Gillian Yoder y su partenaire Luke Yee, bailarines principales del New York City Ballet, en el Grand pas de deux de "El cascanueces". Foto: cortesía del Straz Center |
Por Leonardo Venta
Diferentes versiones coreográficas de “El
cascanueces” se presentan en numerosos escenarios del mundo esta época del año.
Varias producciones tendrán lugar en Manhattan (incluyendo “The Yorkville
Nutcracker”, “The Knickerbocker Suite” y “Nut/Cracked”); en Brooklyn, se
bailará el singular lúdico arreglo coreográfico de Alexei Ratmansky para el
American Ballet Theatre (ABT); y, el recién concluido mes de noviembre fue el
estreno de la película “El cascanueces y los cuatro reinos”, adaptación de
Disney del relato de uno de los ballets clásicos más célebres, protagonizado
por Mackenzie Foy, Keira Knightley y Helen Mirren, y que en corto tiempo ha
originado una extensa sarta de críticas negativas.
Al
francés Marius Petipa, que llegó a ser director de coreografía del Ballet
Imperial Ruso en el siglo XIX, le debemos el perfeccionamiento de la danza
clásica con argumento largo y completo que ha sobrevivido hasta nuestros días.
“El cascanueces”, “La bella durmiente” y “El lago de los cisnes” –todos de
Petipa– son magníficos ejemplares de este tipo de producciones.
Creado
en 1892, al enfermarse Petipa, “El cascanueces” pasó a manos de su asistente
ruso Lev Ivanov. Basado en el cuento de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, este
ballet en dos actos narra una historia de Nochebuena, donde la pequeña Clara recibe como regalo de su tío Herr Drosselmeyer un cascanueces con
aspecto de soldado, el cual la conducirá por parajes de ensueños.
Si
no hubieran suficientes razones para asistir ininterrumpidamente cada temporada
a la puesta de este ballet-cuento de hadas, los seductores matices orquestales de
Chaikovski son sobrados motivos melódicos para hacerlo. Entre las muchas
producciones de “El cascanueces”, la del genio George Balanchine (1954, revisada
en 1964) sigue siendo la más popular. Todo espectador neófito, sin importar su
edad, en su primer suspiro de puntas, se quedará boquiabierto ante la colosal creciente
gradación del árbol de Navidad en el primer acto, el céfiro sosiego de los
copos de nieve al caer, o la Clara que desde su adormecido lecho se deslumbra con
soldados de juguete que cobran vida, y principescos moradores de exóticos paisajes
remotos.
El
cascanueces balanchiniano, a pesar de tener su hogar en Nueva York, no es
exclusivo de la ciudad que nunca duerme. Estas fiestas decembrinas será interpretado
por el Ballet de Alabama, el Miami City Ballet, el Oregon Ballet Theatre y el Ballet
de Pensilvania, entre otros. Con una producción mucho más ecléctica y espacialmente
colindante, el Ballet de Orlando, sitiado por Disney, los Estudios Universales
y Sea World, presentará también su
“Cascanueces” en el Bob Carr Performing Arts Centre, bajo la dirección
artística de Robert Hill, desde este viernes, 7 de diciembre, a las 7:30 p.m., hasta el
domingo, 16, a las 2 p.m.
Por
su parte, “Next Generation Ballet” (NGB), del Conservatorio Patel, bajo el comando
artístico de Philip Neal, se ataviará de llamativos accesorios teatrales,
coloridos tules y armoniosos brocados para sus presentaciones en el Carol Morsani
Hall del Straz Center for Performing Arts, el
viernes, 21 de diciembre, a las 7 p.m.; el sábado, 22, a las 7 p.m. y
una función de matinée a las dos de la tarde; para concluir el domingo, 23, a
la 1 y 6 p.m. Los artistas invitados Tiler Peck y Tyler Angle –bailarines principales del New York City Ballet– interpretarán los papeles del Hada del Azúcar y su caballero (el sábado y el domingo), así como Katia Carranza y Renán Cerdeiro, artistas de igual rango provenientes del Miami City Ballet (el viernes), junto con los galardonados jóvenes bailarines del Next Generation Ballet. Las actividades previas al espectáculo incluirán fotos familiares con el divertido Santa Claus y villancicos en vivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario