosis cuando (...) apareció en el escenario la prima ballerina assoluta", resaltó el periodista José Luis Estrada Betancourt , el cual  calificó de "interminable" la ovación otorgada por la audiencia a la Alonso. Pero, ¿qué no habría de sorprendernos de una mujer que se mantuvo bailando casi ciega superados los setenta años de edad?



* En su tercera visita a Cuba, a finales de 1918, hasta principios de 1919, la gran bailarina rusa Ana Pavlova bailó el “Vals de la Mariposa” en el Teatro Payret de La Habana, compuesto expresamente para ella por el maestro Ernesto Lecuona. Pavlova, para quien el coreógrafo ruso Mijaíl Fokin ideara el solo de ballet más famoso de todos los tiempos: “La muerte del cisne”, en 1905, es para muchos la mejor bailarina de ballet de la historia.

martes, 20 de noviembre de 2012

"Les Parapluies de Cherbourg", 1964, pour Jacques Demy



Dirección: Jacques Demy


Producción: Mag Bodard

Guión: Jacques Demy

Música: Michel Legrand

Fotografía: Jean Rabier

Montaje: Anne-Marie Cotret, Monique Teisseire

Interpretación: Catherine Deneuve, Nino Castelnuovo and Anne Vernon.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Nachito Herrera o la elocuencia del piano

Por Leonardo Venta

“Este es un momento histórico importante en mi vida profesional. No podré nunca olvidar ser el primer solista que la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba invita para realizar una gira de concierto en Estados Unidos", nos confiesa por vía telefónica el pianista Ignacio “Nachito” Herrera desde un ómnibus rumbo a la costa este, como parte de la comitiva sinfónica antillana, mientras las ventanillas del vehículo que lo transportan se motean de sol en el punto más alto de su elevación sobre el horizonte de Cleveland.

El músico (cuya ejecución del “Concierto núm. 2 de Rajmáninov” a la edad de 12 años con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba deslumbrara a sus coterráneos) derriba con su elocuencia nuestra inquisitiva turbación: “Todos sabemos históricamente que Tampa ha tenido un gran acercamiento con Cuba. Lo que estamos viviendo nos llena de orgullo al haber sido elegidos para ser partícipes de un momento histórico en la música cubana”.

No titubea al hablar. La pasión bulle en sus palabras. “Es un momento que lo hemos venido esperando por mucho tiempo. Poder mostrarle al público, en este bello país, que nosotros también tenemos una orquesta sinfónica nacional, con una calidad humana y profesional muy alta, así como nuestro gran esfuerzo para que finalmente se diera esta gira", puntualiza el pianista.

Con diván en White Bear Lake, Minneapolis y remembranzas en La Habana, “Nachito” habla con reverencia de sus pianistas preferidos: “En el jazz, de la vieja escuela, siempre me han gustado Oscar Peterson, McCoy Tyner; trasladándonos un poco a una generación más joven, me agrada seguir los pasos de Chic Corea y Herbie Hancock; hay un grupo joven muy destacado, Yellow Jackets, que para mí es uno de los más representativos de lo que es el ‘jazz fusion’. Te puedo seguir mencionando otros pianistas como Russell Ferrante… Joe Zawinul, Ray Charles”.

Luego califica de insigne a un grupo de cubanos virtuosos del teclado: “Tenemos obligatoriamente que mencionar a Rubén González, miembro ya fallecido del proyecto “Buenavista Social Club”, Joseíto González, Lilí Martínez; la leyenda del jazz y el ‘latin jazz’: el señor Chucho Valdés; Gonzalo Rubalcaba, para mí uno de los más grandes pianistas que ha dado Cuba y – ¿por qué no decirlo? – del mundo”.

Al preguntarle por el sello distintivo de la agrupación musical a la que se ha integrado como solista invitado y el programa escogido para esta primera gira, afirma: "La estrategia musical es mostrarle al público la diversidad del repertorio de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, desde una obra clásica tan compleja como la “Sinfonía núm. 5 de Beethoven”, o la “Sinfonía núm. 5 de Schubert”, como la “Rhapsody in Blue” de Gershwin, y de ahí realizar un salto gigantesco hacia nuestra isla linda y tocar un danzón de García Caturla, o un guaguancó sinfónico del maestro Guido López-Gavilán”.

Sigue discurriendo sobre lo que él considera rasgos distintivos de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba: “Tenemos músicos de todas las edades, entre ellos tres o cuatro que son prácticamente fundadores. Nos nutrimos de la experiencia de los iniciadores y de la sangre joven de esos estudiantes que se acaban de graduar de las universidades de música, como el Instituto Superior de Arte”.

Rememora anécdotas de lo ya acaecido en la gira, matizando el tono de su voz con el edificante acento de la hermandad: “Al terminar la presentación de la orquesta en Iowa, que culminó con un danzón de García Caturla, mientras la audiencia aplaudía, un grupo de estadounidenses enarboló una bandera cubana bien linda y comenzó a gritar ¡Viva Cuba!, ¡Viva la música cubana!”.

Con respecto a la relación existente entre la llamada música clásica y la popular, expone: “Todo es posible cuando se tiene un dominio de la técnica del instrumento, técnica que sólo la da el estudio de la música clásica. Si podemos hacer un buen segundo movimiento del “Concierto núm. 2 de Rajmáninov para Piano y Orquesta”, después podremos interpretar bien un bolero o una balada, ya que todo se conecta. La música que hoy llamamos clásica, en mi opinión, es la madre de la música”.

Confiesa que le agrada todo tipo de género musical, si bien parece tener una atracción especial por el jazz en el sentido que le amplía la oportunidad de desarrollar la improvisación: “Me ayuda mucho en la coordinación de todas las ideas; es un estilo muy amplio, muy abierto, que permite explorar muchas variantes, incluyendo el ‘latin jazz’, donde se incorpora el sabor del piano cubano”.

En cuanto a su estilo, “Nachito” refiere que siempre se ha interesado por ser un ejecutante completo, no el mejor en ninguno de los estilos, puesto que eso resulta imposible: “Me considero un músico que se ha preocupado por mostrar solamente una cosa: la música es simplemente música. Siempre y cuando se tenga la habilidad y el deseo de interpretarla, podemos encontrar sonidos muy lindos tanto en una pieza clásica como en una balada. Por ejemplo, cuando Céline Dion hizo su versión de “All by Myself” del álbum 'Falling Into You' – una balada espectacular con una orquestación grandiosa basada en el segundo movimiento (Adagio Sostenuto) del “Concierto núm. 2 para Piano y Orquesta de Rajmáninov” –,  alcanzó el Grammy al Mejor Disco del Año en 1997”.

Concluye nuestra charla de guagua estadounidense con ajetreo cubano, entre el contoneo de instrumentos de cuerda, viento, percusión… equipaje, pestañazos de autopista y teléfono móvil; mientras imaginamos la virtuosa elocuente intensidad de “Nachito” frente a un piano en el Mahaffey Theater, en Saint Petersburg, el miércoles, 7 de noviembre.

“Hamlet, Príncipe de Cuba”


A la izquierda, Frankie J. Álvarez, un Hamlet cubanoamericano; Gisela Chípe, Ofelia; y Andhy Méndez, el Laertes cubano de la pieza shakesperiana.
Por Leonardo Venta

La première en español de “Hamlet, Príncipe de Cuba”, adaptada y dirigida por Michael Donald Edwards y con traducción al español por Nilo Cruz - ganador del premio Pulitzer 2003 –, los días jueves 3 y sábado 5 de mayo, a las 8 y 2 p. m., respectivamente, en el teatro Mertz de Sarasota, ha despertado el interés de los amantes de las artes escénicas en todo el estado de Florida.
Con la recreación de una de las tragedias más representadas de William Shakespeare, Donald Edwards envía un mensaje revelador de nuevas perspectivas, al mismo tiempo que mantiene intacta la esencia de la historia original. Temas tan tradicionales como la búsqueda del sentido de la vida cobran aliento en esta puesta. La ambivalencia entre vivir, dormir, soñar o morir, diserta el caos del alma, rebasando un marco intemporal y universal.

La acción shakesperiana, transpolada a la Cuba decimonónica, narra cómo el espíritu del príncipe Hamlet, luego de la muerte de su padre, desfallece, para luego estallar en un torbellino avasallador al descubrir que fue asesinado por su tío, quien anhelaba quedarse con la corona y su esposa Gertrudis (madre de Hamlet).

El afligido príncipe es tildado de loco. Mas, ¿es realmente locura la fiebre que le abrasa? La carga íntima que destila en sus célebres monólogos espolea la de los espectadores. Al vaivén de sus admoniciones, de su hondura reflexiva, cínica y pesimista, dudamos junto a él, cuestionamos la moral, lo prohibitivo, lo osado, lo transgresivo, la disyuntiva entre la deslealtad o la fidelidad, la justicia o la injusticia, la razón o la locura, la venganza o el perdón, el destino o el azar, la virtud o la perversidad, la responsabilidad o la libertad; incluso, calamos la espeluznante
 implícita presencia de la muerte.

Nilo Cruz tradujo especialmente para este audaz proyecto el clásico shakesperiano. "A medida que empecé a traducir Hamlet, no sólo me interesé en descifrar el lenguaje de Shakespeare y discernir la verdad en el ámbito de sus ideas, sino también en transmitir la seducción de sus palabras y honrarlo en la obra, al despertar emociones complejas y peligrosas que habitan en lo más profundo de la psique humana. En esta versión de Hamlet… el 'lenguaje académico' ha sido reemplazado por un lirismo tempestuoso con el que bien puede identificarse el espectador latino”, ha declarado el Premio Pulitzer.

“Cruz viajó expresamente a Sarasota para la función de apertura en inglés, en calidad de espectador y colaborador. Colaboró en el sentido de eliminar los elementos superfluos que no tenían nada que ver con lo que realmente la producción perseguía. Las dos primeras semanas de ensayo los actores nos reunimos para discutir la obra, emitir opiniones. En el proceso de ese experimento sugerimos agregar líneas que considerábamos necesarias. En su visita, Nilo se percató de que la obra que Michael había adaptado era algo diferente a lo que él originalmente había concebido. Una semana después del estreno recibimos otro libreto, con modificaciones realizadas por Nilo, que consideraba, nuestras sugerencias. En realidad, fue un trabajo colectivo de los actores, el director Michael Donald Edwards y Nilo Cruz”, expresó Andhy Méndez, el Laertes de la pieza teatral, en entrevista exclusiva concedida a esta publicación.

Méndez, graduado del Conservatorio de Artes Dramáticas de Nueva York, confesó sentirse sumamente satisfecho con este proyecto: “Es una bendición, como cubano, como actor, como hispano. Hacer Shakespeare a mi edad es un privilegio. No sólo hacerlo en lengua inglesa sino también en castellano, llevar una producción de ese calibre a una audiencia que nunca ha disfrutado de una obra shakesperiana en otro lenguaje.”

El reparto, encabezado por el ganador del premio como Mejor Actor en el Festival de Teatro Internacional de NYC Midtown 2010, Frankie J. Álvarez, un sugestivo Hamlet, lo completan Gisela Chípe, como Ofelia; Emilio Delgado, en el rol del rey Claudius; así como la actriz Mercedes Herrero en el papel de Gertrude. “Hamlet, Príncipe de Cuba” enarbola todas las credenciales para convertirse en la mejor puesta en escena dramática en nuestra área este 2012. Se presentará también en Miami.


miércoles, 31 de octubre de 2012

La Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba en Tampa

Enrique Pérez Mesa, director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba. Foto: J.M. Lennon
Por Leonardo Venta

La Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba (OSNC) inició su primera histórica gira de un mes por Estados Unidos el martes, 16 de octubre, en la sala Helzberg del Centro Kauffman de la ciudad de Kansas con hálitos de suspendidas emociones, edificantes anécdotas y un representativo repertorio clásico cubano y universal.

Tras su arribo a diversas localidades en los estados de Kansas, Illinois, Iowa, Maryland, New York, Pennsylvania, Massachusetts, New Jersey, Virginia, Alabama y Carolina del Sur, el alegórico galeón sonoro de la OSNC – con una tripulación de más de 70 instrumentistas patroneados por Enrique Pérez Mesa y Guido López-Gavilán –, hará la última escala de su travesía en la gran península bañada por las cálidas aguas del estrecho que comparte su floridana suerte con las costas septentrionales de la Mayor de Las Antillas.

Como parte de la primera presentación de la institución musical cubana en territorio estadounidense desde su fundación en 1960, el martes, 6 de noviembre, a las 7:30 p.m., se desperezarán los centenarios duendes que merodean los arcanos del Círculo Cubano de Ybor City en un programa de música de cámara para secundar desde esferas intangibles las ejecuciones de los músicos que abordan el navío de bandera cubana, al que se unirán miembros de la Orquesta de la Florida (TFO), institución generadora del quijotesco proyecto de intercambio plurianual entre la agrupación estadounidense y su similar en la isla.

Los residentes en Tampa y áreas aledañas podrán igualmente sentirse parte de la historia, el miércoles, 7 de noviembre, a las 7:30 p.m., en el Mahaffey Theater de St. Petersburg, en una presentación que incluye “Tributo a Lecuona” y “Guaguancó” del maestro Guido López-Gavilán, quien compartirá la batuta con Enrique Pérez Mesa.

El pianista invitado será Ignacio “Nachito” Herrera, graduado en el Instituto Superior de Arte de Cuba en piano, composición y dirección orquestal. Residente en Minneapolis, “Nachito” se ha granjeado la admiración y el respeto tanto del público como de la crítica estadounidense por su virtuosismo e intensidad interpretativa.

Asimismo, la velada incluye el danzón “El Médico de Pianos” de Jorge López Marín – autor contemporáneo de la isla, cuyo estilo evoca el de la música sinfónica de Amadeo Roldán y García Caturla –, así como “Obertura cubana” del estadounidense George Gershwin – inicialmente llamada “Rumba” – composición en que los sonidos del bongó, las claves, el güiro y las maracas esparcen cubanía con gracia, y a cuyas peculiares cadencias se integran contagiosos los oboes, flautas, clarinetes, bajos y contrabajos, trombones, tubas y tímpanos.

Completan el programa, la monumental “Sinfonía núm. 5” de Beethoven, que el escritor, músico y pintor alemán E. T. A. Hoffmann relacionara con “el mundo de los espíritus infinitos”; y la “Sinfonía núm. 4, Italiana” de Felix Mendelssohn, célebre por sus maravillosos paisajes musicales inspirados en los numerosos viajes del compositor ario; retos ambas para cualquier agrupación sinfónica y catadores idóneos de los múltiples gestos melódicos – de lo clásico a lo contemporáneo – que integran el inmenso ramillete de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba.

La embarcación musical antillana concluirá su jornada en suelo norteamericano el domingo, 11 de noviembre, en el Kravis Center for the Performing Arts de West Palm Beach, antes de poner proa rumbo a la bahía de La Habana. En declaraciones exclusivas a este servidor, Ignacio “Nachito” Herrera manifestó su deseo de que esta gira sea “el comienzo de un largo final, la posibilidad de recibir en cuantiosas ocasiones a una orquesta de tanto prestigio”. Pronto le ofreceremos la entrevista que nos concediera  el destacado pianista cubano.

miércoles, 24 de octubre de 2012

"Espacios inacabados"

En el año 2000, las escuelas de arte de Cubanacán conformaban la lista de las construcciones de valor artístico, arqueológico e histórico más dañadas del planeta, según la publicación realizada por la organización neoyorquina “World Monuments Fund (Fondo para los Monumentos del Mundo)”.

Por Leonardo Venta

 Como parte de una gira en territorio estadounidense y su estreno en la televisión nacional de este país, se exhibió el pasado viernes, 5 de octubre de 2012, en el Teatro del Club Cubano de Ybor City, el laureado documental “Espacios inacabados (Unfinished Spaces)”, codirigido por Alysa Nahmias y Benjamin Murray. El excelente filme aborda la conmovedora odisea de las escuelas de arte habaneras de Cubanacán y sus creadores.

En 1961, mientras jugaba golf en el otrora Country Club de La Habana, a Fidel Castro se le ocurrió construir en ese sitio “las más bellas escuelas de arte del mundo”. La dirección del proyecto fue encomendada por el propio mandatario a la arquitecta Selma Díaz, la cual delegó la obra en el arquitecto camagüeyano Ricardo Porro, y los italianos Vittorio Garatti y Roberto Gottardi, quienes a principios de los años sesenta (1961-1965) se encargaron de diseñar y crear con entrañable fervor juvenil los cinco pabellones correspondientes a las escuelas nacionales de danza contemporánea, artes plásticas, arte dramático, música y ballet.

El proyecto inacabado es una sutileza arquitectónica donde el espacio fluye; se integra al éxtasis de la naturaleza caribeña, asila la luz de un bruñido sol tropical; se tiende magnificente sobre la falda del surrealismo, para sorprender con el sagaz salto de un inaprensible insubordinado gesto, henchido de metáforas culturales que abrazan la tradición colonial y la cultura negra en Cuba.

La geometría orgánica del conglomerado arquitectónico, integrado por la bóveda tabicada de tradición catalana, el uso del ladrillo, el erotismo afirmado en los órganos reproductores femeninos – como son una gigante escultura del fruto de la papaya, apelativo de la vagina para los cubanos, y las cúpulas de los edificios asemejando senos de mujeres negras –, así como las hilvanadas fibras de remotas aldeas africanas compaginadas con los sedosos portales europeos, no sólo reflejan el anhelo manifiesto de sus creadores sino se estremecen e integran a un trascendente entorno vital que explora y universaliza el ecléctico hibridismo isleño.

La banda sonora de Giancarlo Vulcano columpia la magia que expelen las imágenes fílmicas; lo idílico de la fotografía, la destreza de los editores Kristen Nutile y Alex Minnick en conectar escenas con hechuras de la memoria del detalle; así como la producción de Elise Jaffe y Jeffrey Brown nos conduce por las vertientes “qüasi” poéticas de un documental que al deslizarse entre nuestros sentidos armoniza con el primor emocionado de la historia.

Para los tres artífices del milagro llamado Cubanacán – Porro (tuvo a cargo las escuelas de danza moderna y artes plásticas), Garatti y Gottardi (perfilaron los pabellones de música, ballet y artes dramáticas, respectivamente) –, de igual manera que el estado de la hoy deteriorada Habana, su proyecto irradia, desde su desamparo, el embrujo tan atribuido a la capital de la sufrida alegre isla, incluso entre las ruinas que sofocan bajo sus escombros un bramar de excelsitud.

Los arquitectos, al principio, tuvieron plena libertad para asomarse a sus sueños. Determinaron el lugar de emplazamiento de los edificios, eligieron entre ellos a quién le correspondería realizar cada una de las edificaciones. Sin embargo, el panorama pronto se ensombreció. Las construcciones resultaban mucho más costosas de lo previsto y los inusitados diseños comenzaron a provocar quejas entre los resentidos extremistas. Se les acusó de despilfarrar el dinero del pueblo y de difundir ideologías elitistas burguesas. El proyecto fue paralizado en 1965. Porro, después de sufrir una persecución inenarrable, se vio obligado a emigrar a París; Garatti se marchó a Milán. Sólo el estoico Gottardi, a quien se le asignaron trabajos humillantes en una empresa constructora, se mantuvo en la isla.

Las edificaciones sufrieron la corrosión ocasionada por el paso del tiempo y las inclemencias atmosféricas, la falta de mantenimiento, el saqueo, el abandono total. Incluso, familias marginadas buscaron refugio entre sus ruinas, así como fortuitos amantes sin un techo donde desplayar sus eróticos instintos. A fines de la década de los noventa, el historiador estadounidense John Loomis publicó Revolución de Formas. Las olvidadas escuelas de Arte de Cuba (Revolution of forms. Cuba´s forgotten Art Schools), un texto que recoge las impresiones de su visita, por invitación del bueno de Gottardi, a las lesionadas edificaciones.

Castro, al leer el libro de Loomis, decidió recomenzar el proyecto. En 1999, se invitó a los tres arquitectos, ahora octogenarios, a continuar su trabajo. Garatti y Porro visitaron La Habana, después de haber sido el primero encarcelado y expulsado del país por falsas acusaciones de espionaje; mientras la carrera de Porro fue truncada en la isla. Después de paralizado el proyecto de las escuelas de arte, la única asignación que se le encomendó al arquitecto camagüeyano fue crear una jaula para el águila del zoológico habanero.

El inacabado sueño fue nuevamente secundado por el gobierno; si bien fue una ayuda caracterizada por el comedimiento con que se tratan los asuntos a los que no se le da gran relevancia. Se reiniciaron las labores en los pabellones de danza moderna y de artes plásticas, cuyo desarrollo y culminación defraudaron a su creador Ricardo Porro. Al primer aparente obstáculo, el régimen cubano dejó de financiar un propósito que catalogó, como lo había hecho en los años sesenta, de no productivo.

“Espacios inacabados”, al igual que el ambiente prodigioso que revela, es un filme conmovedor, al punto de humedecer nuestras mejillas. Testificamos un doble drama: el de las vulneradas escuelas de arte, en su estremecimiento de maldecidos caracteres, y el de sus tres octogenarios creadores. Al concluir la cinta, nos remontamos a la tesis del filósofo francés Henri Bergson sobre la relatividad y la naturaleza del tiempo, a sabiendas de que nuestros relojes se habían detenido en un entrañable espacio psíquico, el cual  – junto a Porro, Garatti y Gottardi – anhelábamos redimir.


Luis Cernuda o el naufragio del deseo

Por Leonardo Venta

“Entramos ahora – perseguir las etapas de esta poesía de Cernuda en su obra La realidad y el deseo, sería revisar el proceso poético contemporáneo – en una mística corporal, en la que desfilan los remordimientos acuchillados debajo de un farol, la delectación angustiosa con sus gritos de torero y el destierro de las manos en la nieve”.
 José Lezama Lima

A comienzos de siglo XX, cuando ya el modernismo se disponía a deslizarse, con refinado gesto desentendido, en alguna que otra colosal antología poética, ya comenzaban a incorporárseles algunos ‘ismos’ a nuestras letras castellanas.   Entre 1910 y 1925, el ultraísmo y el creacionismo se afirmaban en España. Este último, un movimiento que imagina al poeta como un dios mago que emula con la Naturaleza en vez de reflejarla. “Hacer un poema como la Naturaleza hace un árbol”, apunta Vicente Huidobro.  

Un grupo de poetas convergieron en España, unificados históricamente por el homenaje a Luis de Góngora, al cumplirse, en 1927, el tricentenario de su muerte. Se agruparon, además, bajo un mismo revolucionario firmamento, la Residencia de Estudiantes en Madrid, para coincidir en ciertos rasgos que precisaban su actividad creativa: el cultivo especial de la metáfora, una actitud clasicista, la influencia de Góngora y del surrealismo francés. Jorge Guillén, Pedro Salinas, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, son algunos de los colosales nombres de la generación del 27.  

“Un roce al paso, / una mirada entre las sombras, / bastan para que el cuerpo se abra en dos, / ávido de recibir en sí mismo / otro cuerpo que sueñe; / […] aunque solo sea una esperanza / porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe”. Basta esta cita como exordio a Luis Cernuda (1902-1963), una de las voces cumbres de la poesía castellana del siglo XX.  

Cernuda pasó toda la vida indagando la ‘respuesta que nadie sabe’. Experimentó la soledad cósmica del poeta, tropezó incesantemente con el deseo troncado. Inhaló la nostalgia del exilio literal – Gran Bretaña, Estados Unidos y México –, así como del insilio de su otredad en asecho. Bebió el acíbar de un mundo que se le antojaba hostil en la gran batalla entre la realidad y el deseo.  

Pocos le han cantado al amor sin alas como él: “[…] si el hombre pudiese levantar su amor por el cielo / como una nube en la luz […]”. Incursionó en el surrealismo a principios de su carrera. En Toulouse, publicó su segundo libro, Un río, un amor (1929), ya con el anegado ademán de su holgura creativa: “Un hombre gris avanza por la calle de niebla; / No lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío”.  

Lo asedió siempre esa pasión vedada que abriga vastas tristezas. En 1936, su libro La realidad y el deseo, vuelto a publicar en 1958, compendia la razón de su poesía y de su propia existencia: el querer y no poder. Es la gran tragedia entre el ser y el desear, abrazada estoicamente al purgatorio terrenal de las torturadas almas. Es el sacrificio del amor que se conforma con sólo retener el recuerdo, tanteando el frágil ahora que presiente su irremediable término.  

El poeta, consternado, acepta el triunfo de la realidad sobre el deseo, y admite, en un derrumbamiento casi epopéyico, su fracaso afectivo: “Como la arena, tierra, / como la arena misma, / la caricia es mentira, el amor es mentira, la amistad es mentira. / Tú sola quedas con el deseo, / con este deseo que aparenta ser mío y ni siquiera es mío, / […] Tierra, tierra y deseo. / Una forma perdida”.  

La poesía de Cernuda refleja el éxodo espiritual del poeta. Las etapas que atraviesa son casi invariables. La esencia integral de su lírica – la soledad, la inadaptación, el amor insatisfecho –, es una constante. No obstante, hay un salto del lirismo y la pureza a la renuncia de los ornamentos, de los ritmos y de la rima.  

En su ensayo “La palabra edificante”, la voz de Octavio Paz resume magistralmente la esencia poética cernudiana: “Al final de sus días, Cernuda duda entre la realidad de su obra y la irrealidad de su vida. Su libro fue su verdadera vida y fue construido hora a hora, como quien levanta una arquitectura. Edificó con tiempo vivo y su palabra fue piedra de escándalo. Nos ha dejado, en todos los sentidos, una obra edificante”

 

sábado, 20 de octubre de 2012

Cuban musicians get Kansas City assist after musical emergency

Cuban musicians get Kansas City assist after musical emergency: Cuba's National Symphony faced a crisis at the airport headed to Kansas City, but thanks to local musicians the show went on by coming to the rescue. (Hacer clic en el enlace que corresponde al texto en azul "Cuban musicians get Kansas City assist after musical emergency", para leer la noticia en inglés y ver el video relacionado con la misma).

domingo, 30 de septiembre de 2012

El chasquido lezamesco de la soledad

Eloísa, contempla a su hermano José Lezama Lima, inmerso en su errante soledad enciclopédica
Por Leonardo Venta

 

“No es su soledad que toda criatura conlleva, sino lo que está al alcance de la mano y se hace un mensaje. Un conjuro, una llave que se nos perdió cuando estábamos tan cerca del castillo. Eso es lo terrible, la llave que tuvimos y se nos perdió. En el sueño la apretábamos en nuestras manos, pero ya por la mañana no estaba”.
(En: Cartas a Eloísa y otra correspondencia, José Lezama Lima 1968)


José Lezama Lima debió haber nacido en el recodo más intestino de La Habana de 1910, lo que hubiera resultado paradójico para una ciudad tan infatigablemente bullanguera y un ser tan amiguero como el autor de la novela Paradiso. Si bien, la soledad nutrió desde la infancia el aislamiento existencial de su fijo dilatado peregrinar enciclopédico.

La prematura muerte de su padre marcó lo que Lezama llamaría la primera de sus dos grandes experiencias alucinantes: “Mi vida transcurrió entre dos momentos de alucinación: yo acababa de cumplir ocho años cuando mi padre contrajo una gripe en Fort Barrancas, Pensacola, y se murió de esa enfermedad complicada con una pulmonía (...) Él estaba en el centro de mi vida y su muerte me dio el sentido de lo que yo llamaría el latido de la ausencia”.

A partir de entonces, la natural asociación biológica con su madre se tornó en robusta observancia de devoción recíproca . Ella, Rosa María Lima, fue ese todo que provocó con su partida la descomunal segunda alucinación/derrumbe de Lezama. Se dice que Marcel Proust al morir su madre, la resucita en cada resuello de su pluma. Lezama, mucho antes de acaecer la muerte de su progenitora, el 12 de septiembre de 1964, la sufre acérrimamente. A juicio de su hermana Eloísa, “la publicación en 1966 de Paradiso será la epifanía – de su madre Rosa Lima – a manera de homenaje y apresamiento”.

Lezama se casó con su secretaria y mejor amiga María Luisa Bautista, el 5 de diciembre del mismo año, para revivir en cierto sentido el orgánico extinto aliento maternal, “latido de la ausencia”, soledad transmutada hacia la temprana vejez emocional. A la madre sacrificó no ya la existencia, sino el clamor gemebundo de un alma encanecida como lo confiesa en Paradiso: “...la vejez de un hombre comienza el día de la muerte de su madre”.

Un hondo y enmarañado hermetismo, así como complejas alusiones figuradas de irresistible lirismo, resguardaron con esmerado recelo el doliente insilio del poeta. La habanera morada de Trocadero 162 se transformó en “guarida” sitiada por sus duendes literarios y múltiples amigos (cobijados bajo la sombra de su espacioso genio), algunos de los cuales, devinieron en seguidores.

Así describe el poeta su perpetuo himeneo con la soledad: “He sido un solitario que cultiva el diálogo con fanatismo. Creo en la intercomunicación de la substancia, pero soy un solitario. Creo en la verdad y el canto coral, pero seguiré siendo un solitario. Participo, converso, me paro en la esquina y miro en torno, pero sigo siendo un solitario. Creo que la compañía robustece la soledad, pero también que lo esencial del hombre es su soledad y la sombra que va proyectando en el muro…”.

¿A cuál sombra se refiere el etrusco habanero, a cuál muro? ¿Acaso alude a ese hombre, o mujer – en concomitancia con el “Retrato” machadiano –, que siempre va con nosotros y espera hablar a Dios un día, o al sofocado chasquido de la carencia absoluta de todo ser? Nos preguntamos, entonces, ¿arrulló su soledad o la rumió en calidad de irremisible hado – bajo un celaje de indescifrables códigos –, asmático, estéril, sin descendencia, el nunca solo solitario que en exhausto gesto fúnebre, un caluroso 8 agosto de 1976, regresó quedamente a su nada congénita?


sábado, 29 de septiembre de 2012

"Rara Avis", coreografía de Alberto Méndez, con Mirta Plá, Mirta García y Rosario Suárez



'Rara avis', coreografía de Alberto Méndez, música de Georg Friedrich Händel y Benedetto Marcello. Diseños: Salvador Fernández. Es un ballet conectado con la naturaleza mediante tres cuadros
escénicos:  Sobre la tierra, 'El pavo real ', interpretado por la hermosa Mirta Plá, donde se refleja la majestuosidad de esta especie de faisán ; Entre las ramas, 'El colibrí', interpretado por Mirtica García, ave célebre, a pesar de su diminuto tamaño, por su rápido vuelo y potente aleteo, cuyo ejemplar
 más pequeño es el colibrí abeja de Cuba; así como Hacia las nubes, 'El águila', en el estilo de Rosario Suárez, símbolo de valor, poder, destreza y suma elevación, entre otras particularidades.



El destierro de la Abuela Kueka



La “Abuela Kueka” es una colosal piedra sagrada para los pemones – comunidad amerindia venezolana que habita el Caribe occidental desde tiempos inmemoriales –, extirpada del Parque Nacional Canaima, al sur de Venezuela. Bajo la presidencia de Rafael Caldera, el funcionario Héctor Hernández Mújica la entregó al escultor alemán Wolfgang von Schwarzenfeld, mediante un acuerdo establecido con Hans Peter Pliscka, Encargado de Negocios de la Embajada de la República Federal Alemana en Caracas.
 
A partir de este bloque inmenso de jaspe de unas 30 toneladas de peso, el artista teutón realizó un trabajo escultural para luego emplazarlo en el parque berlinés Tiergarten como parte del proyecto “Global Stone”, el cual comprende cinco piedras, o grupos de piedras, las cuales alegorizan un lema para cada uno de los continentes que conforman el globo terráqueo: la esperanza (África), la paz (Australia), el despertar (Europa), el perdón (Asia) y el amor (América).

Si bien, el epíteto amoroso con que los germanos arrullaron a la vetusta piedra americana en nada coincide con la poco melindrosa conmoción desatada alrededor de la misma. El pueblo pemón reclama el regreso de su venerable piedra al lugar que le corresponde junto a su amado, el “Abuelo Kueka”, en la localidad de Santa Cruz de Mapaurí.

Según la leyenda aborigen, Kueka era un joven de la tribu Pemón que eligió por esposa a una hermosa doncella de la casta Macuxi, transgrediendo lo establecido por el dios Makunaima, que prohibía la unión de sus mancebos con mujeres de una tribu diferente. Pemón y su prometida huyeron hacia la tierna maldición de los amores imposibles. "¡Maldito eres, vivirás siempre abrazado con tu esposa!, dictaminó Makunaima mientras metamorfoseaba a los amantes en piedra.

Esa sed de identidad que nos empuja a venerar tradiciones, a costa, es preciso decirlo, de exigirnos la existencia de sucesos maravillosos, nos impone reconocer que la abuela y el abuelo de los Pemón, separados arbitrariamente, integran la infinitud de nuestra eternidad añorada. Para la razón, en fin, de los oriundos de Santa Cruz, la crisis ambiental y espiritual que sufre su comunidad se le atribuye a la ausencia de la Abuela Kueka de su espacio original y, junto al gobierno venezolano, reclaman a Alemania su pronto retorno a la Venecia de América.

Mas es menester distinguir aquí entre el apetito artístico del escultor europeo y el acto de subestimar la perfecta salud del pueblo pemón al sustraerle la tan valorada piedra. Hoy, el propio von Schwarzenfeld admite que la Piedra Kueka ya no representa el amor, sino de alguna manera refleja sentimientos de discordia. Y es que donde habita la discordia no hay lugar para el amor.

El pueblo autóctono de Pemón reclama este pedazo de su historia, de sus credos, de su cosmogonía, de su patrimonio, de su idiosincrasia, arrancado de sus entrañas e injertado en suelo ajeno. El ministerio de Asuntos Exteriores alemán se ha referido a una solución aceptable para todas las partes. Apoyándonos en el inextricable báculo llamado justicia, como si fuera un cetro, insignia de la dignidad humana, consideramos el retorno de la Kueka-abuela al parque Canaima, Patrimonio Natural de la Humanidad, como única solución admisible.

Carmen Laforet, más allá de una efeméride

Nada, de Carmen Laforet, una bocanada de emancipación femenina
                                                     Por Leonardo Venta

“La literatura la inventó el varón y seguimos empleando el mismo enfoque para las cosas. Yo quisiera intentar una “traición” para dar algo de ese secreto, para que poco a poco vaya dejando de existir esa fuerza de dominio, y hombres y mujeres nos entendamos mejor, sin sometimientos, ni aparentes ni reales, de unos y otros".

                                                         Carmen Laforet


Carmen Laforet hubiera cumplido 91 años el pasado 6 de septiembre, motivo suficiente para brindarle aliento en Desde mi Belvedere. Si bien, la honramos no porque requiramos llenar un espacio efemeridico con frívolas impuestas palabras, sino porque es la autora de una obra maestra de la literatura castellana que admiramos hondamente.

A Laforet se le desconoce, a no ser en los reducidos círculos universitarios especializados en literatura española. Hasta su muerte a los 82 años, ocurrida en Madrid el 28 de febrero de 2004, todo alrededor suyo estuvo envuelto en un mutismo sólo comparable al de los errantes personajes de Comala en la novela Pedro Páramo de Juan Rulfo.

Nada – ganadora del primer Nadal 1945 – fue escrita en pleno período de la postguerra, por una hasta entonces desconocida joven de apenas 23 años, Carmen Laforet, quien supo dragar con maestría, bajo la apariencia de una novela de trama ligera y superficial, en la abismal lobreguez de la sociedad española bajo la dictadura de Francisco Franco.

Andrea, una joven provinciana de 18 años, arriba a Barcelona para establecerse con sus familiares y emprender sus estudios universitarios, pero sobre todo para independizarse. Destinada a romper los espacios restringidos (el mundo rural y patriarcal del que proviene), Andrea expande su radar esperanzador hacia un nuevo horizonte urbano. Si bien, se desengaña tempranamente.

Su amistad con Ena, una joven de espíritu libre, nutrirá sus aspiraciones. ¿Pero hasta que punto? Nada – cénit de una exigua producción literaria, cuya calidad, muy a pesar de Laforet, no tiene paragón con textos posteriores de la autora – propone la necesidad de un espacio propio para la mujer, dentro de un marco íntimo, pero sobre todo un medio donde ésta pueda respirar y expresarse con libertad. En esa búsqueda, paradójica, a la manera del conflicto edípico, Andrea se encamina, sin sospecharlo, a una nueva prisión: la casa de su familia en la calle Aribau.

La habitación que se le asigna, donde pasa hasta hambre, según su primera y definitoria impresión, es “la buhardilla de un palacio abandonado”. Sus esperanzas de autonomía son constantemente socavadas. “Habían colocado sobre el armario [del nuevo cuarto que le fue asignado] una pila de sillas de las que sobraban en todas las partes de la casa”. Como opresivo colofón, la joven encuentra una nota de su tío Juan que le advierte: “Sobrina has el favor de no cerrarte con la llave. En todo momento debe estar libre tu habitación para acudir al teléfono”.

En Nada, la mujer es un objeto, posesión masculina, no sólo corporalmente, sino emocional e intelectualmente. Eh ahí el por qué la resuelta Ena, de rasgos masculinos, deconstruye el estereotipo pasivo que distingue al “segundo sexo”, y encara el reto, obsesivo, de seducir y no ser seducida. En sus dos opciones significadoras – la política (la gran oculta metáfora que denuncia la represión y desenmascara la doble moral de la ideología franquista), así como la individual (la sexualidad de la mujer en sí) –, se concreta la dicotomía sumisión versus rebelión. Lo que explica las fricciones entre Andrea y su tía Angustias; la primera anhela emanciparse, mientras la segunda le recalca los patrones de obediencia que determinan el comportamiento femenino. La emancipación implica desorden para Angustia. Si bien, ella, como exponente de la decadente moral de la dictadura que encarna, amparada en preceptos religiosos, predica una moral que no practica.

La desigualdad económica entre hombres y mujeres transita un entorno en la novela donde las penurias de postguerra no parecen distinguir géneros; no obstante, el desnivel económico entre ambos es irrebatible. El término ‘jefe’, tan aborrecido por las feministas, es pronunciado reiteradamente en el marco familiar para referirse a un hombre: el padre de Ena. A su vez, en el desenlace, la aparente solución al dilema que enfrenta Andrea, es una propuesta de carácter económico, ponderada por el señorío patriarcal: “Hay trabajo para ti en el despacho de mi padre, Andrea”.

Al cerrar este somero recorrido por la colosal Nada, gravitando el universo literario Andrea/Laforet, os invito a arrimaros confiadamente a esta obra de arte excepcional, de lectura fácil, agradable, didáctica y edificante.


domingo, 26 de agosto de 2012

Adiós a un innovador de la danza

Merce Cunningham, 1973
Por Leonardo Venta

 
Movimientos corporales encauzan las emociones, los estados anímicos,  las ideas... Se salta, se gira, se libera el espíritu, se rebosan los sentidos en irrepetibles vuelcos. Ya sea como un ritual, a manera de contar una historia, experimentar un arrobamiento de placer, o en el simple anhelo de palpar la beldad, la danza despliega en su singular lenguaje los filamentos más entrañables del ser.

Divaga con nosotros desde nuestros primeros gestos, sin percatarnos apenas. Nos escolta en el jubiloso salto del anhelado asentimiento, en el abrazo emotivo del primer encuentro amoroso, en la languidez del último adiós, en el arrebato de la ira, en el rictus colosal de un orgasmo. Nos corteja en la levedad de caminar, en el ademán afectuoso de una reunión de amigos, en la solemnidad de una marcha nupcial.

Diversas culturas se expresan en disímiles manifestaciones danzarias, revelando peculiaridades de cada idiosincrasia. Lo mismo se danza un nocturno de Chopin “sur les pointes”, en “Las sílfides”, que una cadenciosa rumba cubana callejera, que un vistoso joropo venezolano, o un brioso jarabe tapatío de Jalisco.

La danza es madre. Ama y trepida. También llora la pérdida de de sus hijos. El bailarín y coreógrafo Merce Cunningham, natural de Centralia, en el estado de Washington, falleció en su casa de Nueva York en horas de la madrugada del 26 de julio de 2009, por causas naturales.

El  16 de abril, había celebrado en Nueva York el nonagésimo aniversario de su natalicio con una nueva coreografía titulada “Nearly Ninety (Casi noventa)", un espectáculo de 90 minutos sobre música de guitarras eléctricas y ruido industrial compuesta por una banda de rock integrada, entre otros, por Paul Jones, ex integrante de Led Zeppelin.

Líder del vanguardismo en la danza, la figura de Cunningham ha sido comparada con la de Isadora Duncan, Sergei Diáguilev, George Balanchine y Martha Graham (de la cual fue discípulo), por los cuestionamientos postmodernos que incorporó a la danza en cerca de siete décadas de carrera artística.

Desde temprana edad, Cunningham manifestó una inconfundible vocación artística. En 1937, ingresó en el Instituto Cornish en la ciudad de Seattle para estudiar teatro y danza. Allí conoció al músico y compositor John Milton Cage, con quien estableció un maridaje artístico y afectivo que duró hasta el fallecimiento de éste último en 1992. Cunningham estudió también en la universidad de Bennington, donde Martha Graham impartía clases, incorporándose a su compañía como primer bailarín hasta 1945.

Después de haber sido profesor en el American Ballet, Cunningham fundó en 1953 su propia compañía de danza, que llevaba su nombre, la cual dirigió hasta sus últimos días, cuando ya se encontraba confinado a una silla de ruedas. Creó más de 200 coreografías, muchas de las cuales recorrieron los más importantes escenarios del mundo. “Merce vio la belleza en lo cotidiano, y eso es lo que lo hizo extraordinario", comentó Trevor Carlson, director ejecutivo de la fundación Cunningham. "No dejó que las convenciones le dictaran el rumbo, pero fue un artista genuino, honesto y sincero en todo lo que hizo".

La danza creada por Cunningham refuta lo concreto, sin pretensiones narrativas ni emocionales; se mueve con una libertad admirable en búsqueda de la belleza exclusivamente dentro del campo de la genuina pureza del movimiento. "Mi idea siempre ha sido explorar el movimiento físico humano", había expresado al dar a conocer su "Plan de Legado Viviente", destinado a perpetuar su arte tras su desaparición física. El proyecto comprendió una última gira mundial de dos años de la compañía. El genial coreógrafo fijó antes de morir hasta el precio de las entradas al espectáculo de despedida en Nueva York: 10 dólares.





martes, 21 de agosto de 2012

"El juego de Electra", obra basada en "Electra Garrigó" de Virgilio Piñera, se exhibe en Miami

Mephisto Teatro - Artes y Producciones Artísticas, Spain,
ELECTRA’S PLAY
By Liuba Cid (based on Virgilio Piñera’s Electra Garrigó)

CAST
Aegisthus / Agamemnon.........Vladimir Cruz
Electra.........Dayana Contreras
Clytemnestra.........Yolanda Ruíz
Orestes.........Rey Montesinos
Pedagogue.........Javier Gurruchaga [Offstage voice]
Musician.........Mª Teresa Gómez Lozano [Viola]

About the Company: MEPHISTO TEATRO is an international project that brings together actors from Cuba and Spain who are renowned figures in the contemporary stage. Many of the company’s Cuban artists (actors, dancers, and musicians) are involved in Spain in several projects in theater, film, and television. Under Liuba Cid’s direction, the company studies thoroughly the theatrical act proposing bridges between different aesthetic currents and opening its doors to classical and contemporary projects from Cuba, Spain, and Latin America. Mephisto Teatro started in 2009 with Lope de Vega’s classic Fuenteovejuna, commissioned by Almagro’s Classical Theater Festival as its closing production. In 2011, Caceres’ Classical Theater Festival commissioned Cid’s version of Rojas Zorrillas’ Donde hay agravios no hay celos. The company has traveled throughout Spain and internationally invited to the most important festivals of classical theater. Liuba Cid (director and playwright) has directed more than 50 plays including H. Müller’s Medea Material (Havana 1991) and Landscape with Argonauts (Havana 1991), A. Artaud’s Pantomime (Havana 1990), Javier Tomeo’s Historias Mínimas (Spain 1994), S. M. Bermúdez’s La noche de los Quijotes (Spain 2005), and Liuba Cid’s Los Virtuosos (Spain 2012).

Mephisto Teatro - Artes y Producciones Artísticas, España,
EL JUEGO DE ELECTRA
De Liuba Cid (basada en Electra Garrigó deVirgilio Piñera)
24 y 25 de agosto a las 8 p.m; 26 de agosto a las 5 p.m
ELENCO
Egisto / Agamenón.........Vladimir Cruz
Electra.........Dayana Contreras
Clitemnestra.........Yolanda Ruíz
Orestes.........Rey Montesinos
Pedagogo.........Javier Gurruchaga [Voz]
Músico.........Mª Teresa Gómez Lozano [Viola]

Historia de la compañía: MEPHISTO TEATRO es un proyecto internacional que acoge actores y actrices de Cuba y España, con gran experiencia en la escena y que son reconocidas figuras del panorama teatral actual. Gran parte de los artistas cubanos que nutren la compañía (actores, actrices, bailarines y músicos), se encuentran actualmente en España realizando diversos proyectos en el teatro, el cine y la televisión. Bajo la dirección de Liuba Cid, la compañía se adentra en la creación teatral proponiendo puentes entre diferentes estéticas teatrales, abriendo sus puertas a proyectos clásicos y contemporáneos de Cuba, España e Iberoamérica. Mephisto Teatro inicia su andadura en el año 2009 con el encargo del Festival de Teatro Clásico de Almagro de clausurar su programación con una versión del clásico de Lope de Vega Fuenteovejuna. Posteriormente estrena por encargo del Festival de Teatro Clásico de Cáceres, la versión del clásico de Rojas Zorrillas Donde hay agravios no hay celos. Desde 2009 y hasta la fecha, ha realizado diversas giras nacionales e internacionales por los principales Festivales de Teatro Clásico. Liuba Cid (directora teatral y dramaturga) ha dirigido más de 50 montajes teatrales, entre los que destacan: Medea Material de H. Müller (La Habana 1991), Paisaje con Argonautas (La Habana 1991), Pantomima de A. Artaud (La Habana 1990), Historias Mínimas de Javier Tomeo (España 1994), La noche de los Quijotes de S. M . Bermúdez (España 2005), Fuenteovejuna de Lope de Vega (España. 2009), Donde hay agravios no hay celos de F. De Rojas Zorrilla (2011) y Los Virtuosos de Liuba Cid (España 2012).

Tribute Includes Five Productions from Cuba’s Most Important Playwrig

August 31-Sept. 2: Los Siervos / The Serfs. Teatro de la Luna (Cuba). Director – Raúl Martín
After three sold-out performances of Delirio Habanero last October at the Miami Dade County Auditorium, Teatro de la Luna returns to Miami with Los siervos / The Serfs. Written in 1955 as a mockery of the false ideology of Soviet Communism, it is an anti-bourgeois farce that derides hierarchies, dictatorships, and the many uses and abuses of power that determine human conduct. Its director takes advantage of absurdist techniques, singing and dancing to bring us a brilliant and funny play that from stage design to acting techniques is far from the realism we are used to seeing in the contemporary American stage.

September 7-9: Una caja de zapatos vacía / An Empty Shoe Box. E. G. Productions (Miami). Director – Eloy Ganuza
Twenty-five years after the world premiere in Miami, Eloy Ganuza brings to the stage a new version of Piñera’s classic about power relationships. Three characters rehearse the transfer of power to the mightiest. This new production highlights the interconnections between gender, sexuality and politics through the use of black humor, music and dance.

September 14-22: Carrying Water in a Sieve: an evening of two one acts: You Always Forget Something and False Alarm. UM Jerry Herman Ring Theatre (Miami). Director - Henry Fonte
Translation by Kate Eaton

Produced by the University of Miami’s Department of Theatre Arts and Jerry Herman Ring Theatre, these two delightful one-act comedies highlight Piñera’s playful sense of humor. The first, You Always Forget Something, is a fanciful comedy about four eccentric women who try to make order out of a capricious society, but by doing so they create chaos, disorder, and mayhem. The other, False Alarm, hilariously portrays the predicament of a man charged with murder who struggles to save his crumbling sanity in the face of a demented widow and an irrational judge. Both short plays exemplify Piñera’s unique writing style and his wonderfully absurd sense of humor.



sábado, 11 de agosto de 2012

El Libertador (y III)

Después de desembarcar en el puerto de La Guaira, un viajero se encaminó hacia la capital venezolana. Recorrió el Camino de los Españoles, hasta detenerse ante la estatua ecuestre de Simón Bolívar. El peregrino – José Martí –  “no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de Bolívar, Y cuentan que el viajero, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo. El viajero hizo bien, pues todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre”.
                                                      Por Leonardo Venta

“En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, así como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana".
                                                                                      José Martí

Simón Bolívar – a quien Miguel de Unamuno calificara como “el alma inmortal de la Hispania máxima, miembro espiritual sin el que la Humanidad quedaría incompleta” –, tras desarticular el influjo divisionista de los caudillos y ganar a los marginados para su causa, consolidó la emancipación sudamericana en el fervor del campo de batalla dentro de un marco ideológico delineado por sus propios escritos y discursos.

La sana obsesión de Bolívar fue hermanar a todas las antiguas colonias españolas del continente. Así el héroe de tantas batallas atravesó los empinados Andes para derrocar a las tropas españolas en Boyacá (1819), la primera ofensiva determinante para la independencia del Virreinato de la Nueva Granada (la actual Colombia). En el Congreso de Angostura (1819), donde fue nombrado presidente de la Gran Colombia – que comprendía los presentes territorios de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá –, ratificó la premura histórica de la integración latinoamericana en un discurso que tasa la solidez de su pensamiento.

Intrépido de esperanzas, en la Batalla de Carabobo (junio de 1821) rompió las cadenas de servidumbre que sujetaban a su suelo natal. Si bien, fue nombrado presidente de las dos provincias independizadas, encomendó el mandato de la Nueva Granada en manos del vicepresidente Francisco de Paula Santander y la de Venezuela a cargo del general José Antonio Páez para él poder extender el renacer libertario a otros confines americanos.

Junto al Mariscal Antonio José de Sucre, liberó con titánico arrojo la Audiencia de Quito (actual Ecuador), tras vencer en la batalla de Pichincha (1822). Poco después, comandó la insurrección del Perú, última fortificación española en Sudamérica. En 1824 obtuvo la resonada victoria de Ayacucho. Los últimos enclaves realistas del Alto Perú fueron disueltos en 1825, creándose allí la República de Bolívar (actual Bolivia). Este gigante, que no cabía en su diminuto cuerpo, fue Presidente de Colombia (1819-30), Perú (1824-26) y Bolivia (1825-26).

La grandeza de Bolívar se extendió por toda la Gran Colombia, vasto territorio que entonces abarcaba desde el Caribe hasta la frontera argentina. Sin embargo, ingratamente, su ideal de una Hispanoamérica unida fue prontamente lacerado. Las guerras civiles no se hicieron esperar, incitadas por las mezquindades personales de sus líderes y los intereses de cada zona en continúa pugna con las regiones colindantes. En el revelador texto Una mirada sobre la América española, Bolívar derrama con amargura su desilusión: “No hay buena fe en América, ni entre las naciones. Los tratados son papeles; las Constituciones libros; las elecciones combates; la libertad anarquía; y la vida un tormento”. ¿Un pensamiento visionario que aun hoy nos atañe?

En 1829 se agudizó irreversiblemente la crisis de la Gran Colombia, de la misma manera que se quebrantaba la salud del Libertador. El caudillo Páez encabezó un nuevo levantamiento que intentaba separar a Venezuela de la Gran Colombia y, al mismo tiempo, erigirse en jefe de gobierno. Se le prohibió a Bolívar la entrada a territorio venezolano. Decepcionado y muy enfermo, el gran héroe renuncia a la presidencia.

Se marchó desolado a Cartagena, no sin antes despedirse de su amada Manuela Sáenz, cuya intensa relación Neruda compendia en los siguientes versos: “Hasta hoy respiramos aquel amor herido, / aquella puñalada de sol en la distancia". Estando en Cartagena, el 1º de julio de 1830, la noticia del asesinato de su entrañable amigo Sucre, le inflige uno de esos golpes devastadores, “resaca de todo lo sufrido”, a los que se refiere Cesar Vallejo en “Los heraldos negros”.

En fatídico peregrinar por la costa atlántica colombiana, la ineludible, con sus pálidos labios de escarcha, finalmente mitiga la fiebre que literalmente consumía la frente de nuestro coloso de luz, un 17 de diciembre de 1830, a las doce del día, cuando contaba sólo 47 años de edad.

En el pasaje en Caracas, donde un fatigado viajero busca amparo a la sombra de  la estatua  “que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo”, el peregrino – José Martí –  expresa: “Bolívar murió de pesar del corazón, más que de mal del cuerpo, en la casa de un español, en Santa Marta. Murió pobre, y dejó una familia de pueblos”. ¡Nosotros somos esa familia!

El libertador (II)

El edificio que acoge al Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano, en Caracas, abriga con celo el famoso retrato al óleo de Simón Bolívar, obra de Paul Guérin (1824).

Por Leonardo Venta

La promesa realizada por Simón Bolívar en el Monte Sacro, durante su viaje a Roma en 1805, lo circunscribe al sentir romántico del siglo XIX: “Juro por el Dios de mis padres; juro por ellos: juro por mi honor, y juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”.

Ya en Caracas, en junio de 1807, conspiró contra el régimen absolutista español.
El 9 de julio de 1810, zarpó en la corbeta inglesa Wellington rumbo a Londres. Entre sus objetivos, procuraba rescatar al también caraqueño Francisco de Miranda para la causa de la revolución, y conseguir el apoyo británico para dicha empresa. El joven Bolívar logra sus propósitos. Si bien, luego de la capitulación de Francisco de Miranda en San Mateo, el 25 de julio de 1812, se vio precisado a exiliarse.

Bolívar se desplazó a la isla antillana de Curaçao, desde donde se dirige a la capital del virreinato de Nueva Granada, la actual ciudad colombiana de Cartagena. Allí redactó su primer gran documento político, el “Manifiesto de Cartagena”, donde plasma la necesidad de crear una conciencia de nacionalidad americana y, sobre todo, la necesidad de unidad: “Nuestra división, y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud”, asevera.

En agosto de 1813, superando grandes conflictos dentro del marco de sus propias filas, entra victorioso en Caracas, en la que ha sido bautizada como “la campaña admirable”. La capital de la provincia de Venezuela, fundada en 1567, le coloca la aureola de Libertador. Sin embargo, los enfrentamientos de clases y de castas mellan los elevados propósitos libertarios de Bolívar.

Se inició una guerra social, marcada por el levantamiento de caudillos y los enfrentamientos entre llaneros y criollos. Las tropas de Bolívar fueron derrocadas por los llaneros. Desde Carúpano, el jefe patriota vuelve a reconocer la falta de unidad en el seno de la revolución, lo que, en su opinión, fue la causante de la guerra civil: “Así, parece que el cielo, para nuestra humillación y nuestra gloria, ha permitido que nuestros vencedores sean nuestros hermanos”.

Cartagena se deshacía en una lucha acérrima entre partidarios y enemigos del Libertador. Las divisiones y conflictos entre los dirigentes de la revolución incidieron en la renuncia de Bolívar a su regreso a Santa Fe. Se marcha a Jamaica, en mayo de 1815. En la bronceada isla caribeña, el héroe ante cuya estatua llorara José Martí, no cesa de luchar por la libertad con la que se comprometiera en 1805 en el Monte Sacro. Desde Kingston, escribe numerosas misivas a políticos y personalidades influyentes en busca de apoyo.

Entre los textos redactados por Bolívar en esa etapa, resalta la “Carta de Jamaica”, texto que certifica su gran capacidad como visionario político. De Jamaica se dirige a Haití, la primera región emancipada en América, donde organizó junto a otros exiliados venezolanos la llamada expedición de Los Cayos con los buques y pertrechos facilitados por el presidente haitiano Alexandre Petion. A mando de dicha expedición, desembarcó en la isla Margarita, el 2 de mayo de 1816. El 1º de enero de 1817 pisa suelo venezolano. Cuenta ahora con el apoyo de las temidas fuerzas montoneras de los Llanos, una caballería que desmembró completamente al enemigo.

El gran reto para Bolívar continuó siendo integrar todos los estratos de la sociedad en la lucha por la independencia. Se hizo necesaria una reconsideración de la estrategia política inicial. Las clases protagonistas, la aristocracia criolla y la burguesía mercantil, y las pujantes masas populares chocaban. Había odios y recelos de ambas partes. Los peninsulares se aprovechaban de esas diferencias incitando a los grupos marginados contra los criollos partidarios de la emancipación. La división interna fue la peor enemiga de la independencia.

Con los decretos de Carúpano y Ocumare de la Costa, en 1816, ratificados ante el Congreso de Angostura de 1819,  Bolívar ofreció la libertad a los esclavos que tomasen las armas para luchar por la libertad.  Él mismo hizo efectiva esta disposición con los suyos. En 1817, se unieron a las filas bolivarianas los temidos llaneros. De esa manera, el genio del caraqueño acertó en unificar a las fuerzas patrióticas bajo su mando, desarticulando el influjo divisionista de los caudillos. La adhesión de los grupos tradicionalmente marginados constituyó un factor decisivo en las consiguientes victorias de las fuerzas emnacipadoras.

El Libertador (I)

El martes, 24 de julio de 2012, el presidente venezolano, Hugo Chávez, reveló la foto digital del “nuevo” rostro del Libertador, realizada con el apoyo  de la técnica craneométrica. Este otro semblante de Bolívar ha recrudecido la reinante polémica entre partidarios y detractores del actual régimen venezolano.
                                                                              
Por Leonardo Venta


En su viaje de Nueva York a Venezuela en 1881, José Martí realizó apuntes a lo largo de una travesía de 12 días en barco. Años más tarde, en su revista infantil La Edad de Oro, al rememorar su llegada a tierra venezolana, escribe: "Cuentan que un viajero llegó a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó donde se comía ni se dormía, sino cómo se iba adonde estaba la estatua de Bolívar. Y cuentan que el viajero, solo con los árboles altos y olorosos de la plaza, lloraba frente a la estatua, que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo".

En el artículo “Tres héroes”, que conforma el primer número de La Edad de Oro, y en el cual Martí honra a Simón Bolívar, al cura Hidalgo y a José de San Martín, señala refiriéndose al primero: “Ganó batallas sublimes con soldados descalzos y medios desnudos. Todo se estremecía y se llenaba de luz a su alrededor. Los generales peleaban a su lado con valor sobrenatural”.

En Santiago de León de Caracas, nació Simón Bolívar la mañana del 24 de julio de 1783, destinado a convertirse en el líder indiscutible de la revolución que culminó con la emancipación de Sudamérica frente al poder colonial español, por lo que ha sido ennoblecido por la historia con el título honorífico de Libertador.

Proveniente de una acaudalada familia criolla venezolana, Bolívar quedó huérfano de madre y de padre siendo muy pequeño. Pasó al cuidado de su abuelo materno Don Feliciano Palacios, a quien también perdió a los 10 años. Tuvo como maestros al presbítero José Antonio Negrete, al político, humanista y poeta Andrés Bello y, sobre todo, a Simón Rodríguez, uno de los intelectuales americanos más importantes de su tiempo.

“Él formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso”, expresó Bolívar al referirse a Rodríguez. “Las relaciones entre Bolívar y Simón Rodríguez tienen algo de gran telón andino, de las consabidas y vastas resonancias en el libro de los destinos entre maestro profeta y discípulo genial”, afirmó en su decir inconfundible José Lezama Lima.

Bolívar leyó y admiró a pensadores de la Ilustración – marcados por las tendencias hacia el liberalismo político y económico y la reforma humanitaria –, entre ellos John Locke, Jean-Jacques Rousseau, Voltaire y Montesquieu. Con tan sólo 19 años de edad, viajó a Madrid, donde residían sus tíos maternos. En tierra española contrajo matrimonio con María Teresa del Toro y Alayza, el 26 de mayo de 1802. Pronto regresó a Caracas.

La muerte nuevamente se ensaña contra él, llevándose a su amada a escasos ocho meses de matrimonio. Opinan sus biógrafos que esa desgracia curtió, en parte, su fornido y estoico espíritu. Abatido pero no amilanado, regresó a España para adentrarse en el estudio de los clásicos antiguos y modernos, de los grandes pensadores bajo la tutela del sabio marqués Gerónimo de Ustáriz.

Viajó a través de España, Francia e Italia. En París, se embebió de las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón Bonaparte y a Humboldt. En sus tres viajes a Europa, en 1799, 1803 y 1810, permaneció allí algo más de siete años. En Cádiz, ingresó a la masonería a los 21 años. En sus filas, ahondó en los filosofismos, en las esferas de las virtudes del espíritu: la templanza, la firmeza de ánimo, el valor, la devoción a la justicia, la perseverancia y la humildad, entre otras.

El 15 de agosto de 1805, en la colina romana conocida como el Monte Sacro, juró libertar a su patria ante su maestro Simón Rodríguez. En aquel histórico momento, el Libertador pronunció las palabras definitorias de su existencia: “Juro por mi honor y juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que se hayan roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”.

sábado, 4 de agosto de 2012

Lara Fabian en el espectáculo “En toute intimité” en el Olympia de París



1. "Bambina" - intro 2. "J'y crois encore" 3. "Comme ils disent" 4. "Caruso" 5. "S'en aller" 6. "Aimer déjà" 7. "Voir un ami pleurer" 8. "Je t'aime" 9. "Pour que tu m'aimes encore" 10. "Je suis mon coeur" 11. "Addio del passato" 12. "Mistral gagnant" 13. "Si tu m'aimes" / "Parce que tu pars" 14. "Tu es mon autre" - duet with Maurane 15. "Medley Starmania" 16. "Calling you" 17. "Tout" 18. "Je suis malade" 19. "Immortelle" 20. "Bambina" - guitar/voice version with Jean-Félix Lalanne

Buika 'En Mi Piel' en vivo.

sábado, 21 de julio de 2012

La denuncia social en "La casa de Bernarda Alba"

“La Casa de Bernarda Alba” (1936) es la última de las tres tragedias rurales de Federico García Lorca, junto a “Yerma” (1934) y “Bodas de sangre” (1933)
Por Leonardo Venta

“La casa de Bernarda Alba”, drama de Federico García Lorca, es firmamento de la magia de un cosmos oculto definido por valores universales. Lorca terminó de escribir esta pieza el 19 de junio de 1936 y fue asesinado exactamente dos meses después, el 19 de agosto.

Pepe el Romano, un personaje no visible, es el eje a través del cual se desarrolla la acción de la obra; cinco hermanas que se debaten por poseerlo, una madre autoritaria aferrada a las tradiciones, dos criadas sentenciosas, la locura que habla con cordura en María Josefa – la madre de Bernarda – y el inútil consuelo religioso de Prudencia constituyen a grandes rasgos los personajes fundamentales que mueven la trama de esta tragedia.

La obsesión sobre la moral, el pudor, la esterilidad, la hipocresía y el miedo al “que dirán” son temas abordados por esta pieza teatral mediante personajes que se insertan en una dicotomía de apariencia externa, marcada por los prejuicios sociales de la época, y la interior, matizada por complejas pasiones.

El crítico literario Salvatore J. Poema en su análisis del personaje de Bernarda, divisa el valor simbólico del mismo, a través de elementos opresivos tan variados como son los “de dios tirano en el Antiguo Testamento, de Madre Superiora en el convento, de guardiana de una cárcel, de líder militar o cacique, de directora de un asilo de dementes y hasta de dios mitológico que rige la muerte, Zeus".

La tiranía de Bernarda se ensancha ya que están dadas las coordenadas idóneas para que su opresión navegue soberanamente: cuatro hijas solteras, sin las cuales no tendría la oportunidad de explayar su aplastante autoridad, y una sociedad regida por leyes que cercenan todo tipo de libertad.

A su vez, la morada donde se desarrolla la trama, como entidad personificada en sí, nos remite a los predios de una atmósfera insostenible, que bien pudiera compararse, según Poeta, con “el infierno, un convento, una prisión, una casa de locos y hasta un opresivo cuartel militar”. Desde esa guarida,  la madre defiende resueltamente la apariencia de moralidad de los suyos, defensa matizada por una visión obcecada que ha sido instituida durante siglos de oscurantismo en España.

La casa – lo que vegeta, palidece y palpita en ella – es la escenificación de lo que ha venido acaeciendo por mucho tiempo en el país ibérico, pero llevado al micromundo de cuatro paredes y unos ventanales tapiados por espesos cortinajes.

El calor desesperante y la atmósfera agobiante que preponderan en la casa de Bernarda se contraponen a la alegría y la vitalidad coral que bulle en un mundo exterior regido por hombres. No sería errado señalar que ese constante calor pudiera sugerir asimismo el fuego de la sexualidad reprimida y ahora desbocada en las hijas de Bernarda ante la presencia de Pepe el Romano.

La denuncia de Lorca rebasa los límites de un estrato social, se ensancha, no sólo en su alcance, sino también en su intensidad temática al escrutar la moral, el amor, el odio, el honor ligado a la virginidad y la frustración sexual, entre otros.

La locura de la madre de Bernarda, María Josefa, se desplaya con plena libertad. Son precisamente María Josefa y Adela los personajes que desnudan sus pasiones, En la primera, el autor recurre a la locura; mientras, el suicidio de Adela es una especie de estertor liberador.

El único personaje masculino, Pepe el Romano, merodea la zona subjetiva de la imaginación; en forma de actante, conduce el desarrollo y desenlace trágico de la obra. El espectador/lector tiene que imaginárselo mediante las descripciones de las ardientes mujeres, del afán de Martirio, la hija deforme de Bernarda, de llevárselo a la cama aunque sea en fotos, de las acechantes pisadas del caballo de Pepe en sus rondas nocturnas en búsqueda de episodios amorosos.

Lorca pone el dedo en la llaga. Registra el proscristo crujir de los instintos reprimidos – los anhelos libertarios – que tarde o temprano, cual incontenible ardiente lava arrastran consigo indóciles turbulencias. Para el escritor granadino, así como para nosotros, el oscurantismo, la intolerancia, el dogmatismo, los prejuicios, entre otras plagas, amputan esperanzas, provocan siniestros espirituales, pespuntan cicatrices en la alegría, trazan arrugas en el alma y engendran verdaderos discapacitados de la felicidad. Eh ahí la vigencia y universalidad del teatro lorquiano.


 “La casa de Bernarda Alba” por el Ballet Nacional de Cuba. Coreografía de Iván Tenorio, música de Sergio Fernández Barroso, diseños de Salvador Fernández, libreto basado en la obra homónima de Federico García Lorca. Viengsay Valdés en el papel de Bernarda y Annette Delgado como Adela.

domingo, 1 de julio de 2012

Peregrinaje al altar de la música española

Mary González hace gala de un españolismo traje de cola, el cual combina con un espléndido mantón de Manila. Foto: Cortesía del Teatro Lírico Español de Tampa
Por Leonardo Venta

Una entusiasta audiencia de seguidores del Teatro Lírico Español de Tampa hizo caso omiso de los partes meteorológicos que pronosticaban una tarde tempestuosa, y acudió  el domingo, 24 de junio, al Salón de Actos del legendario Centro Asturiano de Ybor City para presenciar el espectáculo “El nombre de España”.

El programa incluía canciones que despertaban nostalgia, como “Maitechu mía” (de la tradición vasca); otras obraban júbilo, como “Francisco Alegre” y “Granada”; así como “Bailes Bastones”, “Bulerías” y “Rumba Flamenca” incitaron al máximo la españolidad  de los asistentes. Simplemente fue como sentir a la España lejana resguardados de un fuerte aguacero dominguero bajo un literal paraguas artístico.

El responsable de este cara a cara con la música y el baile peninsular a través del tiempo y sus disímiles espacios geográficos fue René González. La agrupación musical que dirige el pianista y arreglista Steve MacColley acompañó a los solistas Mary González, Melanie Rose, Michael Pruitt y Rolando Pérez, quienes pusieron timbre melódico y garras interpretativas a las encantadoras canciones que acicalaron la función.

Al mismo tiempo, el grupo “Faustino y sus bailaoras” y la solista Alta Faisone pusieron la danza ibérica a tono con la atmósfera que exigía un recinto como el Centro Asturiano. Entre las piezas bailadas más aplaudidas figuraron “Rumba flamenca”, por Faustino y sus bailaoras”, y el bello intermezzo de “La Boda de Luis Alonso”, interpretado por Alta Faisone con un dominio agraciado de los pasos rítmicos y de las castañuelas.

René González, uno de los profesionales de la palabra más versátiles de Tampa, animó la matinée en perfecto castellano e inglés. Interpretó, asimismo, “La Sétima”, pieza a tiempo de chotis – ritmo muy parecido al de la polca, pero con una cadencia más reposada –, que él mismo compuso en 1986 y que ha adquirido vigencia con la polémica sobre cuál debiera ser la manera correcta de pronunciar y escribir el nombre de la histórica “Sétima Avenida” de la ciudad de Ybor.

El repertorio del espectáculo fue escogido con meticulosidad por René González, tomando en cuenta la variedad, el interés y el eclecticismo que perseguía un programa de esta índole. Predominó el paso doble, según González, el baile español de salón más típico; las bulerías; el zorcico, un ritmo típico de baile popular tradicional vasco-navarro; las sevillanas y la rumba flamenca, entre otros. Los pregones “La violetera”  muy madrileño, por cierto  y “Clavelitos”, en la voz y el estilo de Melanie Rose recorrieron alagadas mesas donde duendes de quién sabe cuál recuerdo obsequiado con flores suspiraban nostálgicas sonrisas.

El vestuario fue colorido, vivificante, muy acorde al estilo del montaje del espectáculo. Sobresalieron los trajes exhibidos por Mary González, especialmente el que portó con garbo en su interpretación de “Carmen de España”, al hacer gala de una legítima mantilla de madroño negro, apreciable prenda del traje típico en las gaditanas.

Concluido este agasajo artístico, René González y los miembros del elenco se mostraron satisfechos y agradecidos ante la excelente acogida de los asistentes, sabedores estos últimos de que aquella era la única oportunidad que tendrían en todo el año de disfrutar en vivo de la música tradicional española en el área floridana de Tampa.

Entre sus planes inmediatos, el Teatro Lírico se alista para conmemorar su quincuagésimo cuarto  aniversario. El señor González – alma de esta agrupación, con más de 300 espectáculos a lo largo de más de cinco décadas de carrera – compartió conmigo una frase poética que compendia el sentir de toda esta reseña: “Ha sido muy grato haber contemplado los rostros de las personas que asistieron al espectáculo como si hubiera sido una peregrinación al altar de la música española”.