Después de 15 años de ausencia, el Ballet Nacional de Cuba vuelve a Tampa con la gema del ballet romántico “Giselle”,
la obra más emblemática de su repertorio
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Por Leonardo Venta
“…
Daniel Lesur, administrador de la Ópera [de París], se acercó a nuestra gran
bailarina: ‘Alicia –le dijo– desde hacía mucho tiempo, desde el siglo pasado,
Giselle era una pieza de museo, una cosa muerta. Usted con su genio, la ha
revivido, nos la ha restituido. Gracias a usted la vimos esta noche como
hubiese querido verla Théophile Gautier’. Creo que nada tendría yo que añadir a
estas palabras”.
‘’Giselle’’, obra cumbre del ballet
romántico, en cuyo rol protagónico la prima ballerina assoluta y directora del
mundialmente aclamado Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, una leyenda viva
de la danza clásica, debutara el 2 de noviembre de 1943 en el neoyorquino
Metropolitan Opera House, llega a Tampa, después de 15 años de ausencia, para
una presentación histórica, el miércoles, 23 de mayo, a las 8 p.m., en la Sala
Morsani del Straz Center for the Performing Arts.
Concebido por el poeta Théophile
Gautier, el argumento de “Giselle” se inspira en las Lettres de l’Allemagne
(Cartas de Alemania) de Heinrich Heine, del siglo XIX, cuyo lenguaje poético,
henchido de referencias míticas y paisajes fantásticos, sustentó la imaginación
creativa del libretista Saint George, así como la de los coreógrafos Coralli y
Perrot, y, finalmente, conllevó a la revisión de Marius Petipa.
La puesta en escena cubana en el
Straz Center –una de sus solamente cuatro presentaciones en Estados Unidos este
año, que incluyen el Kennedy Center, en Washington, D.C., y el histórico
Auditorium Theatre, en Chicago– cuenta con la versión coreográfica de la Alonso
en dos actos sobre la original de Jean Coralli y Jules Perrot.
Los roles protagónicos serán
interpretados por la primera bailarina Sadaise Arencibia (Giselle) y el
bailarín principal Raúl Abreu (Albrecht). Además de su presentación el
miércoles, la compañía ofrecerá una clase magistral el martes, 22 de mayo.
Fotografía inédita de la primera bailarina Sadaise Arencibia en el
segundo acto de “Giselle”, cortesía del artista fotográfico Artyom Shlapachenko |
En la heroína de esta gema danzaria
se combinan los dos grandes tipos de bailarinas. En el primer acto, es la
campesina terrenal. Sin embargo, destella un implícito presagio etéreo desde el
fondo de esa caracterización tan francamente humana. A su vez, tiene que hacer
gala de una férrea técnica clásica y un variado prisma de emociones. Atraviesa
sentimientos que van desde el amor ingenuo y la dicha compartida a la
desilusión, la impotencia, la locura y la muerte.
En el segundo acto, se transforma en
un espíritu alado para hilvanar la más sublime poesía de la danza. Según el ya
extinto Arnold Haskell, uno de los críticos más substanciales de la danza
clásica, existe un fuerte lazo dramático entre el primer y el segundo acto.
Giselle, transformada en espectro de los bosques, o willis, supera los
obstáculos que le tiende el desamor y la muerte, pero, al mismo tiempo, se
debate entre su nueva naturaleza espectral, sujeta a las exigencias de Myrta,
la vengativa reina de las willis, y su inmenso amor por el príncipe Albrecht.
En este espacio, he recogido
impresiones de Ivonne Lemus, maître del Next Generation Ballet y otrora
bailarina del Ballet Nacional de Cuba, la propia Sadaise Arencibia, que en 2009
fue promovida al rango de primera bailarina, así como de Judy Lisi, presidenta
ejecutiva del Straz Center.
“Todavía no se sabe si Alicia Alonso
vendrá con la compañía. Encontrarme con ella y Pedro Simón, su esposo, en
Tampa, sería muy emotivo para mí. Yo viví muy en el seno del Ballet Nacional de
Cuba”, nos comenta Lemus. “Van a venir muchos bailarines que yo conozco, así
como otros nuevos. Tengo que verla [Alicia Alonso], estar con ella, tocarla,
darle las gracias por todo. Si no hubiera sido por Alicia, yo no fuera maître
hoy. Ninguno de nosotros hubiéramos sobrevivido en este arte sin la formación
que hemos recibido de Alicia”, agrega con contagiosa franqueza.
En 2016, alrededor de esta fecha,
Next Generation Ballet estrenó “Giselle” en el Straz Center, con tres funciones
que evidenciaron la reputación que ha ido consolidando esta joven compañía, de
la cual Lemus ha sido impulso vital por casi once años. Al respecto nos
comenta: “Cuando yo monté este ballet a Next Generation Ballet, me remonté a
Cuba con la mente, porque la escuela cubana de ballet le otorga a cada
personaje de 'Giselle', por simple que sea, una estupenda precisión y
profundidad en la caracterización”.
Por otra parte, hemos sido sumamente
afortunados al conseguir declaraciones desde La Habana de la primera bailarina
que nos deleitará con la interpretación de un personaje que –al decir de
Haskell– “hace o deshace la reputación de una bailarina”.
Imagen inédita de un pulido arabesque penché de Sadaise Arenciba en el ‘promenade’ del segundo acto de “Giselle”, cortesía del artista fotográfico Artyom Shlapachenko |
“Tengo varios roles favoritos, pero
de los que he bailado mis preferidos son Carmen y Giselle”, nos confiesa
Sadaise. “Para mí, bailar Giselle en esta gira significa un honor inmenso por
varios motivos”, reflexiona cuando tratamos de indagar la trascendencia que
tiene para ella esta su primera presentación en Tampa.
“Giselle es el ballet ícono de
Alicia Alonso, con el que se reveló como gran estrella, precisamente en Estados
Unidos cuando era aún muy joven”, agrega la talentosa bailarina cubana. “Es una
de las obras que más prestigio le ha dado al Ballet Nacional de Cuba como
compañía, no sólo por lo que representa Alicia en “Giselle” para el mundo, sino
también por las características de la versión. Además, este 2018 se cumplen 40
años de la primera vez que nuestra compañía actuó en Estados Unidos. Entonces,
es una gran responsabilidad y un orgullo para mí ser la Giselle aquí”, añade
para concluir su razonamiento.
Desde otro ángulo, Judy Lisi,
presidenta ejecutiva del Straz Center, también nos comenta sobre la histórica
función que se nos avecina. “Cuando pienso en el Ballet Nacional de Cuba
interpretando “Giselle” en el Straz Center –la obra más importante en la carrera
de su directora artística Alicia Alonso– la frase que primero me viene a la
mente es: ‘una oportunidad única en la vida’. Tendremos el privilegio de
aplaudir a algunos de los mejores bailarines del mundo, formados bajo el legado
de la prima ballerina assoluta cubana. Son sus descendientes directos. Ella les
ha transmitido la impecable técnica del ballet clásico con el inconfundible y
emotivo sello artístico cubano, el cual ninguna otra agrupación del mundo
posee”, afirma. “Nos ha tomado tres años de ardua labor el traer a esta
distinguida compañía, y cada paso que realicen sus bailarines sobre el
escenario de la Sala Morsani nos certificará que el esfuerzo que hemos
realizado en traerlos ha valido la pena”, concluye.
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