La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

miércoles, 16 de octubre de 2019

Exitoso debut en Tampa de la obra teatral “Sonia flew (Sonia voló)”

En la primera fila, de izq. a der.: Joie Marsh, Fralia Colón y Paul Crane. En la segunda fila, en el mismo orden: Jim Bowe, Jessica Watzman y Drew Eberhard.


Por Leonardo Venta

"Esta historia –escrita con brillantez por Melinda López– nos presenta los sacrificios que una familia realiza por alcanzar la libertad. También aborda las consecuencias y el tormento de no poder perdonar. Al mismo tiempo, trae conciencia sobre la Operación Pedro Pan, un acto benévolo pero arriesgado que ayudó a muchas personas. Sin embargo, separó a las familias; algunos lograron el rencuentro, lamentablemente otros no. Por todas esas razones ha sido para mí un gran honor servir como directora para contar una historia tan poderosa".  Melody Craven

            El pasado jueves, 3 de octubre fue el exitoso debut en Tampa de la obra teatral “Sonia flew (Sonia voló)” –de la muy reconocida actriz, dramaturga y educadora cubanoamericana Melinda López–,  escenificada por la compañía teatral Powerstories Theatre of Tampa Bay, bajo la acertada dirección artística de Melody Croven y el admirable trabajo grupal de seis integrantes de un elenco con la capacidad de asumir cada cual dos complejos roles totalmente diferentes.
            Cuando Sonia –Fralia Colón– se entera de que su hijo Zak –Drew Eberhard–  decide abandonar los estudios para inscribirse en el ejército y luchar contra el terrorismo en Afganistán, semanas después de los fatídicos ataques terroristas el 11 de septiembre de 2001 al neoyorquino World Trade Center y al washingtoniano Pentágono, los recuerdos de su propia infancia terminan por agudizarle un latente trastorno nervioso.
            Siendo apenas una niña, Sonia se vio obligada a abandonar Cuba hacia Estados Unidos, como parte de un éxodo conocido como Operación Pedro Pan, que involucró a alrededor de 14 mil niños cubanos cuyos padres intentaban evitar a toda costa el adoctrinamiento a sus hijos con la ideología comunista que trajo consigo la revolución cubana, en una operación que se inició el 26 de diciembre de 1960 y se prolongó hasta 1962.
            El complejo personaje de Sonia –matizado por sus monólogos interiores, bruscas transiciones anímicas, conflictos culturales y de desarraigo, así como regresiones en el espacio y el tiempo– afronta la pérdida del país que le vio nacer, de sus padres y –en su suelo adoptivo– la de sus propios hijos. Inmersa en este turbio ciclo, intenta superar la culpabilidad y el resentimiento que le perturban.
            Es justo recalcar el loable trabajo del reducido pero talentoso elenco Fraila Colón (Sonia/Marta, la sirvienta y amiga de la familia); Jessica Watzman (Jen, la hija de Sonia, y la propia Sonia cuando joven); Joie Marsh (Nina, una soldado en una escena militar en Afganistán/Pilar, una madre que atraviesa el mar en busca de su hija); Jim Bowe (como Daniel, el esposo judío de Sonia, y Tito, el vecino que opera para el gobierno cubano); Paul Crane (como Sam, el suegro judío de Sonia, y Orfeo, el padre cubano de Sonia); Drew Eberhard (Zak/José, el primer amor de Sonia)–, todos lograron superar el desafío de desdoblarse en dos bien delineados caracteres.
            Melody Craven, en su desempeño como directora, consiguió impresionarnos de manera favorable –muy bien respaldada por la trouppe que tuteló– con la minuciosa fidelidad creativa con que honra la propuesta del libreto, el cual despereza una etapa histórica trascendental en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, reflejando, a través de inflexiones colmadas de poesía escénica, la conmoción que indujo en la vida íntima de muchos hombres y mujeres, para catalizar, en última instancia, el milagro de la comunicación actor-espectador, que conllevó, en mi caso, la presencia de las siempre catárticas lágrimas aunadas a la ovación final, como genuino distintivo de una excelente obra.
            Luego de finalizada la puesta en escena, conversamos con Fraila Colón. Al preguntarle qué significación ha tenido para ella el haber encarnado el personaje protagónico, nos respondió: “Fue un reto, no sólo porque es mi primera obra, sino porque no conocía sobre la Operación Pedro Pan. Tuve que investigar y revisar documentales en línea. Como hija de un militar y, ahora, en mi rol de madre, empleé en mi caracterización las mismas emociones que sentía cuando mi padre tenía que irse para una operación militar. Como era muy joven, no podía entender el porqué, pero siempre eran despedidas muy difíciles y tristes”.
            “Sonia voló” –que no ha dejado de recibir reconocimientos desde que se estrenara en el bostoniano Teatro Huntington, en 2004– se presenta hasta el 20 de octubre, jueves a sábado a las 8 p.m., y el domingo a las 2 de la tarde, en Powerstories Theatre, ubicado en el 2105 West Kennedy Blvd., Tampa, Florida 33606.

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