viernes, 16 de septiembre de 2016

En el año del centenario de Camilo José Cela

Una nueva edición de La colmena, de Cela, con pasajes eróticos inéditos en forma de apéndice, pudiera salir a la luz en cualquier momento
Por Leonardo Venta

"Cervantes dice, en las misteriosas y enriquecedoras páginas del Persiles, que el arrepentimiento es la mejor medicina que tienen las enfermedades del alma. No puedo arrepentirme de haber visto pasar la vida entera con la pluma en la mano, yo ya no puedo dar marcha atrás por haberme pasado la vida escribiendo, tampoco quiero ni debo hacerlo y proclamo mi lealtad a mi oficio. Me reconforta pensar que la palabra tiene su mejor premio en sí misma, y doy gracias a Dios, también a los hombres, por no haberme querido mudo ni muerto".
                Camilo José Cela, fragmento de su discurso de recepción del Premio Cervantes

            Este año se celebra el centenario del natalicio de una de las grandes figuras de las letras españolas, Camilo José Cela, quien nació el 11 de mayo de 1916 en la parroquia de Iria Flavia, perteneciente al término de Padrón, en la provincia de La Coruña. Entre otros géneros, cultivó la novela, el cuento, la poesía, memorias y libros de viajes. Fue periodista, ensayista, editor de revistas literarias, conferenciante, pintor, y hasta actor.
            Cela irrumpió en el celaje glorioso de la literatura con La familia de Pascual Duarte (1942), inscrita en el llamado "tremendismo", estilo que exalta la figura del antihéroe y explora las huellas dejadas por intrínsecas irracionalidades en los conductos más míseros y desapacibles de la existencia.
             En La familia de Pascual Duarte relata las memorias de un asesino que, mientras espera su ejecución, experimenta una especie de arrepentimiento que oscila entre la sinceridad y la incertidumbre. La novela, a la que sucedieron otras trece, fue rechazada por las autoridades franquistas, que prohibieron una segunda edición en 1943.
            De padre gallego y madre inglesa, Cela, miembro de la Real Academia Española desde 1957 hasta su muerte en el 2002, es igualmente ponderado por su novela La colmena (1951), una de las primeras en denunciar la sombría realidad de la sociedad española de posguerra, y con la que incorporó a su país a la novelística moderna. Tuvo que publicarse en Buenos Aires debido a la censura existente en la nación que ocupa la mayor parte de la península ibérica. Fue despedido de la Asociación de la Prensa y, según alega el catedrático madrileño Jorge Urrutia, “resultó problemática la continuación de sus colaboraciones en los periódicos oficiales”.
            La novela fue igualmente criticada en círculos católicos. Dicho en sus propias palabras, Cela se echó “a la plazuela con maquinilla de fotógrafo” para retratar el desolado cuadro de la sociedad española después de la Guerra Civil.
            Llevada al cine en 1982 por Mario Camus, La colmena nos traslada a un café madrileño de los años cuarenta, cuyos numerosos personajes, más de 300, revelan interesantes matices de existencias miserables bajo el aplastante peso de la recién finalizada guerra.
            Formada por seis capítulos que se deshilvanan en menos de cuarenta y ocho horas, la novela tiene lugar en 1942. Según el censo de personajes realizado por José Manuel Caballero, Premio Biblioteca Breve 1961, existen 296 caracteres imaginarios creados por Cela, y 50 históricos o individuos reales mencionados en el curso de la misma.
            Anécdotas se suman para conformar una especie de enjambre humano, similar al que forman las abejas en una colmena, desplazándose a un final de enorme meticulosidad y perfeccionismo literario, el cual se centra en un incidente en la vida del personaje Martín Marco, quien sobresale entre la multitud de caracteres que integran la novela.
            La trama es complicada, por el gran número de personajes y lo fragmentado de la misma. Si bien, el narrador literario se enfoca en un cuadro global y subjetivo, en el que las individualidades se funden, o confunden, en un ente grupal.
            La prosa es directa, mordaz, con aislados vuelos poéticos. Las descripciones, precisas, hacen hincapié en una realidad que el autor observa desde una distancia aparentemente impasible. Aunque, en tres ocasiones, éste interfiere explícitamente en el curso de la novela. Así señala en una ocasión: “A mí no me parece…”.
            No obstante, en el prólogo a la tercera edición de La colmena, Cela indica, proclamando su ruptura con la omnisciencia de la narrativa decimonónica: “La historia es como la circulación de la sangre o como la digestión de los alimentos. Las arterias y el estómago, por donde corre y en el que se cuece la substancia histórica, son de duro y frío pedernal”.
            La colmena transita entre la tensión suscitada en los diálogos y los acerados comentarios del narrador. El novelista, más allá de proponer un cuadro sociológico de sus personajes, transforma al lector en cómplice, haciéndole copartícipe del jadeo angustioso de la España de posguerra; sugiere, asimismo, el efecto nocivo del pasado sobre el presente. “No merece la pena que nos dejemos invadir por la tristeza. La tristeza también es un atavismo" , propone Cela en su novela.
            El Premio Nobel de Literatura (1985),  Príncipe de Asturias (1987) y Cervantes (1995), murió el 17 de enero de 2002 en una clínica de Madrid a los 85 años de edad.  En una entrevista concedida en 1998 a La Nación, Cela expresó: "Uno se resiste a irse al otro mundo, pero no le tengo miedo a la muerte. Es una vulgaridad. La muerte es lo único en que han coincidido todos los hombres desde el origen de la humanidad". Sus restos mortales reposan en su ciudad natal, donde se conserva su legado en la Fundación que lleva su nombre.
            Como nota significativa, informamos que fragmentos censurados de La colmena salieron a la luz, en 2014, por la Biblioteca Nacional de España en su espacio de la red informática. Entre ellos, leemos: "Doña Celia sale, desnuda, de detrás de la cortina y se echa sobre Lola, le lame todo el cuerpo. Lola la deja hacer (...) Sobre la habitación flota el respirar de las dos mujeres: el de Lola, agotado, ansioso el de doña Celia, que ha caído sobre los baldosines haciéndose una paja".
            Según Jorge Urrutia, colaborador al informe de publicación del manuscrito, textos como éste "difícilmente se habrían publicado" en ninguna parte del mundo en la década de los cuarenta. Los propios editores lo habrían impedido. En tanto, opina que la novela debería publicarse respetando la versión original, e incluir los nuevos pasajes en un apéndice. En 2014, se había anunciado que la nueva edición se publicaría este año. Sin embargo, no tenemos conocimiento de dicha reedición.

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