Adiarys Almeida en “Don Quijote” |
Por Leonardo Venta
Nunca percibí tan rejuvenecidos el vestíbulo y la sala del Morsani del Straz Center de Tampa como el pasado sábado, 10 de enero de 2015; y es que entre la nutrida concurrencia que acudió a la decimosexta edición de la gala “Youth America Grand Prix”, resaltaban no pocos erguidos torsos y elegantes cuellos de cisne para evidenciar el carácter danzario de la velada. Si Degas hubiese estado presente, algunas de estas bailarinas hubiesen inspirado uno que otro pastel impresionista.
Llegamos
justo al comenzar la función; nos escurrimos en una sala casi llena, entorpeciendo
con nuestra agitada respiración y torpe paso el conjuro de la música y el seductor
movimiento que se disipa en el mismo instante que se crea, mientras el
escenario mutaba tonalidades en un embrujo similar al que originan las hadas en
su empeño por escoger el color adecuado al traje disneylezco de la Princesa
Aurora en “La bella durmiente”.
Si
bien, no asistíamos a la puesta de un ballet completo, presenciábamos un derroche
de variaciones solistas, pas de deux, pas de trois y números grupales. La
carencia de escenografía, como es habitual en los programas de concierto, asentó
el peso del espectáculo en la iluminación, el vestuario, la música y, sobre
todo, la proyección escénica de los artistas.
Cada
mitad de la gala, titulada “Estrellas de hoy se encuentran con las estrellas
del mañana”, comenzó con una selección de lo mejor entre los jóvenes
competidores del “Youth America Grand Prix”, que tuvo a Tampa como sede de una
de las 15 semifinales regionales en Estados Unidos. La intervención de figuras
reconocidas en el celaje de la danza, ofreció realce al concierto.
Un
programa de esta índole es como un delicioso festín para los sentidos. Hubo
desde danza de salón (Ballroom dance), con “Paso doble”, autoría de Donnie
Burns y Gaynor Fairweather, con la soberbia interpretación de Denys Drozdyuk y
Antonina Skobina; el aporte de dos figuras del Momix, una compañía con un
marcado sello de ilusionismo; la sublimidad de un pas de deux al estilo neoclásico
de Antony Tudor; hasta encantadores solos, delicados adagios, briosas variaciones
y codas en que cada bailarín y bailarina perfilaba sobre el escenario lo mejor
de sí.
La
primera parte cerró como debía cerrar, con uno de los pas de deux más
interpretados del repertorio clásico, “Diana y Acteón”, en que Amar Ramasar,
primer bailarín del New York City Ballet, y la suave y elegante Rebecca King
hicieron derroche de todo lo que requiere bailarlo. Los foutées de la
estadounidense, actual solista del Ballet Nacional Checo, fueron preciosamente bordados.
Ramasar conformó con ella una excelente pareja.
“Acqua
Flora”, creación de Moses Pendleton, coreógrafo y director de Momix.
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En una creación de Moses Pendleton,
coreógrafo y director de Momix, Nicole Loizides hizo de “Acqua Flora” una fusión
de la delicada música de Deva Premale y efectos visuales estéticamente
inusitados. No nos atrevemos a reprochar los guiños circenses de la pieza y el
alejarse cuantiosamente de lo que consideramos danza, por la belleza que prodiga.
El cuerpo de Loizides estuvo todo el tiempo cubierto por una luminosa jaula elástica, en forma de
vestuario, que al ella constantemente girar originaba imágenes fantásticas.
"Millennium
skiva", coreografía de Moses Pendleton.
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En
"Millennium skiva", también de Pendleton, Loizides y Steven Esdras
realizaron todo un paso a dos con esquíes de nieve inicialmente adheridos al escenario,
creando una ilusión plateada en que dos seres se interrelacionaban de una
manera nada habitual.
Y si es cierto que lo mejor siempre se deja
para último, así lo justifica la intervención de las parejas formadas por
Stella Abrera, solista del American Ballet Theatre, y Sascha Radetsky, ex solista
de dicha compañía; así como Adiarys Almeida, artista independiente, y Brooklyn
Mack, del Washington Ballet, al contrastar respectivamente la sutileza
neoclásica del paso a dos “Leaves Are Fading (Las hojas se marchitan)”, trabajo
casi póstumo de Antony Tudor, con la bravura, el clasicismo y las exigencias
técnicas del Grand pas de deux de “Don Quijote”, creado por Marius Petipa sobre
música de Ludwig Minkus.
“Las hojas se marchitan” es un bálsamo, corona
de suavidad y pureza, en que el lenguaje artístico de la pareja trasluce una
grisácea nacarada atmósfera, superponiendo la tosquedad mundanal para
remitirnos a un idilio escénico, introspectiva evocación del amor que ha
envejecido: fusión de cuerpos en una especie de poesía de la danza. Abrera y
Radetsky, esposos fuera del escenario, lograron transmitir admirablemente la magia
afectiva de esta pieza.
Adiarys Almeida y Brooklyn Mack, en bastidores, la noche de la gala. Foto: cortesía de Adiarys Almeida. |
La
briosa Adiarys Almeida cerró la gala con Brooklyn Mack, del Washington Ballet. Ya habíamos visto su Odette-Odile, junto a Taras Domitro, en el Jackie Gleason de Miami Beach, en febrero de 2008, a raíz
del debut en Estados Unidos del bailarín cubano y actual astro del San
Francisco Ballet.
Anticipamos
que tanto Almeida como Mack sacarían chispas al sumamente retador pas de deux
de “Don Quijote”. Así fue. La Kitri de Almeida (se aprecia el “sello” de la escuela
fundada por Fernando y Alicia Alonso) se impuso desde que entró a escena con su lucido
abanico para desafiar cada reto que exigía el adagio. La variación
fue pulida; la coda, fascinante, con fouettés y triples piruetas intercaladas, algo
poco común. Fue un “Don Quijote” de lujo, técnica y artísticamente.
Finalizada la velada, bajo una lluvia de aplausos, los invitados hicieron una fugaz demostración retrospectiva de lo bailado, en la que el joven cubano Reynaldo Vergara (sólo lleva tres meses viviendo en Estados Unidos) nos dejó boquiabiertos con los osadísimos cabrioles dobles correspondientes al pas de deux de “Las llamas de París”.
Bravo por Adiarys!!!
ResponderEliminarTremendo comentario de mi gran amigo Leonardo Venta, de verdad una obra de arte, que se repita .! ALBERTO FRANCO. Grayline of New York
ResponderEliminarGracias Alberto, por tus palabras y por visitar mi blog. Sinceramente, Leonardo Venta
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