Por Orlando Venta
Tristes son las
calles de la vida,
muy tristes.
No podemos
entender al hombre,
no podemos
aliviar su suerte,
sólo Díos puede
aliviar nuestras
cargas.
El hombre no
puede entender al hombre,
no podemos vaciar
sus bolsillos
para atenuar el
hambre de los pobres,
sólo ofrecer
nuestra riqueza
a Dios,
sólo llorar por
los que no pueden llorar,
y ser felices por
los que no pueden ser felices,
agregar un
asiento a nuestra mesa,
y pedir al Señor
que el necesitado lo ocupe.
El hombre, pobre
hombre abatido,
no sabe ofrecer
lo que no tiene,
no sabe
compartir,
tiene miedo de
dar y no recibir nada a cambio.
Debemos pensar
qué podemos
hacer para que
otros lo hagan,
sólo hay que
creer,
confiar en lo que
está hecho
y servirá mañana
declarar en
silencio las palabras
que sólo Dios
escucha
para que Díos
haga.
Esta noche duerme
en la paz
del Señor.
Él reconfortará
tu alma
y la mía.
El tendrá
misericordia
y multiplicará
los panes y los peces,
y convertirá el
agua en vino
y andará sobre
las olas
y levantará al
caído.
Esta noche el
Señor pondrá suerte,
sanará al enfermo
y cuidará tu
sueño.
Esta noche, y no
la otra,
seremos llenos de
su poder
y declararemos
victoria
No estés más triste,
Él te ama con un
amor infinito.
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