Una nueva edición de La colmena, de Cela, con pasajes eróticos inéditos en forma de apéndice, pudiera salir a la luz en cualquier momento |
Por Leonardo Venta
"Cervantes
dice, en las misteriosas y enriquecedoras páginas del Persiles, que el arrepentimiento es la mejor medicina que tienen
las enfermedades del alma. No puedo arrepentirme de haber visto pasar la vida
entera con la pluma en la mano, yo ya no puedo dar marcha atrás por haberme
pasado la vida escribiendo, tampoco quiero ni debo hacerlo y proclamo mi
lealtad a mi oficio. Me reconforta pensar que la palabra tiene su mejor premio
en sí misma, y doy gracias a Dios, también a los hombres, por no haberme
querido mudo ni muerto".
Camilo José Cela, fragmento de
su discurso de recepción del Premio Cervantes
Este año se celebra el centenario
del natalicio de una de las grandes figuras de las letras españolas, Camilo
José Cela, quien nació el 11 de mayo de 1916 en la parroquia de Iria Flavia,
perteneciente al término de Padrón, en la provincia de La Coruña. Entre otros
géneros, cultivó la novela, el cuento, la poesía, memorias y libros de viajes. Fue
periodista, ensayista, editor de revistas literarias, conferenciante, pintor, y
hasta actor.
Cela irrumpió en el celaje glorioso de la
literatura con La familia de Pascual
Duarte (1942), inscrita en el llamado "tremendismo", estilo que exalta
la figura del antihéroe y explora las huellas dejadas por intrínsecas
irracionalidades en los conductos más míseros y desapacibles de la existencia.
En La
familia de Pascual Duarte relata las memorias de un asesino que, mientras espera
su ejecución, experimenta una especie de arrepentimiento que oscila entre la
sinceridad y la incertidumbre. La novela, a la que sucedieron otras trece, fue
rechazada por las autoridades franquistas, que prohibieron una segunda edición
en 1943.
De padre gallego y madre inglesa, Cela,
miembro de la Real Academia Española desde 1957 hasta su muerte en el 2002, es igualmente ponderado
por su novela La colmena (1951), una de las primeras en denunciar la sombría realidad
de la sociedad española de posguerra, y con la que incorporó a su país a la
novelística moderna. Tuvo que publicarse en Buenos Aires debido a la censura
existente en la nación que ocupa la mayor parte de la península ibérica. Fue despedido de la Asociación de la Prensa y, según alega el catedrático madrileño
Jorge Urrutia, “resultó problemática la continuación de sus colaboraciones en
los periódicos oficiales”.
La novela fue igualmente criticada
en círculos católicos. Dicho en sus propias palabras, Cela se echó “a la
plazuela con maquinilla de fotógrafo” para retratar el desolado cuadro de la
sociedad española después de la Guerra Civil.
Llevada al cine en 1982 por Mario
Camus, La colmena nos traslada a un café madrileño de los años cuarenta, cuyos
numerosos personajes, más de 300, revelan interesantes matices de existencias
miserables bajo el aplastante peso de la recién finalizada guerra.
Formada por seis capítulos que se
deshilvanan en menos de cuarenta y ocho horas, la novela tiene lugar en 1942.
Según el censo de personajes realizado por José Manuel Caballero, Premio
Biblioteca Breve 1961, existen 296 caracteres imaginarios creados por Cela, y
50 históricos o individuos reales mencionados en el curso de la misma.
Anécdotas se suman para conformar
una especie de enjambre humano, similar al que forman las abejas en una
colmena, desplazándose a un final de enorme meticulosidad y perfeccionismo
literario, el cual se centra en un incidente en la vida del personaje Martín
Marco, quien sobresale entre la multitud de caracteres que integran la novela.
La trama es complicada, por el gran
número de personajes y lo fragmentado de la misma. Si bien, el narrador
literario se enfoca en un cuadro global y subjetivo, en el que las
individualidades se funden, o confunden, en un ente grupal.
La prosa es directa, mordaz, con
aislados vuelos poéticos. Las descripciones, precisas, hacen hincapié en una
realidad que el autor observa desde una distancia aparentemente impasible.
Aunque, en tres ocasiones, éste interfiere explícitamente en el curso de la
novela. Así señala en una ocasión: “A mí no me parece…”.
No obstante, en el prólogo a la
tercera edición de La colmena, Cela indica, proclamando su ruptura con la
omnisciencia de la narrativa decimonónica: “La historia es como la circulación
de la sangre o como la digestión de los alimentos. Las arterias y el estómago,
por donde corre y en el que se cuece la substancia histórica, son de duro y
frío pedernal”.
La colmena transita entre la tensión
suscitada en los diálogos y los acerados comentarios del narrador. El
novelista, más allá de proponer un cuadro sociológico de sus personajes,
transforma al lector en cómplice, haciéndole copartícipe del jadeo angustioso
de la España de posguerra; sugiere, asimismo, el efecto nocivo del pasado
sobre el presente. “No merece la pena que nos dejemos invadir por la tristeza.
La tristeza también es un atavismo" , propone Cela en su novela.
El Premio Nobel de Literatura
(1985), Príncipe de Asturias (1987) y Cervantes
(1995), murió el 17 de enero de 2002 en una clínica de Madrid a los 85 años de
edad. En una entrevista concedida en
1998 a La Nación, Cela expresó: "Uno se resiste a irse al otro mundo, pero
no le tengo miedo a la muerte. Es una vulgaridad. La muerte es lo único en que
han coincidido todos los hombres desde el origen de la humanidad". Sus
restos mortales reposan en su ciudad natal, donde se conserva su legado en la
Fundación que lleva su nombre.
Como nota significativa, informamos que fragmentos censurados de La colmena salieron a la luz, en 2014, por la
Biblioteca Nacional de España en su espacio de la red informática. Entre
ellos, leemos: "Doña Celia sale, desnuda, de detrás de la cortina y se
echa sobre Lola, le lame todo el cuerpo. Lola la deja hacer (...) Sobre la
habitación flota el respirar de las dos mujeres: el de Lola, agotado, ansioso
el de doña Celia, que ha caído sobre los baldosines haciéndose una paja".
Según Jorge Urrutia, colaborador al
informe de publicación del manuscrito, textos como éste "difícilmente se
habrían publicado" en ninguna parte del mundo en la década de los cuarenta.
Los propios editores lo habrían impedido. En tanto, opina que la
novela debería publicarse respetando la versión original, e incluir los nuevos
pasajes en un apéndice. En 2014, se había anunciado que la nueva edición se publicaría
este año. Sin embargo, no tenemos conocimiento de dicha reedición.
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