De izq. a der.: Lidia Díaz, Jorge Esquivel y Clara
Carranco ilustran la carátula de un programa del Ballet Nacional de Cuba, que
data de 1973
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Por Leonardo Venta
Apolo, dios de
la lira y el arco, es junto a Júpiter la deidad que posee más atributos en todo
el panteón griego. Se le presume oriundo del Asia, pero hay quienes le
consideran una divinidad nórdica que los griegos transfirieron en su emigración
hacia el sur. Es hijo de Zeus y de Leto, y hermano gemelo de Ártemis. Tiene
varios oráculos, entre los que se destaca el de Delfos, por lo que también se
le denomina dios de la profecía.
Se le atribuye guiar el carro del
Sol, por lo que es llamado dios del Astro Rey; e incluso, se le toma por el
mismo astro celeste. No obstante, es más bien el dios de la luminosidad solar,
lo que, en la racional civilización helénica, no significa lo mismo a ser el
dios del Sol, cargo que ostenta Helios.
Apolo es, igualmente, un excelente
músico y un gran atleta; dios de la poesía, se representa usualmente acompañado por una lira y
las musas, a quienes instruía en las artes. Se le confiere el promover la
práctica de la medicina entre los humanos. Es, al mismo tiempo, dios de la verdad, así como de la agricultura y la ganadería, funciones que desempeñó después de un
largo destierro y regreso al Olimpo.
A pesar de su hermosa apariencia y
seductora voz, Apolo sufrió mucho en la búsqueda del amor. Coronis, Deífobo,
Casandra y muchas otras le despreciaron. El amor que más habría de impactarle
sería el de Coronis, del cual tuvo como fruto a Asclepio, quien se destacó en
la medicina al punto de hacer resucitar a los muertos. Zeus le aniquiló con un
rayo por esa temeridad, y Apolo vengó su muerte liquidando a flechazos a los
cíclopes que forjaron el rayo con el que Zeus le había quitado la vida. Airado, Zeus expulsó a Apolo de la morada de los dioses y le
condenó a servir a un mortal durante un año. Así fue pastor de Admeto, rey de
Feras.
Además, el Cronión Ideo le castigó por
conspirar contra él junto a Hera, Poseidón y Atenea. Poseidón y Apolo fueron
condenados a servir a Loromedonte, rey de Troya, auxiliándole a edificar las
murallas de dicha ciudad. Por lo demás, Apolo fue condenado a andar errante por
el mundo, padecer infortunios humanos y trabajar para subsistir. Si bien, pudo
regresar al Olimpo.
Existen ciertos mitos que describen
a Apolo como despiadado y cruel. Transfiguró a la ninfa Dafne en árbol, de
quien se enamoró por culpa de una flecha de Eros. En la Guerra de Troya,
disparó saetas infectadas con la peste sobre el campamento griego en respuesta
al agravio del rey Agamenón a Crises, uno de sus sacerdotes, cuya hija Criseida
había sido secuestrada.
Al mismo tiempo, ayudó a Paris a
matar a Aquiles guiando la flecha de su arco hasta el talón de éste. También
raptó y violó a la joven princesa ateniense Creúsa, a quien abandonó junto con
el hijo nacido de su unión. Mató a Pitón, la temible y legendaria serpiente que
guardaba un santuario en las montañas del Parnaso, y con su piel envolvió el
trípode en el que se sentaba la sacerdotisa de Delfos.
Apolo ha inspirado obras plásticas, literarias, musicales, danzarias, entre otras manifestaciones artísticas. El parisino Museo del Louvre exhibe una escultura de esta luminosa deidad, copia romana del original griego de Praxíteles o Eufranor, parte de la Colección Real Francesa, de 2.16 metros de altura, que compendia en sí todo su esplendor mitológico y estético.
"Apollon Musagète", coreografía de Adolph Bolm, música de Ígor Stravinski, se estrenó el 27 de abril de 1928 en un festival de música de cámara presentado en la Biblioteca del Congreso de Washington, D.C. La sala, con capacidad para sólo 511 personas, estaba abarrotada. El propio coreógrafo encarnó el personaje de Apolo. Ruth Page, Berenice Holmes y Elise Reiman fueron las tres musas. La coreografía de Bolm ha quedado
prácticamente olvidada.
Poco después de un mes, el 12 de junio, George Balanchine, con sólo 24 años, estableció su versión en el Teatro Sarah Bernhardt de París, con los Ballets Rusos de Diaghilev, diseños de André Bauchant y la actuación del célebre bailarín y coreógrafo francés de origen ruso Serge Lifar en el papel protagónico. El mismísimo Stravinski dirigió la orquesta. Al bailar con Calíope (Lubov Tchernicheva), Polimnia (Felia Doubrovska) y Terpsícore (Alice Nikitina), la deidad de los muchos atributos les imparte el soplo divino de sus respectivas artes, así como las conduce, con Terpsícore a la cabeza, a la cima del idílico monte Parnaso.
En 1945, Alicia Alonso bailó por primera vez la puesta en escena de Balanchine, interpretando a Terpsícore, junto a Nora Kaye y Barbara Fallis, como Polimnia y Calíope, respectivamente. André Eglevsky representó el personaje de Apolo. A partir de 1946, la Alonso lo bailó con Ígor Youskevich.
Aunque no estuviera muy versado en el Ballet, realmente disfruté del relato de Apolo y sus muchas aventuras, reveses y enemigos. Sus palabras ricas trajeron a la vida la esencia que es Apolo.
ResponderEliminarG.Kreuz
Muchas gracias, por el comentario, Mr. Kreuz
ResponderEliminarexcelente explicación del mito.
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