La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

domingo, 31 de diciembre de 2017

Reflexión para después de Navidad


Óleo sobre tabla "Virgen con el Niño" , obra de Rafael Sanzio (1502-04)

Por Leonardo Venta 


            Cuando recién acabamos de celebrar la Navidad, retomamos la cíclica tarea de crear –o inventarnos– una vida feliz y plena. Cada persona esgrime un dictamen diferente de en qué consiste la felicidad. Para Sócrates, "no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos”. El apóstol San Pablo concuerda con el filósofo griego al escribir en La Epístola a los Filipenses: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente y sé tener abundancia...".
            Es posible dar la impresión de estar felices, cuando en lo más entrañable no lo estemos. La dicha navideña pudiese ser ficticia: el espejismo de un espíritu fraternal que hemos soslayado con nuestra indolencia y malas acciones durante el año. La dicha de los genuinos (hay falsos) adeptos al cristianismo –que con sus más de 200 millones de profesantes en Estados Unidos, superando el 70% por ciento de la población total, bien se acoge a la razón y esencia de la Navidad– proviene de dentro y no tiene nada que ver con los excesos mercantilistas que cada año sobreabundan más en la conmemoración anual del nacimiento de Jesucristo.
            No es un capricho nuestro el abordar este tema, Cristo, sinónimo de Amor, es la razón y esencia de la Navidad. Vivimos en un país rico. En el orden material, recibimos más de lo que necesitamos. Si bien, ¿sucede así en el ámbito espiritual? No son los regalos ni las fiestas ni las bulliciosas manifestaciones de afecto la esencia de la Navidad, sino el poco frecuente ejercicio de virtudes hacia nuestro prójimo: hallar y socorrer al menos afortunado, al despreciado, al caído; curar las heridas del lesionado, alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, liberar al cautivo, apaciguar la discordia; robustecer la esperanza, la tolerancia y la verdad; irradiar luz y alegría; consolar, comprender y perdonar.
             Cuentan los biógrafos de San Francisco de Asís, que en el mes de diciembre de 1223, en una localidad italiana de la provincia de Rieti, región de Lazio, se lamentaba
–aviniéndose sorprendentemente a una queja actual– de que la observancia de la Navidad había sido ensombrecida por el materialismo. Angustiado, congregó a varios amigos, junto con algunos animales, y recreó la escena del pesebre, conocida como la Natividad.
            Fue una experiencia singular y edificante, y a lo largo de los años la práctica, a la que se agregaron los villancicos, se integró a la celebración del nacimiento del Mesías, oficializada en el año 345 por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno, padres y doctores de la Iglesia Primitiva. Aunque hay quienes consideran que la celebración del 25 de diciembre es el resultado de la degeneración que sufrió el cristianismo a manos del paganismo, sigue siendo la fiesta más importante del año eclesiástico cristiano.
            Sin embargo, no todo los rituales navideños son de origen pagano. En 1742, Georg Friedrich Händel estrenó en Dublín el oratorio "El Mesías", con su célebre coro "Aleluya". Como sugiere el título, la composición recorre el nacimiento de Jesús (Parte 1), su muerte (Parte 2) y la resurrección (Parte 3). Una de las piezas más populares de la sección de Navidad es "Porque un niño nos es nacido ", que se basa en Isaías 9: 6: "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz".
            Multicolores compromisos, disimulados estreses, embriagados efugios, desiguales regalos, producciones del "Cascanueces" integran la nutrida lista de elementos que aderezaron en parte la celebración recién concluida. Si bien, los niños –quienes reciben presentes que generalmente implican considerables gastos para sus padres– son los que usualmente se granjean la mayor parte de las atenciones.
            Para bálsamo de quien escribe esta nota, no todo es material en las festividades decembrinas; hay padres, que a pesar de tener medios para comprar costosos obsequios, precisan a sus hijos a intercambiar presentes confeccionados por ellos mismos, sin gran valor material, pero con una significación emocional edificante.
            Además, la Navidad es el tiempo propicio para reflexionar en el inmenso amor de Dios por la humanidad, fijar la mirada en "el iniciador y perfeccionador de nuestra fe", intentar ser más amables, disculparnos cuando hemos sido demasiado críticos con los demás, amarnos los unos a los otros de la manera que Dios nos ama, perdonarnos al igual que Él nos perdona, unirnos, con amor de madre a hijo, en tiempos favorables y de crisis; y cuidar de aquellos que, por la razón que sea, no pueden valerse por sí mismos.
            No importa cuánto anhelemos la paz –a menudo eclipsada por nuestro deseo egoísta de conseguir lo que se desea a cualquier precio–, vivimos en un mundo amenazado constantemente por la violencia, la división y la codicia. Queremos ser honestos, pero lo indecoroso puede darle un golpe bajo a nuestras mejores intenciones. Procuramos repartir buenas acciones. Sin embargo, nos dejamos atrapar por los afanes de la vida y así procrastinamos –o anulamos– dichos buenos propósitos.  Necesitamos perdonar, pero no lo hacemos hasta que nos paguen el mal que nos han hecho. Nos proponemos el bien ajeno. Si bien, nos deslizamos hacia el egoísmo, la manipulación, la enfermiza competitividad, la xenofobia, el racismo, los prejuicios y el pernicioso orgullo.
            Como fruto amargo de nuestros despropósitos, la frustración nos sobrecoge; somos despojados de una paz que apreciamos principalmente en la buena salud, el suficiente dinero, una carrera exitosa, la aceptación social, una relación sentimental satisfactoria y la felicidad de nuestros familiares y amigos más allegados. Según esta trillada percepción, la paz significa estar libre de conflictos, desconociendo que no siempre pueden resolverse.
            Por supuesto, no hay nada erróneo en desear nuestro bienestar. Pero, ¿cómo reaccionamos cuando las cosas no marchan bien? En la susodicha Epístola a los Filipenses, el Apóstol Pablo afirma: "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús".
           No es el prohibitivo regalo, ni el humilde gesto de cumplido, ni la entrañable cena de Nochebuena, ni el rencuentro con ese ser amado, ni la magia que esfuma la distancia para transformarse en ternura, ni la ociosa lágrima que se sublimiza en un amoroso detenido gesto. La Navidad es valorar y aprehender el más genuino y meritorio de todos los regalos: Jesucristo. En un orden del mundo creado por voluntad divina, en una nación fundada con principios cristianos basados en la Biblia, es substancial apropiarnos de esta dádiva inmarcesible, sin la cual nunca abrazaremos, según Hebreos 6:19 , "la esperanza puesta delante de nosotros, la cual tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Melquisedec, sumo sacerdote para siempre".

sábado, 23 de diciembre de 2017

La singular experiencia artística de Amar Ramasar

Ramasar se unió al New York City Ballet como aprendiz en el 2000, se integró al cuerpo de baile en 2001. 
Fue ascendido a solista en 2006 y a bailarín principal en 2009. Foto: cortesía de Paul Kolsnik
Por Leonardo Venta


            Next Generation Ballet (NGB), bajo la dirección artística de Philip Neal, viene presentando en la espaciosa Sala Morsani del Straz Center su versión del clásico navideño "Cascanueces". 
            Ayer, jueves, Renan Cerdeiro –bailarín principal del Miami City Ballet– y Patricia Delgado –que encabezara esa compañía por diecisiete años hasta su retiro este 2017– fueron los artistas invitados. Viernes y sábado, el programa incluye en los roles protagónicos a Sara Mearns y Amar Ramasar, bailarines principales del New York City Ballet (NYCB).
            La forma de bailar de Ramasar –galardonado con el Premio Bessie, al Mejor Intérprete en 2015, y el Premio Mae L. Wien, a la Mejor Promesa en el año 2000– ha sido calificada por la crítica del New York Times Jennifer Dunning de “contagiosa alegría" y "sumamente comprometida con el rendimiento".
            Por otra parte, Ramasar figura en la película "NY Export: Opus Jazz", una adaptación con guión del ballet homónimo de Jerome Robbins, que se difundiera en la cadena pública estadounidense PBS y ganara el Premio del Público en el "South by Southwest Film Festival" de 2010. También aparece en el documental de Magnolia Pictures "Ballet 422", que documenta la creación del ballet "Paz de La Jolla", del joven coreógrafo Justin Peck para el New York City Ballet.
            Con el objetivo de abordar la singular experiencia artística de Amar Ramasar y ofrecérsela a nuestros lectores, le realizamos una entrevista en inglés, que hemos traducido al castellano.

            Saludos, Amar. ¿Cómo te iniciaste en el mundo de la danza?

            Tomé mi primera clase de ballet a la edad de 12 años en la Escuela del American Ballet, en 1993. Mi tío, Daniel Catanach, era bailarín principal en el Kansas City Ballet y después de un vistazo a mi estructura física, me dijo que estaba hecho para el ballet.

¿Por qué escogiste el ballet a una edad que para muchos resulta tardía?

            Aunque para algunos la edad de 12 años resulta tardía, la primera vez que vi un video de ballet –"Agon", coreografía de George Balanchine–,  me enamoré de esta forma de arte escénico. No me importaron los desafíos que me esperaban, ¡tenía que bailar! Pero, ¡ay!, hubo muchos desafíos.

            Eres fruto de una mezcla étnica muy interesante, incluyendo una madre puertorriqueña. ¿Cómo eso ha influido en tu estilo?

            Tengo una mezcla étnica interesante, tanto puertorriqueña como de Trinidad y Tobago. Ambas culturas rebosan alegría, amor y ritmo. Lo he aplicado a la forma en que bailo, por suerte, las virtudes de cada descendencia sobresalen.
           
            Como bailarín, ¿cuál ha sido tu mayor logro y mayor frustración?

            Mi mayor logro es haber sido nombrado bailarín principal en el New York City Ballet. Fue la primera compañía que yo vi bailar y supe, desde el primer momento, que quería bailar solamente para esta agrupación. Mi mayor frustración es el no haber descubierto el ballet a una edad más temprana.

                                                  
Amar Ramasar en "Agon" de George Balanchine. Foto: cortesía de Paul Kolnik

            ¿Qué te ha aportado el New York City Ballet?

            Me ha ofrecido la oportunidad de interpretar un repertorio incomparable. Al mismo tiempo, me ha transformado en un bailarín mucho más versátil.

            ¿Es cierto que el actual director del Next Generation Ballet, Philip Neal, fue tu profesor en el New York City Ballet? ¿Cómo recuerdas esa experiencia?
           
            Fui uno de sus estudiantes. Es un gran maestro y todavía me parece escuchar su voz cuando bailo ciertos ballets. ¡Espero hacerlo sentir orgulloso!

            ¿Cómo has vivido tu carrera?

            ¡Trabajando duro! El ballet es una forma de arte extremadamente difícil y he tenido que dedicarle mi mente, mi cuerpo y mi alma. Al haber comenzado tan tarde, había muchos aspectos en los que tenía que ponerme al día. No me malinterpreten, la vida necesita equilibrio y de igual forma el ballet, y,  dado que ésta es una carrera corta, también es importante divertirse.

            ¿Tu relación con el dolor y el ballet?

            La relación entre el dolor y el ballet es más que una relación, ¡es un matrimonio! A lo largo de toda la carrera de un bailarín, es inevitable el dolor diario. Uno debe amar mucho el ballet para poder soportar los torturantes dolores que sufre nuestro cuerpo.

            ¿Cómo defines tu estilo?

            Es una pregunta difícil. Sí, soy una bailarín de ballet. Sin embargo, considero, que en la actualidad, el ballet ha incorporado todos los estilos de la danza. Es por eso que he tratado de tomar de todos y canalizarlos en mi movimiento. Tal vez mi estilo sea el de un bailarín híbrido de ballet. No estoy seguro de cómo poder llamarlo.

            ¿Bailas lo que realmente te gusta o existen roles que te interesaría desempeñar y nunca los has interpretado?

            He sido muy bendecido con interpretar múltiples papeles en todos los espectros del ballet; uno que todavía estoy esperando bailar es el Pas de deux Diamonds, de George Balanchine. En realidad, me sentí inspirado en ver a Philip Neal representarlo; su interpretación fue estupenda y me infundió deseos de bailarlo algún día.

            ¿Han creado algún rol específico para ti?

            Uno de los mayores honores que atesoro junto a mi corazón es el haber estrenado papeles específicamente creados para mí por coreógrafos importantes de nuestro tiempo, entre muchos otros, Chris Wheeldon, Alexei Ratmansky y Justin Peck.

            ¿Cuáles son las obras que más disfrutas?

            Por supuesto, las coreografías de George Balanchine y Jerome Robbins han sido mis primeros amores. Si bien, puedo considerarme sumamente afortunado de que todas las obras nuevas que he llegado a bailar tienen algo que ha ocupado un lugar especial en mi corazón.
                                                             
María Kowroski y Amar Ramasar en "Agon" de George Balanchine. Foto: cortesía de Paul Kolnik



          
            ¿Alguna compañera de baile favorita?
           
            El haber sido partenaire de todas las más recientes bailarinas principales del New York City Ballet ha sido un gran honor para mí, y me resulta imposible elegir una sola como la favorita. Cada una tiene cualidades maravillosas y únicas, algo que para un compañero de baile ¡no tiene precio!

            ¿Qué significa para ti bailar con Sara Mearns?

            Sara Mearns y yo hemos mantenido una larga y maravillosa relación bailando juntos. Siempre me atrajo su enfoque libre y audaz del ballet. Es fenomenal dentro y fuera del escenario.

            ¿Has tenido alguna experiencia con el Ballet Nacional de Cuba y la escuela cubana de ballet?

            Recientemente bailé en Cuba. Quedé favorablemente impresionado con la compañía y la escuela cubana. Crean bailarines y artistas prodigiosos.

           
            Si no hubieras sido bailarín, ¿qué te hubiera gustado ser?

            Si no hubiera sido bailarín, probablemente me hubiera involucrado en la ciencia. Siempre fue mi asignatura favorita.


            ¿Algún sueño por realizar?
           
            Un pequeño sueño mío ha sido interpretar un papel protagónico en Broadway y, de hecho, ese sueño se hará realidad el año que viene cuando personifique a Jigger Craigin en la obra "Carousel". ¡Soy muy afortunado!

            ¿Ya vislumbras el retiro a la edad de 36 años? ¿Cómo te gustaría fuera tu función de despedida?


            Al entrar en el mundo del ballet, sabía que sería una carrera corta. Ahora que tengo 36 años, no me imagino bailando más allá de los 40. En cuanto a una despedida, me siento humildemente honrado de tener muchos ballets increíbles para escoger y ese es un problema igualmente increíble que tendré que resolver.

Next Generation Ballet presenta "Cascanueces"


     
Esta producción de "Cascanueces" cuenta con la acertada adaptación coreográfica de Peter Stark,
 otrora director artístico de Next Generation Ballet
    Por Leonardo Venta

             Como parte de las tradicionales festividades decembrinas, Next Generation Ballet (NGB) presenta su producción de "Cascanueces" en la espaciosa Sala Morsani del Straz Center de Tampa, desde el jueves, 21 al sábado, 23 de diciembre, con funciones los tres días a las 7 p.m y una matinée el sábado a las 2 de la tarde.  
            Al francés Marius Petipa, que llegó a ser director de coreografía del Ballet Imperial Ruso en el siglo XIX, le debemos el perfeccionamiento del modelo de ballet con argumento largo y completo que ha sobrevivido hasta nuestros días. "La bella durmiente", "El lago de los cisnes" y "Cascanueces", coreografías suyas, son magníficos ejemplares de estos tipos de producciones.
            "Cascanueces" fue creado en 1892 bajo el minucioso cuidado de Petipa. Sin embargo, al enfermarse, la obra fue completada por su asistente ruso, Lev Ivanov. El libreto fue escrito por Ivan Vsevolozhsky y el propio Petipa, basándose en la adaptación de Alexandre Dumas (padre) del cuento “El cascanueces y el rey de los ratones” de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.
            Este ballet narra la historia de Clara, una niña que recibe como regalo de Nochebuena un cascanueces, juguete maravilloso que la transportará por quiméricos lugares poblados por inusitados moradores, así como le develará la magia de soldados de juguete que cobran vida para enfrentar batallas contra jocosos ratones.
            Las estrellas invitadas –quienes interpretarán el famoso "Grand Pas de Deux" del segundo acto en las cuatro funciones– son Sara Mearns y Amar Ramasar, bailarines principales del New York City Ballet; Renan Cerdeiro, bailarín principal del Miami City Ballet, y Patricia Delgado, bailarina principal de esa misma compañía desde el año 2000, cuando tenía sólo 18 años de edad, y este 2017 dijera adiós a la llamada Ciudad del Sol para establecerse en la Gran Manzana. Por otra parte, el talento emergente de una briosa “troupe” de alrededor de 175 noveles bailarines del NGB –algunos reconocidos en el  Concurso Internacional Youth America Grand Prix–, gimnastas y otros artistas prodigarán su hechizante gracia y profesionalismo.
            "Amar Ramasar tenía unos 17 años cuando comencé a ejercer como profesor invitado en la Escuela del American Ballet (SAB). Al mismo tiempo, yo era bailarín principal del New York City Ballet. Amar era un estudiante destacado, no sólo por su destreza técnica, sino también por su tremendo entusiasmo y atractiva presencia escénica. Su pasión por la danza emanaba a través de todos sus gestos. A lo largo de los años, ha madurado con elegancia, asumiendo papeles principescos y abordando coreografías más contemporáneas. Es un experto en todos los estilos y se ha convertido en uno de los mejores partenaires del New York City Ballet", nos comentó Philip Neal, actual director artístico de NGB y otrora profesor de Ramasar en la célebre escuela neoyorquina.
            De esa forma, llega a Tampa este clásico a través de la acertada adaptación coreográfica del otrora director artístico de NGB Peter Stark, con algunas incorporaciones de Philip Neal, la maître cubana Ivonne Lemus, Susan Downey, Laurie Jones y Melissa Stafford. La puesta en escena cuenta con graciosas "matrioshkas", el tradicional colosal árbol de Navidad de la mansión Stahlbaum –que durante el sueño de Clara aumenta considerablemente en estatura–,  vistosos accesorios teatrales, espléndidos decorados, coloridos tules y brocados, adquiridos del Omaha Theatre Ballet (OBT) en el 2011, concebidos por la entonces directora artística de OBT, Robin Welch, y diseñados expresamente para esa compañía por el profesor de Yale Thom J. Peterson.
            Como novedad incorporada el año pasado,  un coro de niños del Departamento de Música del Conservatorio Patel, ubicado en los balcones del primer piso del teatro, vocalizará el "Vals de los copos de nieve", mientras el céfiro sosiego de la nieve al caer sobre el escenario deslumbrará a los espectadores.
           Si no hubiera suficientes razones para asistir ininterrumpidamente cada temporada a la puesta de este ballet-cuento de hadas, los seductores matices orquestales creados por el célebre compositor Piotr Ilich Chaikovski –con el uso de la celesta, el instrumento solista en la "Danza del hada de azúcar" y otras partes del segundo acto– son sobrados motivos melódicos para hacerlo. 

sábado, 9 de diciembre de 2017

Entrevista a Dora Arreola, a raíz de la lectura dramatizada de "Medea en el espejo" en USF

Dora Arreola planea impartir talleres de actuación en español en USF


                                                                        Por Leonardo Venta

            El pasado 16 de noviembre, se presentó la lectura dramatizada de "Medea en el espejo", obra del dramaturgo cubano José Triana, en una de las salas de teatro de la Universidad del Sur de la Florida (USF, por sus siglas en inglés).
            La presentación, parte del valioso proyecto que viene realizando por alrededor de 20 años la doctora Madeline Cámara con sus estudiantes del Departamento de Lenguas Extranjeras en USF, contó  con el aporte de Dora Arreola en calidad de directora.
            Arreola –una apasionada del teatro, con un postgrado en dirección escénica en la Universidad de Massachusetts, más de 25 años de experiencia como directora, coreógrafa y actriz a nivel internacional, así como poseedora de numerosos reconocimientos en su carrera profesional– nos ha brindado la oportunidad de acercarnos a esta pieza substancial de la dramaturgia cubana desde una mirada en sintonía con el montaje y la dirección de la misma.


            Estimada Dora Arreola, ¿qué posición usted ocupa en USF?

            Soy profesora de la Escuela de Teatro y Danza de USF.

            ¿Cómo surge la idea de trabajar junto a la Dra. Madeline Cámara?

            En 2010, dirigí "Bodas de sangre", obra de Federico García Lorca en su versión en español, producida por USF.  En abril del 2017, dirigí la lectura dramatizada de la obra “Tiempo Muerto” del puertorriqueño Manuel Méndez Ballester. En la presentación de esta lectura, tuve el gusto de conocer a la profesora Cámara. Nos reunimos para compartir nuestros deseos de montar teatro en español en USF.

            ¿Por qué "Medea en el espejo" y no otra obra?

            Conozco las obras de Triana desde que estudiaba teatro, es decir, se estudiaba en mi escuela de dirección en México y muchos teníamos deseos de montarla. La obra de Triana es estupenda. Estaba esperando una oportunidad para proponer este material. Es una gran ventaja colaborar con la profesora Cámara, una experta en literatura y cultura cubanas, además de ser amiga y conocedora de Triana. El terreno estaba preparado para hacer este proyecto juntas.

            Según Dora Arreola, ¿cuál es el conflicto central de la obra?

            En la obra de Triana, podría hablar de conflicto desde los deseos de los personajes. Pero en realidad, los personajes son arquetipos, representan, simbolizan a grupos, a fuerzas. Si bien, en relación a la historia, hay diferentes aristas del conflicto. María quiere ser libre y amada por Julián en su tierra, pero Perico Piedra Fina quiere a Julián para su hija, así como el destierro y aniquilación de María.
            María, representa a la clase baja, a la mujer, la mujer negra, que muere de amor por un hombre explotador, casi un proxeneta. Mientras, Perico Piedra Fina y Julián representan al hombre blanco, el poder, el dinero, la explotación de mujeres y hombres, principalmente mujeres, y al prototipo machista. Julián es el deseo de María y de Perico, pero, a la vez, es un pretexto para la batalla entre ellos. Julián fácilmente hace alianzas con Perico en contra de María.

            ¿Hay castigo para la Medea de Triana y por qué?

            La Medea de Triana, al final de la obra, está más allá del castigo o el perdón socialmente construidos. Ella, al poder desligar su asociación emocional con Julián, consigue verse así misma, más allá de las expectativas sociales. Es interesante como muerto Perico Piedra Fina, y muertos su hijos, ya no necesita a nadie. Sólo necesita reinventarse a sí misma, sin ayuda de nadie (esto es como un grado de libertad). En este trance, ella clama a sus ancestros espirituales. Con esto, Triana se empalma con una de las versiones griegas, donde Medea escapa de la muerte en un carro tirado por caballos alados.

            En el escenario aparecían 12 personajes, entre ellos usted, que desempeñó una especie de función narrativa. Desde el punto de vista simbólico, ¿el doce tiene alguna significación especial en esta obra?

            El doce no fue intencional ni tiene significación especial. Yo me integré como narradora. En un formato de lectura dramatizada, es preferible tener un(a) narrador(a) para que presente a los personajes, describa las acciones importantes y cuente la historia, elementos que no se pueden escenificar en este tipo de presentación.

            ¿Cómo se escogieron los actores?

            No hubo un casting. Cualquiera pudo haber participado. Escogimos estudiantes que dominaran el idioma español.

            ¿Cómo fue el proceso de preparación de los actores y cuánto tiempo duró?

            Hubo tres grupos. Uno estuvo formado por dos estudiantes de la Escuela de Teatro y Danza de USF, Pablo Alameda y Kidany Camilo, y los otros dos por educandos del Departamento de Lenguas Extranjeras de la profesora Cámara. Con los estudiantes de teatro inicié los ensayos la primera semana de octubre, mucho antes de integrar al resto. A finales de octubre, la doctora Cámara presentó la obra de Triana en dos de sus clases y terminó de configurar el elenco. Yo inicié los ensayos con todo el elenco a principios de noviembre. Me enfoqué en hacer sólo el análisis del texto y la lectura. Algunos actores no son de habla hispana, por lo que fue primordial lograr con ellos que el texto fuera entendible.

            ¿Cómo valora el trabajo actoral en este proyecto? 

            Para actuar es preciso dominar técnicas actorales y conocer la mística que debe existir en un proceso creativo. Se necesita una preparación actoral integral. Con estas iniciativas de teatro en español queremos expander el proyecto, y ofrecer talleres de actuación en español para preparar a estudiantes interesados en participar con nosotros.
           
            Según declaraciones suyas, su trabajo se apoyó, en parte, en la musicalidad de la obra. ¿En qué sentido?

            Los cantos, instrumentos musicales, referencias sonoras, son muy palpables en la obra desde la primera lectura.

            ¿Teatro estudio, teatro experimental, humor crítico, tragicomedia, tragedia mixta, esperpento, algo más o quizá menos? Según usted, ¿cuál es el mejor acercamiento a "Medea en el espejo"?

            Yo abordé la puesta como una tragedia contemporánea, en otras palabras, como tragicomedia, donde no hay héroes, sino antihéroes

            ¿Persigue hacer reír el humor crítico en la concepción de Triana?  ¿Usted lo procuró en el montaje, fueron los actores capaces de lograrlo, lo perseguían?

            Para lograr el tono cómico y/o humor crítico en la obra, no conté con el tiempo necesario. La mayoría en el elenco, no son actores ni estudian actuación. Pero tuvieron muy buen instinto e imaginación. Para poder lograr el humor en esta obra, se requiere de muchos ensayos. El calendario escolar fue nuestro mayor reto, es por esto que sólo pudimos presentar la obra en formato de lectura dramatizada. Yo solo dirigí las intenciones y el subtexto de los personajes. A pesar de que la presentación sólo fue lectura, gracias a la espontaneidad de los actores, el humor se logró en algunas ocasiones. 

            ¿Algunos elementos incorporados por Dora Arreola al original de Triana? 

            Fui cuidadosa en respetar el texto. Sin embargo, introduje algunos elementos. Por ejemplo, el círculo de harina de maíz. Yo incorporé, además, los ritmos de los coros, el levantamiento de Perico después de la muerte, el sonido de las maracas durante las invocaciones afrocubanas.

            ¿Planes futuros, otras obras de autores latinoamericanos?

          Primero, impartir talleres de actuación en español. Después, dirigir “Antígona Furiosa”, de Griselda Gambaro, y “La casa de Rigoberta mira al Sur”, de Arístides Vargas.

"Medea en el espejo", una exitosa lectura dramatizada por estudiantes de USF

De izq. a der.: Dora Arreola (narradora y directora de la obra);  los integrantes del coro: Pedro Cartaya, Danielle Simms, Lymaris Pabellón y Tianna Person   
Por Leonardo Venta


"Algunos personajes son sacados de canciones, otros son sencillamente manifestaciones de la vida más común de la sociedad cubana, pero
como instalándonos dentro de un marco trágico, en busca de una respuesta a una pregunta que siempre me he hecho: ¿qué dimensión tenemos, como hombres, como
gente que habita en este lugar del planeta?".
José Triana

              El pasado 16 de noviembre, una de las salas teatrales de la Universidad del Sur de la Florida (USF, por sus siglas en inglés) se transformó en el paladar ideal –expresándonos en sentido metafóricamente cubano– para degustar la lectura dramatizada de "Medea en el espejo"(1960), obra del dramaturgo camagüeyano José Triana.
            En el pequeño e íntimo espacio universitario tuvo lugar una exitosa colaboración de dos proyectos: el de dar a conocer dramaturgos hispanos que viene desarrollando la profesora Madeline Cámara en sus clases pertenecientes al Departamento de Lenguas Extranjeras de USF, con el elevado propósito de afianzar y diseminar la lengua y la cultura hispanas; y el de fomentar teatro en español en ese alto centro docente, promovido por la profesora Dora Arreola, de la Escuela de Teatro y Danza. Trabajaron para esto dos estudiantes de Arreola, Pablo Alameda y Kidany Camilo Nieves, junto a un grupo de alumnos de las clases de Cultura Cubana e Introducción a los Estudios Literarios Hispánicos, de Cámara. Del compromiso de todos con el teatro  surge la puesta que comentamos.
            "Medea en el espejo", obra medular de la dramaturgia cubana, al mismo tiempo que divierte desenmascara la marginalidad social, desde la naturalidad de once personajes que articulan el lenguaje popular y afrontan el reto de hacernos reflexionar –en tres actos– sobre qué es lo que se esconde detrás de la formularia bullanguera sonrisa de un solar habanero, encauzados por la directora Dora Arreola, en su novedosa función narrativa, cuando introduce a los personajes y describe las acciones que no pueden representarse en una lectura dramatizada.
            La iluminación tenue –que cataliza la enriquecedora osmosis teatro realidad– imparte magia a todos los elementos escénicos que viabilizan la trama, la cual respeta la unidad de lugar, tiempo y acción, que gira en torno al conflicto de la mulata cubana María –personaje hábilmente interpretado por Andrea Martín–, la cual envenena a Perico Piedra Fina, dueño del solar –excelentemente encarnado por Pablo Alameda–, a su hija Esperancita y a sus propios hijos con un propósito considerado purificador en algunas de las varias interpretaciones que puede tener la obra.
                                   

Andrea Martín, en el centro, interpreta a María; Priscilla Foster caracteriza a Erundina; 
Kidany Camilo Nieves encarna el personaje de Julián

          La obra es una especie de tragedia mixta –tragicomedia– que emplea elementos de la farsa para develar cotidianidad, sincretismo multirracial y pluriétnico; lanza acertados guiños de otredad y denuncia el racismo y el sexismo; al mismo tiempo, delinea pinceladas de hechicería, superstición, rituales y amor enfermizo. En tanto, el chisme, como recurso asociado a la falta de privacidad en la vida solariega, determinará en parte que María tome conciencia de su destino.
        En cuanto al lenguaje, Triana recrea con maestría el argot popular, como parte del palpitar de la clase desposeída y la compleja ambigua universalidad de una problemática existencial abordada desde una colorida y no por eso menos conmovedora perspectiva cubana. Dentro de esta refrescante cubanía, el autor agrega, a los ya conocidos personajes clásicos, al doctor Mandinga –Kory Love– y Madame Pitonisa –Francesca D'Ambrosi–, catalizadores para que la Medea antillana pueda experimentar una genuina anagnórisis a través de los ritos religiones afrocubanos.
        El trabajo del coro, magistralmente delineado por Triana y hábilmente montado por Arreola, en contraste con el clásico griego en su función activa en el desarrollo y desenlace del conflicto dramático, es a mi juicio el componente más original y relevante de la obra. De esa manera, "Medea en el espejo" funde elementos del folklore cubano, insertando arquetipos de cubanidad que conforman el coro, como el vendedor de periódicos y billetes –interpretado por Tianna Person, quien desperezó saludables y espontáneas carcajadas en la audiencia–,  un bongosero –Lymaris Pabellón–, la Mujer de Antonio –Danielle Simms, personaje tomado de un popular son cubano–, un barbero –Pedro Cartaya, cuya modulación cálida y diáfana de la voz, el impecable criollismo de su vestuario, así como su vivaz entonación y desenfadado lenguaje corporal rebosaron la alegría consustancial al natural de la Mayor de las Antillas"–.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Entrevista a Mark Ballas, artista invitado para abrir el concierto de Lindsey Stirling en el Straz Center

Lindsey Stirling se presenta este viernes en el Straz Center,
como parte de la gira de su nuevo álbum navideño "Warmer in the Winter"  

Por Leonardo Venta

            Lindsey Stirling –célebre por su participación en el programa “America’s Got Talent” en el 2012 y los videos que sube a su canal de Youtube–  se presenta, en única función, este viernes a las 8 p.m., en la Sala Morsani del Straz Center de Tampa, como parte de la gira de su nuevo álbum navideño "Warmer in the Winter".  
            El programa incluye la intervención, en calidad de invitado, de la agrupación Alexander Jean, liderada por el bailarín, coreógrafo, cantautor, músico y actor estadounidense Mark Ballas y su esposa BC Jean, reconocida por haber creado la canción "If I Were a Boy", popularizada por Beyoncé. Realizamos una entrevista en inglés a Mark Ballas, que hemos traducido al castellano.

            Saludos, Mark Ballas. Sigo tu carrera desde tu presentación en el programa de ABC "Dancing with the Stars', en 2007.  Luego creció mi admiración por tu arte, al descubrir tu álbum "Hurtlovebox", cuyo sencillo "Hotwire", que escucho a menudo, me confirmó que no sólo eres un gran bailarín, de una presencia escénica admirable, sino un excelente instrumentista, compositor e intérprete. Con esta espontánea introducción, ¡empecemos!,¿Cómo te iniciaste en la música?

            Empecé a tocar la guitarra a los 9 años. Mi padre –Corky Ballas– era bailarín de flamenco, así que seguí sus pasos. Siempre escuchábamos a Paco de Lucía y a "Los Gypsy Kings", luego descubrí el rock & blues [que combina elementos del blues y del rock, enfatizando en la utilización de la guitarra eléctrica]. Kurt Cobain, Jimi Hendrix, Stevie Ray Vaughn influyeron grandemente en mí.

Alexander Jean abrirá el concierto con algunas de las canciones favoritas de sus dos EPs


            ¿Dónde radicas actualmente?

            En Los Ángeles, California.

            ¿Cómo se origina el nombre de Alexander Jean?

            Se forma a partir de nuestro segundo nombre. Me llamo Mark Alexander y el nombre de mi esposa es BC Jean.

            ¿Cómo conociste a Lindsey Stirling y surgió la idea de unirte a ella en esta gira?

            La conocí hace unos años a través de un amigo que tenemos en común. Siempre habíamos hablado de hacer algo juntos, y este ha sido el momento preciso.


            ¿Estarán juntos durante toda la serie de actuaciones sucesivas?
           
            Sí.

            ¿Cómo defines el estilo de música que cultivas?
           
            El corazón y el alma de nuestra banda se manifiesta a través de los elementos vocales y la guitarra; consideramos que hemos creado un estilo propio, natural y honesto.

            ¿Dentro de qué línea lo ubicas?

            Cantante / compositor / pop / rock / soul.

            ¿Cuánto dura el concierto y cuántas canciones interpretarán?

            Nuestra presentación, que abre el concierto, dura 30 minutos. Usualmente interpretamos alrededor de 6 canciones, algunas de nuestro primer EP [reproducción extendida, muy larga para considerarse como un sencillo, y muy corta para ser un álbum] "Head High", así como otra de nuestro más reciente EP "High Enough".

            ¿Cómo conociste a tu esposa BC Jean?

            Nos encontramos por primera vez en una reunión de artistas y compositores en casa de un amigo. Cuando llegué, el lugar estaba lleno de invitados. Sin embargo, todos permanecían en silencio, absortos en la increíble voz que llenaba toda el espacio. Antes de verla, ya me había enamorado de ella. Más tarde me presenté, intercambiamos números. Ella me ignoró por unas semanas, hasta que finalmente accedió a salir conmigo. El resto es historia.

            ¿Cómo integraron el dúo?

            Acordamos componer una canción para una de nuestras "citas nocturnas", aproximadamente un año y medio después de haberse iniciado nuestra relación. Nos habíamos dado cuenta de que nunca habíamos compuesto nada juntos. Así que encendimos algunas velas, abrimos una botella de vino y compusimos la canción con una guitarra acústica sentados en el sofá. Cuando terminamos, consideramos que lo que habíamos acabado de componer tenía algo de relevancia. Tan pronto como lo grabamos supimos que habíamos logrado algo especial y único como dúo, así que seguimos escribiendo hasta que lanzamos nuestro primer EP, que apropiadamente titulamos en honor a la primera canción que escribimos juntos, "Head High".

            ¿Qué puedes decirnos sobre el programa que da vida al concierto "Warmer in the Winter"?

            Será una hermosa velada. Vamos a tornar cálido el ambiente con algunas de nuestras canciones favoritas de nuestros dos EPs, y poco después, la encantadora Lindsey Stirling saldrá para impresionar a todos.

            Teniendo en consideración la procedencia mexicana y española de tu padre, sería interesante saber si hablas español.

            Desafortunadamente, no hablo español. Soy el único descendiente de mi padre que no lo habla. Me trasladé al Reino Unido a muy temprana edad y no lo pude practicar. Sé algunas malas palabras (sonríe). Sin embargo, siempre ha sido mi objetivo aprenderlo correctamente.

            ¿Qué debería saber el público de Tampa acerca de este concierto?

            Será una noche inigualable de talento y buena música. El contagioso espíritu navideño se dejará sentir en toda su intensidad.

            ¿Planes futuros?

            Estamos a punto de lanzar un sencillo navideño alrededor de la fecha del "Día de Acción de Gracias". Escribimos canciones para nuestro tercer EP. Asimismo, mi esposa y yo estamos tratando de planificar nuestra luna de miel (vuelve a sonreír).

            ¿Algunas palabras para los seguidores hispanoparlantes que leen La Gaceta?

            Desde lo más entrañable de nuestros corazones, les agradecemos su ilimitado amor y apoyo. El afecto de ustedes significa mucho para nosotros y no podríamos estarles más agradecidos.
           
            ¿Algo que te hubiera gustado te preguntara y no llegué a hacerlo?
           
            Por favor, comparta con sus lectores nuestras redes sociales, nuestras cuentas de Instagram y Twitter: @_AlexanderJean_ y nuestro Facebook: AlexanderJeanOfficial

Nos encantaría que todos estén pendientes de nuestros proyectos, del calendario de nuestras giras y se unan a nuestra lista de correo en AlexanderJean.net.

sábado, 11 de noviembre de 2017

En el duodécimo aniversario de la muerte de Fernando Bujones

Fernando Bujones en "Seven Greek Dances" de Maurice Bejart, en el Hollywood Bowl, el 18 de julio de 1986.
Bujones bailaba con el Ballet de Boston durante ese tiempo.



 "Baryshnikov tiene la publicidad, yo tengo el talento".                                                                                                                                                                                          Fernando Bujones

Por Leonardo Venta 

             El 10 de noviembre de 2005, Fernando Bujones –vencedor de múltiples lides contra las fuerzas del mal para salvar cautivos cisnes sobre el escenario– sucumbió en el Hospital Jackson Memorial de Miami, a los cincuenta años, a causa de una fatal emboscada montada por un agresivo cáncer.
            Bujones –calificado por la crítica de danza del New York Times, Anna Kisselgoff, como “el mejor bailarín norteamericano de su generación"– nació el 9 de marzo de 1955 en la ciudad de Miami. Sus padres, cubanos, decidieron regresar a su patria cuando él tenía siete años. Es allí donde comenzó su formación como bailarín con el Ballet Nacional de Cuba. Retornó con su familia a Miami en 1964. Dos años después, recibió una beca de la Fundación Ford para continuar sus estudios en el New York City Ballet. En 1972, a los 17 años, pasó a integrar el elenco del prestigioso American Ballet Theatre (ABT), para convertirse en el bailarín principal más joven en la historia de la compañía.
             En 1974, cuando Mijaíl Baryshnikov asume la dirección artística del ABT se inicia un dilatado capítulo de desavenencias entre los dos bailarines, que culmina en 1985 con la renuncia del cubano-americano a continuar en la agrupación neoyorquina. De esa época data la célebre frase de Bujones: "Baryshnikov tiene la publicidad, yo tengo el talento".  
            Cuando el ABT pasó a manos de una nueva directiva artística, Bujones fue invitado a bailar con la compañía en la temporada 1989-90. Ya en 1987 había ingresado como primer bailarín en el Ballet de Boston. Su presentación el 14 de enero de 1990 en la gala de los 50 años del ABT en el Metropolitan Opera House fue soberbia. Más admirable resultó su aparición en 1995 en el mismo escenario neoyorquino, junto a sus compañeros del American Ballet Theatre para despedirse de su público entre vítores y una ovación de pie que duró alrededor de veinte minutos, entre numerosas salidas y entradas al escenario
            A partir de su retiro como bailarín, se dedicó al trabajo coreográfico, la docencia y la dirección artística. En esa nueva modalidad, fue nombrado director artístico del Ballet de Orlando en el año 2000, compañía a la que confirió nuevo aliento. Allí se mantuvo colaborando hasta septiembre de 2005, cuando presionado por la gravedad de su enfermedad, decidió trasladarse a Miami para recibir tratamiento médico.  
            Bujones será recordado por su excepcional virtuosismo, proporciones físicas ideales para el ballet –superiores a las de Baryshnikov o Rudolf Nureyev–, elegante línea, envidiables extensiones, vertiginosos entrechats, notable ballon, elevados jetés, bordados giros, delicado oído musical, impecable sentido del estilo, aire principesco, contagiosa bravura, inexplicable encanto escénico e ingente versatilidad en el desempeño de roles protagónicos.
         Según Kisselgoff, de joven tuvo Fernando Bujones dos ídolos: Erik Bruhn y Nureyev, de quienes anhelaba combinar la pureza del primero con la energía del segundo. A raíz de una representación suya de "La bayadera" en Nueva York, otro reconocido crítico del New York Times, el británico Clive Barnes, afirmaba que su briosa manera de bailar “mantenía a los espectadores al filo de sus asientos”. Hoy, doce años después de su temprana desaparición física, su memoria aún nos mantiene al filo de nuestras butacas.   

domingo, 5 de noviembre de 2017

Paradiso, según el lente de Julio Cortázar

De izq. a der.: Julio Cortázar y José Lezama Lima, La Habana 1967


Leonardo Venta

            Paradiso fue la única novela publicada en vida por José Lezama Lima. El personaje José Cemí –si no es el protagonista, algo que el propio Lezama niega– sostiene la trama hacia su iniciación como poeta, en un viaje en que lo real y lo imaginario atraviesan eruditos corredores narrativos dentro del campo de la imagen.
            El calificativo hermético es quizá el más transitado por los críticos de esta novela, avenido a una complejidad marcada por un recorrido entre las sombras hasta alcanzar la luminosidad. A Lezama le desagradaba que lo tildaran de oscuro. En el texto Ensayos barrocos. Imagen y figuras en América Latina, el etrusco habanero afirma: "No empezar con la tontería de lo que se comprende y lo que no se asimila, con la vieja monserga arrinconada de lo oscuro y lo claro, con el imperativo tema de lo fácil y lo difícil. Pues es más fácil que el campesino saludable comprenda lo oscuro creador, que el bachillerismo internacional, creador de toda esa tópica infernal, comprenda lo que es germinativo en el momento justo".
             La publicación, en 1966, de Paradiso desató polémicas entre sus defensores y detractores. La recepción negativa vino de parte de ciertos elementos de la intelectualidad cubana, con estampada tendencia homofóbica, los cuales la imputaron de pornográfica e incompatible con la moral revolucionaria. De esa forma provocaron su desaparición de las librerías. En una misiva a su hermana Eloísa, Lezama comenta: “La forma en que ha sido combatida mi novela y, por otra parte, los elogios que ha despertado, me hacen pensar que todavía vivo”.
            Entre los partidarios de la novela, en el ámbito internacional, descuellan Julio Cortázar, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa; mientras en el temprano espacio cubano, el mismo año de su publicación, cabe mencionar a Salvador Bueno. “Te envío un artículo de Salvador Bueno sobre Paradiso –le comenta a su hermana Eloísa–. Es oportuno porque cierto público mojigato se sintió alarmado por ciertos temas que se tratan en el capítulo VIII. Las cosas que sucedían en las escuelas, el despertar del sexo. Las relaciones amistosas llenas de extrañeza y de misterio”.
            El apoyo de Cortázar a esta obra de Lezama es sumamente valioso, por ser el primero en exponerla favorablemente a la luz internacional, por el prestigio mundial que ya tenía el autor de Rayuela cuando equipara la grandeza literaria del escritor habanero con la de Jorge Luis Borges y Octavio Paz en el ensayo “Para llegar a Lezama Lima”. Cortázar asegura que Paradiso “en sus instantes más altos, es una ceremonia, algo que preexiste a toda lectura con fines y modos literarios”. Asimismo, insiste en la existencia de cierta singularidad inocente en el autor cubano, mientras establece diferencias cardinales entre el estilo lezamesco y el carpenteriano.
            “(…) en el caso especialísimo de Lezama [el barroquismo] se tiñe de un aura para la que sólo encuentro esa palabra aproximadora: ingenuidad. Una ingenuidad americana, insular en sentido directo y lato, una inocencia americana (...) Lezama en su isla amanece con una alegría de preadamita sin corbata de pájaro, y no se siente culpable de ninguna tradición directa. Las asume todas, desde los hígados etruscos, hasta Leopold Bloom”, asevera Cortázar en el antedicho texto.
            Al comparar a Lezama con Carpentier, Cortázar apunta: “Qué admirable cosa es que Cuba nos haya dado al mismo tiempo a dos grandes escritores que defienden lo barroco como cifra y signo vital de Latinoamérica, y que tanta sea su riqueza que Alejo Carpentier y José Lezama Lima puedan ser los dos polos de esa visión y manifestación de lo barroco, Carpentier el impecable novelista de técnica y lucidez europeas, autor de productos literarios a salvo de toda inocencia, hacedor de libros para leer, de productos refinadamente instrumentados para la aprehensión de ese especialista occidental que es el consumidor de novelas; y Lezama Lima, intercesor de oscuras operaciones de ese espíritu que antecede al intelecto, de esas zonas que gozan sin comprender, del tacto que oye, del labio que ve, de la piel que sabe de las flautas a la hora pánica y del terror en las encrucijadas con luna llena”.
            El viajero inmóvil, ante la aparición del oportuno ensayo a favor de su novela, no puede ocultar su jubilosa gratitud al autor en una misiva dirigida a su hermana Eloísa: “(…) ha sido un gran amigo mío y de mi obra. Ha mostrado por ésta una curiosidad, una comprensión verdaderamente excepcionales. El ensayo es, sin duda alguna, notable y revela una gran intuición de lo que yo he hecho. Llega con una gran oportunidad, pues Cortázar es hoy en día, uno de los mejores escritores americanos. Es muy leído por un público inteligente. Figúrate, aquí el Paradiso cayó como un batacazo, pues yo creo que no había la menor adecuación para recibir una obra de esa envergadura, modestia aparte. Y de pronto, el gran ensayo de Cortázar ha sido como un rayo que ha aclarado la visión de algunos y puesto furiosos a los más recalcitrantes envidiosos”.
            Sobre los personajes de la gran novela de Lezama Lima, anota Cortázar: "(...) están vistos en esencia mucho más que en presencia, son arquetipos antes que tipos. La primera consecuencia (que desencadena no pocas reacciones irónicas) es que mientras la novela cuenta la historia de algunas familias cubanas a fines del siglo pasado y principios del actual, con los más prolijos detalles de época, geografía mobiliario, gastronomía e indumentaria, los personajes en sí mismos parecen moverse en un continuo absoluto, ajenos a toda historicidad, entendiéndose entre ellos por encima del lector y de las circunstancias inmediatas del relato, con un lenguaje que es siempre el mismo lenguaje y que toda referencia a la verosimilitud psicológica y cultural vuelve inmediatamente inconcebible”.
            Luego, Cortázar sintetiza admirablemente con una pregunta, que se responde a sí misma, el rol supremo de la imagen en la poética lezamesca, que muy bien justifica el lenguaje afín de los personajes en Paradiso, en plena oposición a los roles tradicionales de la novelística, en que cada cual debe expresarse según su condición, el contexto en que se desenvuelve y el carácter de los interlocutores: "¿Por qué no ha de aceptar que los personajes de Paradiso hablen siempre desde la imagen, puesto que Lezama los proyecta a partir de un sistema poético que ha explicado en múltiples textos y que tiene su clave en la potencia de la imagen como secreción suprema del espíritu humano en busca de la realidad del mundo invisible?".
            Afirmamos, valiéndonos del texto cortasiano, que “leer a Lezama, es una de las tareas más arduas y con frecuencia más irritantes que puedan darse”, al mismo tiempo que agregamos, volviendo a citar al autor de Bestuario, que Paradiso “no es un libro para leer como se leen los libros, es un objeto con anverso y reverso, peso y densidad, olor y gusto, un centro de vibración que no se deja alcanzar en su coto más entrañable si no se va a él con algo que participe del tacto, que busque el ingreso por ósmosis y magia simpática”.

En el 107 aniversario del natalicio de Miguel Hernández

Además de la reconocida poesía hernandiana, esta nueva publicación contiene,
entre otros componentes, su menos conocida dramaturgia 
Por Leonardo Venta


            Difícil es encontrar un escritor que, a pesar de los 75 años transcurridos desde su desaparición física, se mantenga vigente en el gusto de los amantes de la virtud y la sensibilidad en la buena literatura. Una prueba fehaciente de ello es el considerable número de actividades que, en reconocimiento al 107 aniversario del natalicio de Miguel Hernández (30 de octubre de 1910), se celebran en toda la geografía española y en diversos rincones del mundo.  
            Como muestra de estos homenajes, el pasado 31 de octubre, en la sede del Instituto Cervantes en Madrid, se presentó el libro editado por el investigador y catedrático Jesucristo Riquelme, que lleva como título La obra completa de Miguel Hernández, un volumen de 1899 páginas, algunas de ellas ilustradas, con 30 textos inéditos y 3 mil modificaciones a la obra completa anterior, de Espasa Calpe, compilada en 1992 por Carmen Alemany, Agustín Sánchez Vidal y José Carlos Rovira.
            Esta nueva publicación, bajo el sello de la editorial Edaf, incluye un estudio preliminar de la vida y obra del poeta de Orihuela, así como una revisión crítica, con notas y comentarios de los géneros que recoge, desde su poemario hasta dos cuentos infantiles inéditos, biografías de toreros (de sus años como redactor de El Cossío), teatro, prosa y crónicas periodísticas.
            El autor de El rayo que no cesa, para la crítica su obra más lograda, falleció, con tan sólo 31 años de edad, hace más de siete décadas, en una prisión de Alicante, entre hemorragias y dolores ocasionados por una infección de tifus complicada con tuberculosis pulmonar aguda.
            En una época en que sobresalía el filosofismo de la Generación del 27 y la renovación culta de Garcilaso de la Vega y Luis de Góngora, el juglar pastor atavió la lírica castellana con el sencillo y admirable atuendo de un campesino que además de apacentar ovejas sabía articular admirablemente los más íntimos clamores del alma.
            Su obra, abierta, original y conmovedora, está escrita en versos pulcros y musicales. Su gran valor ante el sufrimiento marca una pauta en la expresión más genuina de la postguerra. Su primer libro, Perito en lunas, refleja el trabajo autodidacta del aldeano enamorado de los versos de Góngora. En 1936, cuando se aleja de los moldes expresivos gongorinos para asentarse en una cosmovisión libre de la estética burguesa, sentimos al poeta que ya ha encontrado su tono inconfundible.
            El comienzo de la Guerra Civil española adentra a Miguel Hernández en un piélago de calamidades, en el que se contempla a sí mismo “sentado sobre los muertos, ruiseñor de las desdichas, eco de la mala suerte”.
            Dentro de lo que el poeta llamó “poesía de guerra”, están incluidos sus poemarios Viento del pueblo (1937) y El hombre asecha (1939), libros que ya muestran al escritor comprometido. En 1937, ya involucrado en la Guerra Civil como voluntario en el 5.º Regimiento del movimiento de izquierda antifascista, Hernández logra escapar fugazmente a Orihuela para casarse con la andaluza Josefina Manresa con la que mantenía relaciones desde 1934.
            De esta unión nacieron dos hijos, Manuel Ramón, en marzo de 1937, que muere a los pocos meses de nacer y a quien están dedicados los siguientes versos: “Hijo del alba eres, hijo del mediodía. / Y ha de quedar de ti luces en todo impuestas, / mientras tu madre y yo vamos a la agonía, / dormidos y despiertos con el amor a cuestas”. A su segundo hijo, Manuel Miguel, nacido en enero de 1939, le escribe “Nana de las cebollas”, la tristeza más enternecedora jamás modulada en una canción de cuna.  
            En “Nana de las cebollas” hallamos un retorno a los procedimientos de la poesía popular de tipo tradicional, en forma de seguidilla. La historia detrás de este poema es simplemente emotiva. Con la victoria del bando nacional, Hernández es condenado a muerte, pena que fue reducida posteriormente a 30 años de prisión. Preso, recibe una carta de su esposa en la que le comunica que por muchos días no hay otra cosa que comer que cebolla. El poeta le responde en misiva fechada el 12 de septiembre de 1939: “Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche”.
           Con la licencia de mis estimados lectores, reproduzco algunos versos de esta sublime composición: “En la cuna del hambre / mi niño estaba. / Con sangre de cebolla / se amamantaba (…) Una mujer morena / resuelta en lunas / se derrama hilo a hilo / sobre la cuna. / Ríete niño / que te traigo la luna / cuando es preciso. // Tu risa me hace libre, / me pone alas. / Soledades me quita, / cárcel me arranca. / Boca que vuela, / corazón que en tus labios / relampaguea”. Es tu risa la espada / más victoriosa, / vencedor de las flores / y las alondras. / Rival del sol. / Porvenir de mis huesos / y de mi amor (...)”.

viernes, 27 de octubre de 2017

Tragedia y esperanza en el teatro histórico de Antonio Buero Vallejo

"El tragaluz", de Buero Vallejo, un duro dilema de la libertad de expresión bajo la dictadura de Franco
Por Leonardo Venta

"Escribir  teatro  histórico  es reinventar la historia sin destruirla".
Antonio Buero Vallejo

                Antonio Buero Vallejo (1916-2000) fue un dramaturgo de ingeniosa valentía en un tiempo difícil. Iluminó oscuridades con la penetrante intrepidez de la verdad y el ingenio artístico. “Escribo de las pobres y grandes cosas del hombre; hombre yo también de un tiempo oscuro, sujeto a las más graves pero esperanzadas interrogaciones”, afirmaba. 
"El tragaluz" –una de las mejores creaciones entre sus casi treinta obras teatrales– aborda la funesta experiencia de una familia española en la etapa de la postguerra y que se extiende hasta alrededor de tres decenios más tarde. Si bien, este infortunio familiar, arquetipo de toda una sociedad, modula una crítica subrepticia al régimen de Francisco Franco, así como devela, entre otros elementos, la distorsión de la historia, el pasado colectivo, en el ámbito de uno de los más nefastos episodios de la historia española.
La pieza teatral, cuyo estreno se realizó en 1967, es presentada como un experimento conducido por dos narradores en un tiempo futuro, Él y Ella, los cuales valoran y seleccionan los eventos y pensamientos del pasado. Al levantarse el telón, ya existe una trama preexistente, que será manifiesta a través del diálogo.
Un matrimonio y sus tres niños –Vicente, Mario y Elvirita– esperan el tren a Madrid. El transporte, difícil de abordar, llega repleto de soldados. El padre le entrega a Vicente –el mayor de los chicos– un saco con las únicas provisiones de la familia para que se adelantase a subir al ferrocarril. La bolsa contenía la leche de Elvirita, único alimento de la pequeña de 2 años, viva imagen de los cientos de miles de españoles que fueron víctimas en esa época de la impresionante privación de bienes básicos de consumo. 
Vicente consigue abordar uno de los vagones, pero al resto de la familia se le imposibilita la operación debido al apretujamiento y poca capacidad en el vehículo. El padre, al percatarse de esto, le ordena apearse, pero Vicente no le obedece y sigue su curso solo. Unos días después, la niña muere de hambre y el padre enloquece. 
Al transcurrir los años, el matrimonio, ya mayor, y su hijo Mario viven en un semisótano donde hay un tragaluz, símbolo de una visión parcial de la realidad, intersticio de comunicación y separación entre el sombrío recinto donde habitan (el mundo interior de los personajes) y la realidad exterior. La familia no admite la verdad sobre el suceso que le ocasionara la muerte a Elvirita. Se inventa otra versión, la cual sugiere que Vicente no pudo bajarse del tren porque los soldados se lo impidieron.           
Mario se convierte en un escritor sin éxito que evade el ambiente materialista y corrompido que le rodea. Para él, el mundo está integrado por devoradores y devorados, acercamiento análogo al pesimismo contemplativo de Schopenhauer, el cual le inmoviliza. En contraste, su hermano, dueño de una exitosa editorial, exterioriza un espíritu práctico. No le importan los medios para obtener sus propósitos. Vicente, a lo largo de su vida, ha elegido el tren; Mario, el tragaluz.

El Padre, especie de dios temible, mata con unas tijeras a su propio hijo

Al final de la obra, el hermano mayor, agobiado por la conciencia que nunca dejó de atormentarlo, confiesa el haber asesinado a Elvirita mediante la acción deliberada de no bajarse del tren. Desde su racional demencia, el Padre, especie de dios temible, mata con unas tijeras a su propio hijo, símbolo del mal que hay que eliminar para consumar la justicia poética. Si bien, dentro de la complejidad temática de la obra, Vicente es, al igual que el resto de los personajes, víctima de un sistema opresor. Él procura el perdón paterno, y, a través de la confesión y su propia muerte, exonera su hybris (transgresión). La verdad, aunque trágica, lo libera mediante el consiguiente castigo catártico.
Para Buero Vallejo, la tragedia –que desde la Grecia clásica ha tratado de mostrar los sufrimientos como consecuencia de los errores– bien pudiera ofrecer una salida. Los conflictos entre la libertad y la necesidad, el ser humano y la naturaleza, la razón y los instintos pueden tener solución. La evolución de los personajes buerianos ilustra la lucha por hallar un significado a la existencia. Para él, la trama no puede ser considerada pesimista sólo por el hecho de mostrar sufrimiento y angustia.
El recipiente del Premio Cervantes 1986 –que aprovechó admirablemente todo resquicio que le confiriera la censura franquista– desenmascara y acorrala con "El tragaluz" la injusticia y la mentira. Ingresa en el aposento donde se resguardan y, con la prodigiosa daga de Melpómene, las apuñala, de la misma manera que el Padre, en su papel de divinidad justiciera, acuchilla a su hijo, para, con el sacrificio de su muerte, devolver –afianzado en la verdad– el orden a la subyacente "tragedia esperanzada", oxímoron con que el propio Buero Vallejo definiera la eterna lucha entre lo trágico ineludible y el inmarcesible regalo de la esperanza.