sábado, 5 de septiembre de 2020

Tristes son las calles de la vida

Edición gráfica: Carlos Rosillo para El País 


Por Orlando Venta 

 

Tristes son las calles de la vida,

muy tristes.

No podemos entender al hombre,

no podemos aliviar su suerte,

sólo Díos puede

aliviar nuestras cargas.

 

El hombre no puede entender al hombre,

no podemos vaciar sus bolsillos

para atenuar el hambre de los pobres,

sólo ofrecer nuestra riqueza

a Dios,

sólo llorar por los que no pueden llorar,

y ser felices por los que no pueden ser felices,

agregar un asiento a nuestra mesa,

y pedir al Señor que el necesitado lo ocupe.

 

El hombre, pobre hombre abatido,

no sabe ofrecer lo que no tiene,

no sabe compartir,

tiene miedo de dar y no recibir nada a cambio.

 

Debemos pensar qué podemos

hacer para que otros lo hagan,

sólo hay que creer,

confiar en lo que está hecho

y servirá mañana

declarar en silencio las palabras

que sólo Dios escucha

para que Díos haga.

 

Esta noche duerme en la paz

del Señor.

Él reconfortará tu alma

y la mía.

El tendrá misericordia

y multiplicará los panes y los peces,

y convertirá el agua en vino

y andará sobre las olas

y levantará al caído.

Esta noche el Señor pondrá suerte,

sanará al enfermo

y cuidará tu sueño.

 

Esta noche, y no la otra,

seremos llenos de su poder

y declararemos victoria

No estés más triste,

Él te ama con un amor infinito.


No hay comentarios:

Publicar un comentario