Imagen de la dríade cuya mística aureola inspirara esta prosa poética |
Por Leonardo Venta
No entiendo
nada…nada… ando oscuro, confundido, sin la lozanía de tu afecto… tendido sobre tu corazón
en fuga.
¿Qué taladro ha perjurado lo indecible
en mi garganta? Grito, gritos: rescátenla, devuélvanmela, al menos su sonrisa, el
amplio cálido júbilo de su voz.
Sabes, abuela bajó anoche con dulce pañuelo
de lino para enjugar mis lágrimas. Me hizo probar su nostálgico dulzor. Me dijo
que anhelaba peinar tus longos cabellos, suavemente, como cuando eras niña, y trenzar
ese angustioso éxodo tuyo sin retorno. Me rogó que no te dejara esperando por
el temor a un vuelo aéreo.
Humedecí la frente de la octogenaria
tía Concha con la emoción de tus labios, mientras la contemplaba embelesado en
el lacrimoso afán de sentirla y hacértela cercana. Me preguntó por ti. ¿Le pasa
algo?, musitó atemorizada, con premonitorio temblor en las manos; y yo, con monástica sonrisa, le dije que estabas muy bien.
En este juego –en que he sido el duende
más afligido; y tú, simbiótica dríade madre hermana–, he terminado llorando…un
llanto amargo vallejiano que ofusca y ahoga. Tanta virtud de afectos se diluyó en el gesto
glacial de esa despiadada homicida. ¡Maldita sea!
A quién le podré hablar de Tonito –que le apasione tanto–,
de los peloteros y voleibolistas cubanos… los bistés con perejil que preparaba
Carila y aquellas memorias cercanamente lejanas de la abuela Dominga.
Con quién podré platicar de Lezama, de Martí, de Carmen Martín Gaite y hasta de la mismísima Sor Juana. Te lloro a diario, con la misma urgente asiduidad con que te hablaba. Y no menciono tu nombre para que el vaho de mis palabras no empañe el balsámico esplendor que ahora desprende tu mística aureola.
Con quién podré platicar de Lezama, de Martí, de Carmen Martín Gaite y hasta de la mismísima Sor Juana. Te lloro a diario, con la misma urgente asiduidad con que te hablaba. Y no menciono tu nombre para que el vaho de mis palabras no empañe el balsámico esplendor que ahora desprende tu mística aureola.
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