Por Leonardo Venta
“No se enamore nunca de ninguna criatura salvaje, Mr. Bell… Pero no hay que entregarles el corazón a los seres salvajes: cuanto más se lo entregas, más fuertes se hacen. Hasta que se sienten lo suficientemente fuertes para huir al bosque. O subirse volando a un árbol. Y luego a otro árbol más alto. Y luego al cielo. Así terminará usted, Mr. Bell, si se entrega a alguna criatura salvaje. Terminará con la mirada fija en el cielo".
Truman Capote
Mirar una película puede ser una alternativa a la lectura de un libro. Muchas veces, nos valemos de la versión cinematográfica de una obra literaria para librarnos del mando de las palabras abrazadas al papel. Sin embargo, también sucede que una buena cinta puede inspirarnos a la lectura. “Capote”, una de las mejores producciones de 2005, es un buen ejemplo que sustenta esta afirmación.
La película se basa en una singular experiencia periodística que llevó a Truman Capote, un talentoso y extravagante escritor homosexual estadounidense, a escribir su más importante novela, A Sangre Fría. Con ésta, inauguró un nuevo género en la literatura: la novela de no ficción. El libro se basa en la conmoción que originó en un tranquilo pueblo de Kansas el asesinato, en 1959, de una familia, los Clutter, y el ulterior enjuiciamiento de los criminales que lo cometieron.
Este revolucionario relato de espeluznantes hechos, desde una perspectiva más humana que informativa, es periodismo arropado de novela. Capote estuvo alrededor de seis años siguiendo de cerca la investigación y entrevistando a aquellos relacionados con el crimen. Incluso, entabló amistad con los dos asesinos: Richard Eugene (Dick) Hickock y Perry Edward Smith. Los visitaba en la cárcel, especialmente a Perry, con quien parece haber establecido una compleja relación emocional. La cinta, por su parte, aborda claramente la interrelación preso-periodista en que la voz y gestos amanerados del icono literario despliegan la intensidad de una pasión que raya en los límites de la insania.
A Sangre Fría, a partir de su publicación en 1966, llevó a Capote a la fama. El escritor aparecía en las portadas de las publicaciones. La crítica calificó a la novela como la más fuerte de los años 60 en Estados Unidos. Se vendieron más de trescientos mil ejemplares, permaneciendo en la lista de los títulos más vendidos del New York Times durante treinta y siete semanas. No obstante, la experiencia de realizar el libro fue emocionalmente devastadora para Capote.
La novela tardó seis años en ser publicada. Su culminación dependía del destino de los condenados: su ejecución o una pena menor. Las incesantes apelaciones prolongaron el veredicto. Esta larga espera causó en el escritor una tremenda tensión que se debatía entre el deseo de darle punto final a su trabajo y, por otra parte, entender que al cerrar la última página de su libro anunciaba la muerte de los dos hombres que veían en él su único apoyo. No obstante, hay quienes ven en Capote, más que el deseo de ayudar a los asesinos, el egoísta y ciego anhelo de consumar su más grande proyecto literario: A Sangre Fría.
La experiencia alrededor de la novela fue tan extraordinaria como ésta en sí misma, la cual, a pesar del paso del tiempo, sigue inspirando e interesando a cineastas, críticos, literatos y artistas en general. Truman Capote revolucionó la manera de hacer y escribir periodismo. Comprobó, asimismo, que existen dos realidades: la que queremos ver y aceptar, y aquella que nos horroriza y asusta, pero que pernocta en la patología de seres que pudiesen, en algún sentido, tener algo en común con nosotros.
Me ha fascinado tu reseña! Tienes un blog muy completo!!! Tu admiradora secreta...
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias!
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