La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí
José Martí
jueves, 29 de agosto de 2013
miércoles, 28 de agosto de 2013
Fallece el padre de la escuela cubana de ballet
Por Leonardo Venta
“Fernando Alonso representa la escuela clásica pura con sus movimientos prolongados
hasta lo infinito, su ritmo y su música, su disciplina perfecta y su júbilo”.
Arnold L. Haskell
hasta lo infinito, su ritmo y su música, su disciplina perfecta y su júbilo”.
Arnold L. Haskell
*El período especial fue un largo período de hondo recrudicimento de la crisis económica ya existente en la isla, como resultado del colapso de la Unión Soviética en 1991 y se extiende a comienzos/mediados de la década de los 90
martes, 27 de agosto de 2013
Forum “María Zambrano: entre el Mediterráneo y el Caribe”
Este tipo de encuentro académico se ha creado para destacar momentos claves en la vida y el pensamiento de la intelectual española donde se cruzan la tradición clásica europea y las utopías latinoamericanas. Instituido por la Fundación María Zambrano en el verano del 2011-que acogió los dos primeros eventos- la iniciativa es retomada ahora en Estados Unidos. La Universidad del Sur de la Florida, celebrará los días 14, 15 y 16 de octubre, en su recinto de Tampa, el III Forum con el apoyo de la Fundación María Zambrano y la Universidad de Málaga .
El propósito es seguir generando espacios de diálogo entre académicos de las orillas que Zambrano supo unir, tanto en su experiencia vital como en su práctica filosófica. Participan especialistas en la obra zambraniana provenientes de España, Cuba, Canadá , Puerto Rico y Estados Unidos. Las sesiones serán abiertas a estudiantes y profesores así como a miembros de la comunidad. Para más información, puede comunicarse con la coordinadora del encuentro, Dra Madeline Cámara, profesora del Dept de World Languages de USF, al correo electrónico: camaram@usf.edu
viernes, 9 de agosto de 2013
La gran triada barroca: Góngora, Sor Juana y Lezama
“Si la obra de Lezama Lima pudiera perpetrarse gráficamente sería René Portocarrero, su contemporáneo pintor cubano, el que simultaneare su misma trayectoria”. Eloisa Lezama Lima Por Leonardo Venta |
El cordobés Luis de Góngora – el poeta representativo del barroco europeo en castellano, lo que se ha dado en llamar culteranismo o gongorismo, autor de retadoras obras al entendimiento – es adalid de un lenguaje refinadísimo, colmado de atrevidas metáforas, cultismos (neologismos) greco-latinos, algunos de los cuales se reiteran sistemáticamente –, así como enarbola, cual antípoda estético torbellino, una sintaxis torcida, con alteración del orden normal de la colocación de las palabras, a la usanza del latín en las cláusulas. A su vez, emplea un léxico desmedido que se distancia categóricamente de la norma para explayar una riqueza que coquetea apetitosamente con el color, la luz, el sonido, el tacto, el olor; además de valerse de gran número de referencias mitológicas, asociadas a un simbolismo y hermetismo, que lo hace casi inaccesible, originando, por ende, juicios que califican o niegan su estilo de contraproducente y banal.
Marcelino Menéndez Pelayo acusó a Góngora de haberse “atrevido á escribir un poema entero (las Soledades), sin asunto, sin poesía interior, sin afectos, sin ideas, una apariencia ó sombra de poema, enteramente privado de alma”. No obstante, los simbolistas del siglo XIX, especialmente Verlaine, redimieron la reputación del cordobés como escritor. En tanto, en 1927, en el tercer centenario de la celebración de la muerte de Góngora, sale a luz una prosificación de las Soledades – preparada por el poeta, crítico literario y filólogo español Dámaso Alonso – que rescata el valor del relegado e incomprendido escritor culterano.
“El culto a Góngora lo trae a España Rubén Darío, y él lo aprende en el simbolismo francés. Es curioso, y hasta cómico. El entusiasmo de Verlaine por Góngora no pasa de ser una intuición: Verlaine ama a Góngora, a quien no conoce, no puede conocer, porque es un poeta maldito”, afirma Dámaso Alonso. A su vez, uno de los pioneros en revalorizar a Góngora en Europa fue Lucien-Paul Thomas con Études sur Góngora et gongorisme considéré dans leur rapports avec le marinisme, publicado en Bruselas, Bélgica, en 1910.
“El culto a Góngora lo trae a España Rubén Darío, y él lo aprende en el simbolismo francés. Es curioso, y hasta cómico. El entusiasmo de Verlaine por Góngora no pasa de ser una intuición: Verlaine ama a Góngora, a quien no conoce, no puede conocer, porque es un poeta maldito”, afirma Dámaso Alonso. A su vez, uno de los pioneros en revalorizar a Góngora en Europa fue Lucien-Paul Thomas con Études sur Góngora et gongorisme considéré dans leur rapports avec le marinisme, publicado en Bruselas, Bélgica, en 1910.
Como resultado a las extravagancias gongorinas, para referirse al oscuro poeta, es célebre la frase del humanista Francisco de Cascales: “convertido de ángel de luz en ángel de tinieblas”. Las particularidades estilísticas que Góngora ha iluminado o ensombrecido con el apellido que bautiza su pluma, son prototipos de una escritura elitista, rechazada no sólo por el lector común sino incluso por lo más selecto de la intelectualidad de sus días, entre ellos su acérrimo enemigo Marcelino Menéndez y Pelayo.
Existen puntos de contacto entre el gran escritor cordobés y el no menos destacado escritor habanero José Lezama Lima. Aunque es cierto que la poesía de Góngora y la de Lezama, padecen o disfrutan de una gran obsesión por lo estético y sensorial del lenguaje, pertenecen a épocas distantes y responden a poéticas y contextos diferentes. El hermetismo, ceñido a la complejidad formal que entenebra la lectura de sus obras, explica en parte la razón por la cual tanto Lezama como Sor Juana Inés de la Cruz han sido asociados con Góngora (el arquetipo) .
Si bien, Eloísa Lezama Lima niega la existencia de pronunciados lazos entre Góngora y Lezama, apoyándose precisamente en declaraciones de su propio hermano: “Ha negado Lezama Lima que Góngora y él hayan trabajado en la misma dirección; y con énfasis insiste en que él trata de hacer claras las cosas oscuras y que Góngora tornó oscuras las cosas claras”.
Otra fuente que refuta una honda presencia gongorina en Lezama, aunque titubea al plasmarlo, cuando emplea la expresión “pero a veces”, es Fina García Marruz: “[…] le suponen al poeta [Lezama] un gongorismo del que está más lejos de lo que parece. Góngora elabora cosas de suyo sencillas…el famoso ‘cuadrado pino’ en vez de mesa, la simple fábula que hay detrás de las alambicadas Soledades. Nuestro poeta [Lezama] habla de cosas oscuras de un modo claro. Su ‘oscuro’ es el de lo real, no el del arte. Pero a veces, sin duda, ‘se deja’ también cierto gustoso gongorismo, homenaje de buen lector, aprendizaje de buen artesano”.
Otra fuente que refuta una honda presencia gongorina en Lezama, aunque titubea al plasmarlo, cuando emplea la expresión “pero a veces”, es Fina García Marruz: “[…] le suponen al poeta [Lezama] un gongorismo del que está más lejos de lo que parece. Góngora elabora cosas de suyo sencillas…el famoso ‘cuadrado pino’ en vez de mesa, la simple fábula que hay detrás de las alambicadas Soledades. Nuestro poeta [Lezama] habla de cosas oscuras de un modo claro. Su ‘oscuro’ es el de lo real, no el del arte. Pero a veces, sin duda, ‘se deja’ también cierto gustoso gongorismo, homenaje de buen lector, aprendizaje de buen artesano”.
De juicios como el de García Marruz y Eloisa Lezama Lima, que no constituyen casos aislados, en cuanto a las numerosas analogías establecidas entre el habanero y el cordobés, se desprende un cierto interés en resaltar las virtudes literarias de Lezama sobre las de Góngora, en consciente o indeliberada parcialidad.
Algo similar leemos en comentarios de ciertos sorjuanistas, quienes, impelidos a establecer cotejos entre el escritor español y la Décima Musa de México, especialmente entre las Soledades y Primero Sueño, sugieren que la mexicana sobrepasa a su antecesor, al menos en la profundidad temática. Octavio Paz, devoto de la moja jerónima pero distanciado del reducido nucleo sorjuanista por razones que no he de conjeturar aquí, afirma en su célebre Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la fe: “Góngora: transfiguración verbal de la realidad que perciben los sentidos; sor Juana: discurso sobre una realidad vista no por lo sentidos sino por el alma”.
Algo similar leemos en comentarios de ciertos sorjuanistas, quienes, impelidos a establecer cotejos entre el escritor español y la Décima Musa de México, especialmente entre las Soledades y Primero Sueño, sugieren que la mexicana sobrepasa a su antecesor, al menos en la profundidad temática. Octavio Paz, devoto de la moja jerónima pero distanciado del reducido nucleo sorjuanista por razones que no he de conjeturar aquí, afirma en su célebre Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la fe: “Góngora: transfiguración verbal de la realidad que perciben los sentidos; sor Juana: discurso sobre una realidad vista no por lo sentidos sino por el alma”.
Tanto la obra de sor Juana (precedente asombroso a nuestra época) como la del neobarroco Lezama, en su calidad de americanos, en colación con la del peninsular don Luis, nos remiten a la simulación y venganza de la copia, temática ampliamente debatida por Nelly Richards en su ensayo “Latinoamérica y la postmodernidad: La crisis de los originales y la revancha de la copia”. A estos tres grandes escritores les une el estilo barroco que cultivaron – el punto de referencia ibérico en su calidad genesíaca –, pero ‘desde’ y ‘hacia’ marcadas perspectivas sumamente impares.
Es innegable que el antecedente histórico-literario de Sor Juana y Lezama resida en Góngora, así como es justo aclarar que los tres escritores se diferencian entre sí por las singularidades de sus obras. En el caso de Lezama, un acercamiento de eclécticas aristas colmadas de cuestionamientos parodia y pone en tela de juicio estilos y valores tradicionales hegemónicos para trazar horizontes que trascienden cualquier paralelo con la creación de sus predecesores.
Es innegable que el antecedente histórico-literario de Sor Juana y Lezama resida en Góngora, así como es justo aclarar que los tres escritores se diferencian entre sí por las singularidades de sus obras. En el caso de Lezama, un acercamiento de eclécticas aristas colmadas de cuestionamientos parodia y pone en tela de juicio estilos y valores tradicionales hegemónicos para trazar horizontes que trascienden cualquier paralelo con la creación de sus predecesores.
lunes, 5 de agosto de 2013
Dalí, por todo lo grande
“Santiago el Grande” (1957), óleo sobre lienzo, exposición permanente en Beaverbrook Art Gallery en Fredericton, New Brunswick, Canadá. |
Por Leonardo Venta
Localizado en el azuloso litoral del centro de San Petersburg, a sólo 30 minutos de la floridana Tampa, el nuevo museo de tres plantas que alberga las obras de Salvador Dalí va para tres años que reabrió sus puertas al público.
La arquitectura de la nueva morada dalisiana, por el monto de 30 millones de dólares, en conexión con el carácter surrealista de gran parte de las obras del excéntrico artista, funde lo clásico con lo ilusorio, lo minucioso con lo exuberante, lo palmario con lo onírico.
A excepción de las colecciones que se encuentran en España, la de este estadounidense centro es la más extensa en obras originales del artista nacido en Figueras, municipio perteneciente a la provincia de Girona, en Cataluña. Incluye 96 pinturas al óleo y un extenso inventario de acuarelas, dibujos, grabados, fotografías, esculturas, objetos de arte de su creación, así como un amplio archivo de documentos.
La rutilante tecnología del siglo XXI, fundamentada en el análisis computacional y la digitalización, ha conseguido recrear novedosas geometrías geodésicas que ofrecen la ilusión del fluido de los líquidos de la naturaleza en estructuras sumamente vigorosas que particularizan el nuevo alojamiento para las criaturas de uno de los máximos exponentes del movimiento surrealista.
El museo consta además de una escalera en espiral, que comunica la planta baja y el tercer piso, inspirada en la fascinación de Dalí por el ADN. La singular acumulación de peldaños, en forma de resorte tensionado, se suspende desafiantemente en una curva que infunde plácido dalisiano vértigo. El gusto por las simetrías y la sucesión de números Fibonacci, en la que cada término es igual a la suma de los dos que le preceden, complementan esta maravilla arquitectónica, digna de la magia del gran artista catalán.
A la colección, valorada en alrededor de 500 millones de dólares, se le han sumado hasta el mes de octubre “Santiago el Grande” (1957), una de las composiciones más impresionantes de Dalí, acompañada por otras dos pinturas del artista – “La Turbie - Sir James Dunn, sentado” (1949), y “Fantasía Ecuestre: Retrato de Lady Dunn” (1954) – pertenecientes a la llamada vanguardia histórica. Las obras son préstamos de la galería de arte Beaverbrook en Fredericton, New Brunswick, Canadá.
A finales de la década de los cincuenta, Dalí incursionó en un nuevo movimiento, el expresionismo abstracto, en piezas como “Velázquez pintando a la infanta Margarita, rodeada de las luces y las sombras de su propia gloria” (1958) o “El siervo de los discípulos de Emaús” (1960). Pertenecen también a esa época, sus dos monumentales cuadros históricos: “Santiago el Grande” y “El sueño de Cristóbal Colón”. La superficie de “Santiago el Grande” armoniza perfectamente con el epíteto que califica al Apóstol. Con sus 13 pies de altura, solo es superado (ligeramente) en dimensión por el hermosísimo óleo sobre lienzo “El sueño de Cristóbal Colón", parte de la colección permanente del museo, y, a su vez, el cuadro de mayor dimensión realizado por el artífice catalán.
En “Santiago el Grande” – que representa a Santiago de Compostela, el santo patrón de España – el siervo de Dios emerge del mar sobre su caballo blanco en enérgico ascenso hacia una esfera gloriosa. El artista reveló que había experimentado mientras lo pintaba “un escalofrío existencialista: el escalofrío de la unidad de la patria”. Dalí logra en la representación hiperrealista del equino –cuya recia cabeza contrasta con sus pies y cuerpo nebuloso– causar la impresión de proyectarse en un salto desde el lienzo.
Otro de los aspectos relevantes de “Santiago el Grande” es la manera sorprendente cómo su fondo azul-celosía se asemeja al atrio de cristal del Museo Dalí. Una joya arquitectónica en sí, el museo está recubierto por un resistente vidrio triangulado del mismo color que sugiere el contraste entre la consciencia dalisiana y el mundo exterior. El fondo del cuadro es una representación directa de la decoración de una iglesia del siglo XIII de los Jacobinos en Toulouse, Francia, punto de parada en el peregrinaje cristiano del medieval “Camino de Santiago”, rumbo a la tumba del venerado Apóstol. Según el periodista y escritor Antonio Olano, amigo de Dalí, la pintura propone un retorno del pintor a la devoción católica. Al mismo tiempo, exalta la cultura y la religión de España mediante un enfoque místico.
En cuanto a los dos otros préstamos provenientes de la galería de arte Beaverbrook – los retratos de Sir James Hamet Dunn y Lady Dun, ambos amigos de Dalí –, el primero aparece sentado con las piernas cruzadas y descalzo, arropado en una toga oro satinada para subrayar su presunto parecido a César Augusto, tras cuya muerte el nombre de Augusto sería utilizado como título por los siguientes emperadores romanos.
“La Turbie - Sir James Dunn, sentado” (1949) |
En tanto, la imagen de Lady Dunn se ofrece noblemente sentada sobre un caballo palomino con un halcón posado sobre su brazo enguantado. Aunque el naturalismo de la obra es impresionante, se respira un cierto aire lúdico en la misma, mediante la presencia de diminutos animales casi imperceptibles que acentúan una atmósfera de cuento de hadas.
“Fantasía Ecuestre: Retrato de Lady Dunn” (1954) |
Para los interesados en la historia detrás de “Santiago el Grande”, el museo ofrece el documental “The Way of Saint James (El camino de Santiago)”, del realizador Manuele Mandolesi, en un recorrido por el peregrinaje de la antigua ruta de los Pirineos a la famosa ermita de Santiago de Compostela, donde descansan los restos del venerado Apóstol, a través de la experiencia de varios peregrinos iluminados por el albor de tan excepcional experiencia espiritual.
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