La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

martes, 31 de enero de 2017

Bartolomé de las Casas, desde una perspectiva martiana

"Fray Bartolomé de las Casas" (1875), óleo sobre tela del artista mexicano Félix Parra
Leonardo Venta

“No se puede ver un lirio sin pensar en el Padre de las Casas, porque con la bondad se le fue poniendo de lirio el color…”, así describe al fraile dominico la poética prosa martiana en La Edad de Oro".
Fueron sólo cuatro las tiradas de esta revista para niños, publicada en Nueva York, desde julio hasta octubre de 1889.  Sobre el Padre de las Casas expresa Martí en dicha publicación, como quien se refiere a las virtudes que acompañan a su propio desamparo: "El hombre virtuoso debe ser fuerte de ánimo, y no tenerle miedo a la soledad, ni esperar a que los demás le ayuden, porque estará siempre solo, pero con alegría de obrar bien que se parece al cielo de la mañana en la claridad".
Expone a continuación que "parecía como si tuviera un gran dolor. Era que estaba escribiendo, en su libro famoso de la Destrucción de las Indias, los horrores que vio en las Américas cuando vino de España la gente a la conquista. Se le encendía los ojos, y se volvía a sentar, de codos en la mesa, con la cara llena de lágrimas. Así pasó la vida, defendiendo a los indios".
El noble fraile sevillano, sin ser todavía clérigo, tenía poco más de 20 años cuando se embarcó por primera vez para La Española en la flota del nuevo gobernador Nicolás de Ovando. "Decían los marineros que era grande su saber para un mozo de 24 años", expone Martí. Luego, iba y venía de Europa a América sin temerle a las encrespadas olas que desafían el oceánico abismo que separa los dos continentes. "Seis veces fue a España, con la fuerza de su virtud, aquel padre que 'no probaba carne'. Ni al rey le tenía miedo, ni a la tempestad. Se iba a cubierta cuando el tiempo era malo; y en la bonanza se estaba el día en el puente, apuntando sus razones en papel de hilo", refiere el texto martiano.
El Padre de los derechos humanos, como se le ha calificado, conservó la imagen de aquellos siete amerindios que acompañaron a Cristóbal Colón el 31 de marzo de 1493 en Sevilla, como humilladas piezas de estrenado museo de holocausto, "los cuales yo vide en Sevilla y posaban junto al arco que se dice de las imágenes, situado junto a la iglesia de San Nicolás. Llevó papagayos verdes, muy hermosos y coloreados y guaizas, que eran unas carátulas hechas de pedrería de huesos de pescado".
De las Casas experimentó la imperiosa necesidad de proteger a los aborígenes. Se dedicó a denunciar los abusos que perpetraban los conquistadores en América. “Y si el rey en persona le arrugaba las cejas, como para cortarle el discurso, crecía unas cuantas pulgadas a la vista del rey, se le ponía ronca y fuerte la voz, le temblaba en el puño el sombrero, y al rey le decía, cara a cara, que el que manda a los hombres ha de cuidar de ellos, y si no los sabe cuidar, no los puede mandar, y que lo había de oír en paz, porque él no venía con manchas de oro en el vestido blanco, ni traía más defensa que la cruz”, comenta el conmovedor texto de Martí.
“Era flaco, y de nariz muy larga –apunta el Apóstol cubano, refiriéndose al fraile español–, y la ropa se le caía del cuerpo, y no tenía más poder que el de su corazón; pero de casa en casa andaba echando en cara a los encomenderos la muerte de los indios de las encomiendas…”.
De las Casas conoció y amó al nativo de La Española; al oriundo cubano y puertorriqueño; al de la costa de Paria, en la parte oriental de Venezuela. Estuvo en Panamá, Nicaragua y Guatemala. Fue insigne obispo del Chiapas mexicano, donde se instaló "a llorar con los indios; pero no sólo a llorar, porque con lágrimas y quejas no se vence a los pícaros, sino a acusarlos sin miedo, a negarles la iglesia a los españoles que no cumplían con la ley nueva que mandaba poner libres a los indios, a hablar en los consejos del ayuntamiento, con discursos que eran a la vez tiernos y terribles, y dejaban a los encomenderos atrevidos como los árboles cuando ha pasado el vendabal".
Sintió la opresión del “otro” como suya propia, y no “bajó el tono, ni se cansó de acusar, ni de llamar crimen a lo que era, ni de contar en su 'Descripción' las 'crueldades', para que el rey mandara al menos que no fuesen tantas, por la vergüenza de que las supiera el mundo”, puntualiza el brillante representante del modernismo.
El pensador cubano hilvana razones que evidencian la forma en que hombre justos, como el religioso sevillano, son habitualmente percibidos, "porque los hombres suelen admirar al virtuoso mientras no los avergüenza con su virtud o les estorba las ganancias; pero en cuanto se les pone en su camino, bajan los ojos al verlo pasar, o dicen maldades de él, o dejan que otros las digan, o lo saludan a medio sombrero, y le van clavando la puñalada en la sombra".  
Fray Bartolomé de Las Casas vivió sus últimos años en Madrid. “Casi a escondidas tuvo que embarcarlo para España el virrey, porque los encomenderos lo querían matar”, añade el texto martiano. El 17 de julio de 1566 falleció en el convento de Nuestra Señora de Atocha en la capital española. “Él se fue a su convento, a pelear, a defender, a llorar, a escribir. Y murió, sin cansarse, a los noventa años”, concluye el hermoso y edificante texto.

domingo, 29 de enero de 2017

En el 164 aniversario del natalicio de José Martí

“Retrato de José Martí”, óleo sobre lienzo a tamaño real, obra de Raúl García Huerta y sus alumnos, donado al Centro Histórico Cultural Cubano de Tampa, el 19 de mayo de 1991


Por Leonardo Venta

No hay nada que complazca más a la virtud que pronunciar, con imperiosa insistencia, el nombre de José Martí. Cada año, alrededor de esta fecha, lo proclama asido al anhelo de "admirar y hacer admirar" su humilde grandeza. Este 28 de enero de 2017 en el 164 aniversario de su natalicio no será la excepción.
            Todo lo que se diga sobre Martí corre el riesgo de convertirse en expresión repetida, pues por más de un siglo un holgado inventario de publicaciones y merecidos elogios acicalan su memoria. Si bien, para aquellos que saben atesorar el recto modo de proceder y la genialidad en su esencia más universal, el sentir martiano se renueva de día en día.
            En marzo de 1870, con sólo 17 años de edad, fue condenado a seis años de trabajos forzados por haber escrito una carta reprobando la conducta anticubana de un compañero de estudios. Este hecho definió su vía crucis hasta la muerte en Dos Ríos, a la edad de 42 años.
            “Cuando muere lo hace en una batalla para despedirse con misterio y hoy que le celebramos la aparición, rindiéndole las gracias, seguimos tocándolo y reconociéndolo despacio para justificar el surgimiento de su germen, como si lo igualáramos a la semilla que necesita de su tierra”, afirma el otro José cubano: Lezama Lima.
            Sacrificó su bienestar y el de su familia, así como la continuidad y atención de su carrera literaria por amor a la libertad. No obstante, su prosa diáfana, aguda, y su verso elfo asidos a la justicia, a la verdad y al amor trazaron la brecha del movimiento modernista en la América española.
            No fue un escritor de torre de marfil sino un sagrario de abnegación. La estética de su obra no responde a una voluntad de estilo planeada, tal como lo confiesa en el prólogo a su Ismaelillo, dedicado a su hijo José Francisco: “Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado de pintarte”.
            Sus dotes de oratoria –como certifica su coterráneo Manuel de la Cruz: “… según los que le oían habitualmente, pocos oradores han dado a su palabra el tono, el calor y la fuerza que imprimía a sus discursos”– hinchieron el patriótico espacio del Liceo Cubano en su primera visita a Tampa, el 26 de noviembre de 1891, al pronunciar el discurso “Con todos y para el bien de todos”. 
            Allí propone “la fórmula del amor triunfante, alrededor de la estrella de la bandera nueva”, y enardece el ánimo de sus compatriotas hasta el arrebato cuando proclama: “¡Yo no sé qué misterio de ternura tiene esta dulcísima palabra [cubano], ni qué sabor tan puro sobre el de la palabra misma de hombre, que es ya tan bella, que si se la pronuncia como se debe, parece que es el aire como nimbo de oro, y es trono o cumbre de monte la naturaleza!”.
            En el mismo Liceo, pronuncia al siguiente día otro ferviente discurso, "Los Pinos Nuevos”, en una velada en memoria de los ocho estudiantes de medicina fusilados en La Habana colonial, el 27 de noviembre de 1871. “Lo que anhelamos es decir aquí con qué amor entrañable, un amor como purificado y angélico, queremos a aquellas criaturas que el decoro levantó de un rayo hasta la sublimidad, y cayeron, por la ley del sacrificio”, afirma en su panegírico.
            Clareó y cortejó, aun tratándose de los siempre apremiantes artículos periodísticos, la sensible elegancia del lenguaje en su espiración más pura. Desde sus primeros bostezos hasta la carta inconclusa a Manuel Mercado, que precediera su desaparición física, toda su obra es un derroche de lirismo, humilde franca probidad y primoroso desbordamiento de talento.
             Evocar a Martí es palpar el costado más sublime de las entrañas humanas, la entereza y la excelencia; saciar –trémulo hasta las lágrimas– "el hambre y sed de justicia" presentes en el espíritu del sermón de las bienaventuranzas, paradigma de una existencia consagrada al mejoramiento humano, al extremo de inmolarse por esa causa.

viernes, 20 de enero de 2017

La crónica más larga. Periodismo cubano en el exilio

: "Podía haber elegido otro título, pero este creo que recoge la sensación de cansancio que embarga a la mayoría de los cubanos, cansancio de ver que las cosas siguen igual, cansancio de ver que la gente sigue perdiendo la vida en el camino, que las familias siguen separándose por el interés de unos cuantos", Fabio Murrieta

Por Leonardo Venta

Escribir una reseña sobre una antología –refiriéndonos a la evaluación del libro en contraste con el esfuerzo y la habilidad que requiere de parte del editor combinar textos para abrigarlos en un nuevo refugio– no es tarea fácil. Habrá algunos que nos parecerán mejores. No creo sea un misterio el que esto ocurra. La afinidad de ideas, el interés que ciertas temáticas despierten en nosotros, así como su estilo, determinan en parte nuestras preferencias y aversiones.
            Si hay un libro recientemente publicado que ha despertado mi interés es La crónica más larga. Periodismo cubano en el exilio (noviembre de 2016), una antología editada y con prólogo del ensayista, crítico, editor e investigador literario Fabio Murrieta, director de la editorial Aduana Vieja (España).
            En el prólogo, el autor expresa: "Es un libro que se puede leer como se lee un diario. Desde el principio hasta el final, o viceversa, se puede comenzar por las últimas páginas y llegar al comienzo, porque no hay sincronía ni más lógica que la de la libre asociación".
            Según Murrieta, si existe algún mérito en la obra es el haber intentado, al decir de Gastón Baquero, "un periódico sin fecha", que se propone "recuperar para el lector contemporáneo, el que está en la Isla, y el que vive fuera de ella, una serie de textos que le van a permitir, en algunos casos conocer por primer vez, o en otros casos reencontrarse, con historias, recuerdos, sucesos y personajes desde la perspectiva que aporta el exilio".
            Como lectores, perseguimos voces –internas y externas–, quizá inconscientemente, con las que podamos identificarnos; escombramos modos que impresionen nuestros sentidos. En esa susodicha búsqueda, si el destierro para algunos se repliega en la asfixiante nostalgia, esta recopilación de textos de periodistas de la diáspora cubana, en palabras de su editor, "la mayoría de las veces es un punto de vista privilegiado, por la libertad, la riqueza de matices y de fuentes, la claridad, el temple y la serenidad que aporta la distancia, sea forzosa o voluntaria".
            La crónica más larga... contiene 53 artículos de un casi igual número de autores. Algunos aparecen con más de una obra, según el editor, "por razones temáticas". Encabeza el libro, "Despedida de los lectores", la carta que dejó Gastón Baquero al habanero Diario de la Marina, del cual era Jefe de Redacción, al partir al exilio en 1959, cuyo contenido es un verdadero manifiesto ideológico: 'Vale más morir junto a una idea vencida, en la cual se cree todavía, que unirse al carro victorioso que pasa, renunciando a tener ideas, a defender una ideología, a proclamar la visión propia y sincera que se tiene de los hombres y del mundo".
            "(...) me detengo sobre cada golpe de tecla con pudor (...) tratando de pensar en su literatura ya no como el manuscrito o el libro recién publicado del amigo, sino como una parte del controversial canon que puede conformarse para las letras cubanas, incluyendo, por supuesto, las de las dos orillas", expresa la profesora, periodista, ensayista e investigadora literaria Madeline Cámara, en su trabajo "Otro encuentro con Carlos Victoria", un obituario donde examina el estilo del escritor camagüeyano que abandonó Cuba durante el llamado Éxodo del Mariel, al mismo tiempo que rescata memorias compartidas.
            "Estoy honrada de participar en esta nueva edición de Aduana Vieja. Era necesario hacer ese reconocimiento a una producción tan rica en las letras cubanas. Esperamos que pronto tengamos acceso a otra antología parecida sobre el periodismo cultural en la República, a mi juicio, nuestra edad de oro en ese género", nos indica la doctora Cámara. 
      Por su parte, el escritor, curador y crítico de arte Joaquín Badajoz analiza el éxito comercial y artístico del paisajista cubano en el exilio Tomás Sánchez, refutando, mediante un acertado análisis de la obra del pintor, el mito del mercado en la sociedad capitalista, que reduce al artista a una mercancía. "En un país que intentó imponerles a los artistas, durante cuatro décadas, la peregrina idea de que para danzar en el mercado era necesario prostituirse, hacer concesiones, empeñar el alma y el talento, el éxito comercial y artístico de Tomás Sánchez es, cuando menos, provocador", afirma Badajoz.
            La antología igualmente recorre temas como el deporte, la música, el cine, el ballet, la solidaridad, la economía y la política. En esos renglones, aparecen textos como "El 68 del béisbol cubano", de Roberto Madrigal; "La tarde que conocí a Beny Moré ", de Jorge Posada; "Juan Carlos Cremata sobre la censura en Cuba", de Luis Felipe Rojas; "Por qué los bailarines cubanos siguen escapando", de Roger Salas; "Algo más para la América Hispana", de Ángel Cuadra; "El fin del embargo", de Andrés Hernández Alende"; así como "Los cinco errores de Obama en su nueva política sobre Cuba", de Carlos Alberto Montaner, entre otros.
            Al preguntarle a Fabio Murrieta la razón por la que escogió incluir en el título de la antología la expresión 'la crónica más larga', refiriéndose al periodismo cubano en el exilio, reproducimos íntegramente su detallada respuesta, la cual, a nuestro juicio, resumen el contenido de este valioso libro:

 El exilio cubano por razones políticas comenzó en el siglo XIX. Durante todo ese período, los periodistas, economistas, sociólogos, analistas y escritores cubanos han estado dejando testimonio del fenómeno con sus textos. En todos se evidencia una unidad, basada en el deseo de poner fin a la separación de la comunidad cubana, de mantener vivas las tradiciones, de luchar por la libertad de expresión. La idea del título es precisamente esa, que todo el libro se puede leer como una crónica que dura ya demasiado tiempo.
No es sólo el exilio de los años sesenta, o el de los ochenta con el Mariel, o el de los balseros en los noventa del siglo pasado. Ahora mismo, hay miles de cubanos atrapados en las selvas centroamericanas y que intentan alcanzar los Estados Unidos.
El periodismo cubano en el exilio se ha enfrentado a una historia desgarradora, que es la historia de la separación y de la pérdida de las familias, de los seres queridos, de los sueños y de las ilusiones. Podía haber elegido otro título, pero este creo que recoge la sensación de cansancio que embarga a la mayoría de los cubanos, cansancio de ver que las cosas siguen igual, cansancio de ver que la gente sigue perdiendo la vida en el camino, que las familias siguen separándose por el interés de unos cuantos.
Cierra el volumen "Déjà vu", de Alejandro Río, reconocido periodista y crítico de cine residente en Miami, cuyo texto sugiere el concepto de tiempo cíclico, un eterno retorno, sin salida, tanto para el exilio como para una Cuba que "comienza una nueva década del siglo XXI en medio de un déjà vu colosal, donde todo se repite y la esperanza no se avista". Esperanza que, a nuestro juicio, es derecho inalienable de todo ser humano.

sábado, 14 de enero de 2017

“Un hermano que llevarse a la boca”

El martes, 29 de noviembre de 2016, a las 10:22 p.m., falleció a punto de cumplir los 87 años Vicente Raúl García Huerta, creador de “Retrato de José Martí”, óleo sobre lienzo a tamaño real, donado al Centro Histórico Cultural Cubano de Tampa, el 19 de mayo de 1991
Por Leonardo Venta

Este empeño de escribirte, aunque ya no puedas leerme, me ha tomado exhausto, en una larga jornada de inservibles solventadas palabras y el desdén cotidiano que me lacera a deshora, como es costumbre en mí, cuando son cada día menos los amigos y la bondad se prostituye en largo metálico bostezo.
            Bordea la una de la madrugada. Ya son las tres. Llevo tres horas escribiéndote, hablándote, con mi rosario de recuerdos. Esta es una de las pocas ocasiones en que me conozco, me reconozco, me reflejo, me proyecto, es decir, advierto y admito, hago uso de la palabra en función de las emociones, violentando todo tipo de condicionamiento y ese asiduo temor a tener que hacerlo bien, porque necesito la aceptación vilipendiada.
            Este es el conjuro, amigo padre, al menos el mío, tú ya no puedes escucharme, o quizá me escuches como personaje fantástico de Borges o Bioy Casares, o santo católico, ¿en mayúscula o minúscula?, pernotando en ese infinito para el cual no encuentro un apropiado nombre.
            Necesito componerte un dístico elegíaco –me pierdo, divago, sin perfilar las ideas, sin consultar el diccionario, sin hurgar sinónimos, sin correcciones, sin signos de puntuación–,  tamizar pausas –porque necesito hablarte, amigo, esta madrugada del 13 de enero de 2017, aunque no puedas oírme–, gritarte, a ver si despiertas con esa sonrisa erguida que te robó la tristeza de haber perdido a la buena Carmen.
            Te me acerco sin glotonear  –aunque la palabra no me suene bien– ese nocivo ego que no es otra cosa que la miseria de no tener “un hermano que llevarse a la boca”. La imagen es tuya. La he arropado entre comillas, quizá para contrariar a Góngora. No quiero quepan dudas de que te pertenece, aunque me la haya apropiado. Me la leíste en mi antigua casa de madera, que no era mía, alumbrada con cirios (sabes que no me gusta llamarlos velas). Perdona, vuelvo a divagar…me ilustraste la imagen del hermano ausente con buen brochazo de pintor poeta… y ahora, con ballagiano desamparado transpolado acento, sin correcciones, te susurro: “déjamela, cuando esté solo yo la diré en voz baja suavizada de llanto”. 

viernes, 6 de enero de 2017

“Estrellas de hoy se encuentran con las estrellas del mañana”

“Youth America Grand Prix” celebra su decimoséptima edición con una gran gala en la Sala Ferguson del Straz Center, en Tampa, Florida
Por Leonardo Venta

"¡La gala de YAGP es siempre un evento emocionante! Está colmado de estrellas y otrora alumnos, que a menudo coinciden en una misma persona. ¡Se reúnen para celebrar el amor a la danza, e inspirar no sólo al público sino, especialmente, a las futuras generaciones de bailarines! ¡Llevar esa antorcha es una de las mayores alegrías y responsabilidades de un bailarín: mantener viva la llama que le conecta con quienes le precedieron, así como garantizar que otros continúen el legado con inspiración y regocijo!".
            Brooklyn Mack 

             Destacadas figuras de la danza mundial compartirán escenarios con noveles bailarines y bailarinas en la gala “Estrellas de hoy se encuentran con las estrellas del mañana”, con sede en Tampa por séptimo año consecutivo.
            “Youth America Grand Prix” (YAGP, por sus siglas en inglés) –considerado como el mayor evento competitivo internacional para estudiantes de danza y una plataforma para visibilizar las potencialidades de jóvenes figuras de la disciplina en todo el orbe– celebra su decimoséptima edición con una gran velada en la Sala Ferguson del Straz Center este sábado, 7 de enero, a las 8 p.m.
            Fundado conjuntamente por los otrora miembros del Ballet Bolshoi, Larissa Saveliev y su esposo Gennadi Saveliev, YAGP se integra en 1999 a una confluencia global danzaria que acoge en su seno a jóvenes estudiantes de la danza clásica, maestros, escuelas, compañías, egresados de instituciones de danza, patrocinadores, coreógrafos, así como bailarines en general. De esta manera, se proyecta hacia la comunidad profesional de ballet a nivel internacional, atrayendo el apoyo de benefactores y amantes de la danza hacia prometedores talentos, ofreciéndoles talleres y becas en prestigiosas escuelas y compañías de danza alrededor del mundo.
            Desde su fundación, “Youth America Grand Prix” ha ofrecido oportunidades a numerosos jóvenes bailarines  –entre las edades de nueve a 19 años, de diversos orígenes étnicos y culturales– con el fin de ampliar su radio de acción, adquirir más confianza escénica, perfeccionamiento técnico e interpretativo, consolidando una red sólida y duradera dentro de la comunidad artística, al expandir sus oportunidades para desarrollarse y triunfar en el maravilloso y exigente espacio de la danza.
            Entre los asistentes a esta gala figuran Sarah Lane y Alexandre Hammoudi, solistas del American Ballet Theatre; Brooklyn Mack, proveniente de las filas del Washington Ballet; Daniel Ulbricht, bailarín principal del New York City Ballet; la bailarina principal Jurgita Dronina y el primer solista Francesco Gabriele Frola, del Ballet Nacional de Canadá; Jeraldine Mendoza y Dylan Gutiérrez, del Joffrey Ballet; Danielle Diniz, integrante de la gira nacional por Estados Unidos del musical "Dirty Dancing"; Alexandros Pappajohn, figura del Ballet de Washington como parte de Studio Company; así como los invitados de honor Adiarys Almeida y Joseph Gatti, exprimeros bailarines del Ballet de Cincinnati.
            El programa en dos actos –que  intercala la presentación de los ganadores de la anterior edición del “Youth America Grand Prix”, destacados concursantes de la presente competencia (las estrellas del mañana), y las antedichas figuras invitadas–, se inicia con la obra “La Mort d’Ophélie”, coreografía de Marcelo Gomes, música de Hector Berlioz, interpretada por Sarah Lane y Alexandre Hammoudi.
            Autoría de Rostislav Zakharov y música de Vasili Soloviev-Sedoi, “Gopak”, interpretado por Brooklyn Mack, promete ser una soberbia exhibición del folclor ucraniano, por su ritmo brioso y saltos espectaculares; Jeraldine Mendoza y Dylan Gutiérrez harán danza la música de Serguéi Rajmáninov a través de "Bells" (pas de deux final), coreografía de Yuri Possokhov.
            Por otra parte, Daniel Ulbricht y Danielle Diniz bailarán al contagioso ritmo de "Sing, Sing, Sing", coreografía del propio Ulbricht sobre una pieza de la era del swing, un estilo de jazz básicamente orquestal, compuesto por Louis Prima en 1936 y con arreglo musical de Benny Goodman.
            La primera parte cerrará con el pas de deux del ballet "Don Quijote", uno de los de mayor difusión del repertorio clásico. Jurgita Dronina y Francesco Gabriele Frola afrontarán el reto de ponernos al borde de nuestras butacas con el gran virtuosismo que exige esta pieza del gran coreógrafo del siglo XIX Marius Petipa y música de Ludwig Minkus.
            Luego del siempre refrescante intermedio, el solo “Cello Suite”, coreografía del multifacético Ulbricht , bailado por el joven neoyorquino Alexandros Pappajohn, al compás de la música del compositor Johann Sebastian Bach, nos remitirá a la compleja atmósfera musical barroca, con sus exquisitas variantes bailables.
            Desvanecidos los aplausos a la bachaniana pieza con espirar contemporáneo, Jurgita Dronina y Francesco Gabriele Frola retornarán al escenario para remontarnos nuevamente a un ambiente decimonónico, a través del pas de deux del segundo acto de "Giselle", epítome del romanticismo, con música de Adolphe Adam sobre la coreografía original de Jean Coralli y Jules Perrot.
            El programa lo completan el pas de deux de "Infra" (2008), del ultramoderno laureado coreógrafo británico Wayne McGregor, y “The MJ Within”, un tributo a Michael Jackson, creado e interpretado por Joseph Gatti. En tanto, Sarah Lane y Daniel Ulbricht tendrán a su cargo la pieza de este último "Get Set". Al igual que en enero de 2015, Adiarys Almeida cerrará la velada con Brooklyn Mack, procurando volver a generar la misma ovación de pie de entonces, esta vez con el pas de deux de “Diana y Acteón”, pieza icónica de la danza clásica que requiere de gran bravura y virtuosismo.
          En palabras del director artístico de Next Generation Ballet, Philip Neal, "la comunidad de Tampa tiene una oportunidad para disfrutar de una muestra de los mejores bailarines del mundo, junto a prometedoras figuras y nuestro talento local, en un programa que, a través de una mezcla diversa de obras clásicas y contemporáneas, ofrece una gran visión del estado actual de la danza internacional".