En la primera fila, de izq. a der.: Joie Marsh, Fralia Colón y Paul Crane. En la segunda fila, en el mismo orden: Jim Bowe, Jessica Watzman y Drew Eberhard. |
Por Leonardo Venta
El pasado jueves, 3 de octubre fue
el exitoso debut en Tampa de la obra teatral “Sonia flew (Sonia voló)” –de la
muy reconocida actriz, dramaturga y educadora cubanoamericana Melinda
López–, escenificada por la compañía
teatral Powerstories Theatre of Tampa Bay, bajo la acertada dirección artística
de Melody Croven y el admirable trabajo grupal de seis integrantes de un elenco
con la capacidad de asumir cada cual dos complejos roles totalmente diferentes.
Cuando Sonia –Fralia Colón– se
entera de que su hijo Zak –Drew Eberhard–
decide abandonar los estudios para inscribirse en el ejército y luchar
contra el terrorismo en Afganistán, semanas después de los fatídicos ataques terroristas
el 11 de septiembre de 2001 al neoyorquino World Trade Center y al
washingtoniano Pentágono, los recuerdos de su propia infancia terminan por
agudizarle un latente trastorno nervioso.
Siendo apenas una niña, Sonia se vio
obligada a abandonar Cuba hacia Estados Unidos, como parte de un éxodo conocido
como Operación Pedro Pan, que involucró a alrededor de 14 mil niños cubanos
cuyos padres intentaban evitar a toda costa el adoctrinamiento a sus hijos con
la ideología comunista que trajo consigo la revolución cubana, en una operación
que se inició el 26 de diciembre de 1960 y se prolongó hasta 1962.
El complejo personaje de Sonia
–matizado por sus monólogos interiores, bruscas transiciones anímicas,
conflictos culturales y de desarraigo, así como regresiones en el espacio y el
tiempo– afronta la pérdida del país que le vio nacer, de sus padres y –en su
suelo adoptivo– la de sus propios hijos. Inmersa en este turbio ciclo, intenta
superar la culpabilidad y el resentimiento que le perturban.
Es justo recalcar el loable trabajo
del reducido pero talentoso elenco –Fraila Colón (Sonia/Marta, la sirvienta
y amiga de la familia); Jessica Watzman (Jen, la hija de Sonia, y la propia
Sonia cuando joven); Joie Marsh (Nina, una soldado en una escena militar en Afganistán/Pilar,
una madre que atraviesa el mar en busca de su hija); Jim Bowe (como Daniel, el
esposo judío de Sonia, y Tito, el vecino que opera para el gobierno cubano);
Paul Crane (como Sam, el suegro judío de Sonia, y Orfeo, el padre cubano de
Sonia); Drew Eberhard (Zak/José, el primer amor de Sonia)–, todos lograron
superar el desafío de desdoblarse en dos bien delineados caracteres.
Melody Craven, en su desempeño como
directora, consiguió impresionarnos de manera favorable –muy bien respaldada por la trouppe que
tuteló– con la minuciosa fidelidad creativa con que honra la propuesta del
libreto, el cual despereza una etapa histórica trascendental en las relaciones
entre Estados Unidos y Cuba, reflejando, a través de inflexiones colmadas de
poesía escénica, la conmoción que indujo en la vida íntima de muchos hombres y
mujeres, para catalizar, en última instancia, el milagro de la comunicación
actor-espectador, que conllevó, en mi caso, la presencia de las siempre
catárticas lágrimas aunadas a la ovación final, como genuino distintivo de
una excelente obra.
Luego de finalizada la puesta en
escena, conversamos con Fraila Colón. Al preguntarle qué significación ha
tenido para ella el haber encarnado el personaje protagónico, nos respondió:
“Fue un reto, no sólo porque es mi primera obra, sino porque no conocía sobre
la Operación Pedro Pan. Tuve que investigar y revisar documentales en línea.
Como hija de un militar y, ahora, en mi rol de madre, empleé en mi
caracterización las mismas emociones que sentía cuando mi padre tenía que irse
para una operación militar. Como era muy joven, no podía entender el porqué,
pero siempre eran despedidas muy difíciles y tristes”.
“Sonia voló” –que no ha dejado de
recibir reconocimientos desde que se estrenara en el bostoniano Teatro
Huntington, en 2004– se presenta hasta el 20 de octubre, jueves a sábado a las
8 p.m., y el domingo a las 2 de la tarde, en Powerstories Theatre, ubicado en
el 2105 West Kennedy Blvd., Tampa, Florida 33606.
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