La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí
José Martí
miércoles, 31 de agosto de 2016
Emilio Ballagas: la prosa de un poeta purista
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Emilio Ballagas
(Camagüey, 1908 - La Habana, 1954)
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Por Leonardo Venta
Uno de mis poetas
favoritos ha sido siempre el camagüeyano Emilio Ballagas (1908-54). Su poesía
purista supo calar mis primeros resuellos adolescentes. Se me veía a menudo con
un libro suyo en mis caminatas por la Calle Obispo rumbo a la Catedral habanera,
o tendido sobre la arena de la playa Santa María del Mar. Siempre me impresionó
el gran contraste existente entre la pureza esencial de su lenguaje y la poesía
negrista que igualmente cultivaba, inspirada en la identidad africana y negra.
Sin embargo, en este espacio no
hablaremos de su poesía, sino de su poco conocida prosa, perdida en las casi
ininteligibles amarillentas páginas de viejos periódicos y revistas, o en su
menos conocida labor como guionista de cine y adaptador escénico.
Entre los documentos almacenados en
el Fondo Ballagas del Instituto de Literatura y Lingüística "José Antonio
Portuondo Valdor", hay un documento que contiene las distintas etapas de
realización de un guión cinematográfico basado en la novela Francisco, de
Anselmo Suárez y Romero. Asimismo, en la
Sala Cubana de la Biblioteca Nacional
"José Martí" se halla el manuscrito original de una adaptación
escénica que hizo Ballagas de la obra en verso "La bruja", del autor griego
de poesía pastoril Teócrito. Cintio
Vitier atestigua que además sintió atracción por el teatro guiñol y por la
novela.
De Ballagas han sobrevivido los
ensayos "Pasión y muerte del futurismo" (1935), movimiento artístico
de comienzos del siglo XX que contradijo la estética tradicional, enalteciendo
la vida contemporánea, apoyándose en sus dos temas primordiales: la máquina y
el movimiento; "Sergio Lifar, el hombre del espacio" (1938), dedicado
al bailarín y coreógrafo francés de origen ruso, considerado la primera figura
del ballet moderno francés; así como "La herencia viva de Tagore"
(1941), dedicado al gran poeta y filósofo indio.
Uno de los ensayos de Ballagas más fascinantes
es "La poesía en mí" (1937), testimonio
de su arte poético: "... no quiero
verso que juegue, ni verso que suene; quiero verso sufrido en la propia carne,
que ande con pies de corcho, sin excluir los pies de plomo...". En otro
ensayo, "Magia blanca y poesía", el baldo camagüeyano expresa:
"¿Cómo tejer sin hilo? ¿ Cómo pescar peces en el aire? ¿Cómo inventar
palomas de la nada? Son estos problemas de la nueva poesía". Para responder a estas propuestas de la
siguiente manera: "En los poetas de todos los tiempos, cuando son de
verdad, se mide la pureza de sus creaciones (...) por la riqueza íntima que
nada tiene que ver con la exhuberancia". Ballagas propone que el poeta
debe superar inhabilitaciones idiomáticas predecesoras, dogmatismos, en ese
afán de ennoblecer la creación, mediante una especie de abstracción prodigiosa,
que por medios naturales obra efectos que parecen sobrenaturales, en lo que él
denomina "magia blanca poética".
En "Castillo interior de
poesía", cuyo título nos evoca el Castillo interior (1577) de la mística Santa
Teresa de Jesús, Ballagas amplia lo
abordado en "La poesía en mí", analizando textos clásicos como
Literatura europea de vanguardia, de Guillermo de Torre, y La deshumanización
del arte, de José Ortega y Gasset. Para el poeta cubano, tanto la salvación del
hombre como de la poesía radica en el alma.
Además de componer la llamada poesía
negra, Ballagas le dedicó ensayos. En el prólogo a su Antología de la poesía
negra hispanoamericana, publicada en 1935, reclama la necesidad de eliminar lo
que denomina "la corriente superficial" y folklorista en el
tratamiento del tema negro, muy común en el enfoque eurocentrista, exhortando a
zambullirse en las corrientes que él estima profundas, manifestándolas
"como encuentro de la poesía con la vida, costumbres y peculiaridades del
hombre de color, encuentro del hombre negro con la poesía eterna, universal y
penetradora, siempre encuentro del hombre o de la creación humana con la
naturaleza".
Ballagas igualmente resalta el
carácter mestizo de la poesía negra, dentro de ese ajiaco cultural compuesto primordialmente
por blancos y negros, abrazándose –no siempre fraternalmente–, y que da origen,
en palabras del etnólogo y erudito Fernando Ortiz, a "una nueva sustancia,
un nuevo color, un alquitarado producto de transculturación".
El autor de "Nocturno y elegía”
tenía hondas inclinaciones intelectuales de carácter universal que trascienden
en su ensayística. Rabindranath Tagore,
Pierre de Ronsard y Gerard Manley Hopkins son autores que examina. "La
herencia viva de Tagore" (1941), que mencionamos en la introducción a este
escrito, fue escrito tras la muerte del escritor hindú, ocurrida ese mismo año,
y en el que cubano menciona "la revelación –a medias– de mi herencia de Tagore, el
mensaje especial que él trajo para mí". En su ensayo "Ronsard, ni más
ni menos" (1951), exalta el lirismo íntimo del humanista francés del siglo
XVI. En "Impulso y señorío en la poesía de Gerard Manley Hopkins" –que
se mantuvo inédito hasta 1964, cuando Roberto Fernández Retamar, que conservaba
el original que le entregara el propio Ballagas en 1951, lo publicara en la
revista Unión –, se identifica con los problemas de la creación literaria que
marcan al poeta inglés, y que el propio Ballagas confronta como autor.
En la prosa ballagiana, sobresalen
dos secciones periodísticas del Diario de la Marina, llamadas
"Periscopio" y "Peristilo", que datan de la primera mitad
de la década del cuarenta hasta casi su muerte. En la primera sección sobresale
su artículo "Del nombre y el hombre", en que explora el respeto recíproco
que debe existir entre el artista y su público. También escribió sobre El
ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha; realizó una crítica a un libro de
poemas de Dulce María Loynas; discurrió sobre la obra del traductor; le dedicó
una reseña a Marcelo Pogolotti; contrastó al Don Juan Tenorio de Zorilla y el de
Tirso de Molina; se refiere a la Emma Bovary de Gustave Flaubert, El amante de
Lady Chatterley (1928) y la Medea de Eurípides.
Escribió sobre ballet. En
"Sergio Lifar, el hombre del espacio", que subtituló 'Notas para un
ensayo', se refiere con desbordado lirismo a la labor del crítico con relación
a la crítica que realiza. "Sin proponérmelo he puesto frente a frente
crítica y baile. La crítica es arquitectura sin música, y desde luego en
silencio; arquitectura congelada, parálisis del canto, ya que 'el pájaro
dejaría de cantar si tuviera que explicar el canto'. El único hombre con
jerarquía para la crítica es el propio artista, porque al introducirse en la
obra de arte llega a ella con recogimiento y humildad perfecta, con inocencia e
ignorancia confesadas; humildemente, sin dar importancia a las palabras que son
viento en el viento, dispuesto otra vez como el hombre del medioevo a divagar
sobre el número de ángeles que caben en la punta de una aguja".
El autor "Y de otro modo",
uno de mis poemas favoritos de adolescencia, no desdeñaba las artes plásticas. "El drama de Georges Rouault", considerado
como el pintor religioso moderno más importante, lo escribió al enterarse de la
destrucción mediante el fuego, a manos del propio artista, de más de doscientas
de sus obras. En este ensayo comenta sobre la obra expresionista de Rouault, así
como se refiere a otros pintores europeos, emitiendo opiniones muy personales
sobre diversas corrientes de las artes plásticas. "¿Puede el arte salvar
al hombre individual y colectivamente?, es la gran pregunta que articula el hombre que persiguió la pureza denodadamente, ya sea en verso o en prosa, en ese afán sincero de
mejoramiento humano.
lunes, 29 de agosto de 2016
Borges, el pensador
Por Leonardo Venta
Quien lee a Jorge
Luis Borges debe constantemente consultar textos que interpola, así como
enfrentar una pleamar enciclopédica que transmuta el autor argentino bajo el
influjo de sus duendes literarios, sin excluir escenarios y personajes
presentados como reales, como parte de un efecto lúdico, parcial o enteramente fruto de su imaginación. En este contexto, Borges,
implícita o explícitamente, pretende hallar explicaciones a temas relacionados
con la razón, aunque sea negando la existencia de una respuesta válida o remedando
la realidad mediante el empleo de elementos fantásticos.
En el plano filosófico, Borges, aparte de Arthur Schopenhauer, a mi
juicio su filósofo predilecto, repasó con avidez a Friedrich Nietzsche, con
quien discrepó en múltiples aspectos. Estudió asimismo la obra del irlandés
George Berkeley, considerado el fundador de la moderna escuela del idealismo;
al polémico Hegel, que aplicó la antigua noción griega de la dialéctica a su
sistema filosófico; la obra del escocés David Hume, uno de los mayores
escépticos en la historia de la filosofía; a Immanuel Kant, considerado como el
pensador más influyente de la era moderna, entre otros.
La idea del mundo como
representación, tesis fundamental de Schopenhauer, es una constante en la obra
borgeana. El sujeto de la representación (el que conoce) y el objeto de la
misma (lo que se conoce), están condicionados por el espacio, el tiempo y la
causalidad. Según propone Kant, los individuos no pueden comprender la
naturaleza de las cosas en el Universo, pero pueden estar racionalmente seguros
de que lo experimentan por sí mismos. Dentro de esta esfera de la experiencia,
nociones fundamentales como espacio y tiempo son relevantes.
En uno de los textos tempranos de
Borges, el híbrido cuento-ensayo “Pierre Menard, autor del Quijote”, el
narrador expresa: “La verdad histórica, para él [Menard], no es lo que sucedió;
es lo que juzgamos que sucedió”, es decir, la percepción de la realidad. Según el idealismo que modula Schopenhauer en
su filosofía, y que Borges solfea admirablemente en su haber literario, las
cosas sólo existen cuando las percibimos. Traerlas a colación, no importa en
que forma, es redimirlas.
Sin menoscabar la profundidad del
pensamiento borgeano, lo literario prevalece sobre lo filosófico en éste,
prevalencia determinada por el carácter artístico/estético de la literatura,
que la filosofía como ciencia evita. Según el hispanista y traductor Roberto
Paoli, “... no puede exigírsele [a Borges] esa coherencia que se le pide a un
filósofo sistemático”, precisamente por ser literato. En ese sentido la
estética literaria trasciende los argumentos racionales que esgrime la
filosofía, pero no por eso los excluye.
Una visión metafísica de la realidad,
como parte del idealismo con el que se identifica desde temprana edad, es
latente en Borges, metafísica que engarza y se aviene muy bien a la estética de
la literatura fantástica que cultivará sistemáticamente. Funde la metafísica y
lo fantástico, como parte de una estética literaria que revoluciona la
literatura regionalista y el realismo decimonónico que le precedió. En el
cuento “Tlö, Uqbar, Orbis Tertius”, con que inicia su libro Ficciones expresa:
“Los metafísicos de Tlön no buscan la verdad ni siquiera la verosimilitud:
buscan el asombro. Juzgan que la metafísica es una rama de la literatura
fantástica".
Borges entiende la realidad como un
sueño, que implica cierto escepticismo ante el destino y el rol impreciso del
hombre en el universo, superponiendo, fundiendo y confundiendo las dimensiones
sueño-realidad. He ahí, en parte, la ambigüedad, la ironía (de carácter lúdico)
y la aparente complejidad del discurso borgeano, no solamente como recurso
literario significativo para crear la atmósfera de suspenso y misterio que
caracteriza al género fantástico que cultiva, sino como obsesivo afán literario
de explicar la esencia de las cosas.
En el famoso soneto borgeano “El
sueño”, el hablante lírico pregunta: “¿Quién serás esta noche en el oscuro /
sueño, del otro lado de su muro?".
La pregunta, más que inquirir, sugiere la fusión de la existencia (la
realidad) y el sueño (la representación de dicha realidad). ¿Quién serás (o
somos) en esa dimensión misteriosa llamada sueño? ¿De qué manera se dilucida lo
real y lo onírico?, son las grandes interrogantes.
Borges sugiere la inconsecuencia
inexplicable de la existencia, y, por ende, cuestiona la validez universal como
una categoría absoluta. Para él, el universo tangible es tan irreal como el
sueño y la misma muerte, de la cual éste es una especie de ensayo, o augurio.
En el cuento “Tlön, Uqbar, Orbis
Tertius”, el hablante narrativo propone al mundo como una ilusión. El Tlön
(tierra) es un mundo ficticio, y Herbert Ashe, personaje de la vasta lista de
la inventiva borgeana, es “uno de sus modestos
demiurgos” [dios creador]. En el
“Tlön…”, los objetos físicos existen condicionados por la imaginación: “Los hay
de muchos [términos]: (…) el vago rosa trémulo que se ve con los ojos cerrados,
la sensación de quien se deja llevar por un río y también por un sueño”, afirma
la voz narrativa.
En “The immortals", cuento
escrito inicialmente en inglés, el hablante narrativo sugiere la necesidad de
emancipación del hombre de la prisión de los sentidos, de sus
obstrucciones engañosas, en ese afán de alcanzar la verdad y el conocimiento. La
realidad, para Borges, se aprehende mejor a través de la introspección que
mediante los sentidos; es la antonimia luz-oscuridad, realidad ficción, que sustenta
su tropológica escritura.
Nada es impensado en la obra de Borges.
Aun en sus poemas juveniles, como “Amanecer”, que integra la colección Fervor
de Buenos Aires, se vislumbra el viaje del sujeto a las ideas en búsqueda de
verdades filosóficas. El hablante lírico manifiesta haber revivido “(…) la
tremenda conjetura / de Schopenhauer y de Berkeley”, en una antonimia de
paisaje urbano desolado (espiritualmente) y poblado (literalmente).
La realidad como un sueño cobra vida
en “Amanecer”, mediante el símil que funde la ceguera literal con el alma
oscura de la ciudad desolada, que encierra en sí el afán insaciable de dilucidar
la verdad: “... y la noche gastada / se ha quedado en los ojos de los ciegos”. Más
allá de cualquier empeño estético, la obra borgeana procura la voluntad de
comprender e interpretar el universo.
viernes, 29 de julio de 2016
Sale a circulación el primer número de la revista TSN
Por Leonardo Venta
"La revista TSN es indispensable para el proyecto del AULA María
Zambrano a nivel transatlántico, pues la lectura viaja más rápido que los
aviones,crea puentes de conocimiento y diálogo, de ahí el título también en
inglés, pues la publicación busca lectores. Es el espíritu interdisciplinario y
cosmopolita de Zambrano, lo que debe guiarnos en estas aventuras globales.
Estoy satisfecha con el resultado actual y veo con muy buen futuro la creación
de estos espacios".
Madeline Cámara
Acabo de repasar el primer número de
TSN (Transatlantic Studies Network) Revista de Estudios Internacionales, correspondiente
a enero-junio de 2016. Ésta publicación en doble formato, impreso y digital, de
la Universidad de Málaga (UMA) saldrá a la luz semestralmente, y contiene
ensayos y divulgación científica y académica, editada por el Aula María
Zambrano de Estudios Transatlánticos UMA - ATECH y por el grupo de
investigación E-COM: Grupo de Estudios sobre Comunicación y Sociedad de la
Información.
Juan Antonio García Galindo, doctor
en Historia Contemporánea, catedrático de Periodismo y decano de la Facultad de
Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga, dirige esta
publicación. La doctora Magdalena Martín Martínez, profesora titular de Derecho
Internacional Público de la susodicha institución, es la subdirectora. El
cuerpo de editores está integrado por Antonio Cuartero Naranjo, Genoveva Novas
Martín y Varvara Vedia García, todos pertenecientes a la institución de
enseñanza superior de la ciudad en que naciera el genio de las artes plásticas
Pablo Picasso.
A pesar de que cada texto aparece en
castellano, salvo el célebre "Abstract", breve resumen del documento
académico en inglés, se anuncia la posible publicación de trabajos en inglés,
francés y portugués, con el propósito de
poner en contacto a académicos y lectores de ambos lados del vasto
océano, en un contexto en que lo multidisciplinario y lo interdisciplinario giren
en torno a lo Atlántico.
"Queremos no estar sujetos a
las rigideces que imponen las revistas universitarias clásicas (...)
profundizar en temas monográficos, abrirnos a nuevos temas y enfoques, seguir
los rastros de huellas transatlánticas, recuperarlas para la memoria, mostrar
territorios, entrevistar a intelectuales, periodistas, políticos, científicos,
presentar novedades, difundir la obra de creadores consagrados y noveles; en
definitiva, hacer nuestra particular radiografía –número a número– de la
geografía humana del amplio mundo transatlántico, al que contemplamos con
interés desde la esquina del Mediterráneo que empieza a encontrarse poco a poco
con el Atlántico", afirma García Galindo, en la Editorial del primer
número de la revista.
Encabeza esta primera tirada, "Monográfico:
España y América. Miradas Cruzadas", un tratado especial dedicado a las
relaciones entre ambos lados del océano, en una exposición que agrupa a
especialistas como Carlos Alonso Zaldívar, otrora embajador de España en varios
países, entre ellos Cuba (2004-2009), con su artículo "España y Estados
Unidos, percepciones mutuas".
En su artículo, Alonso Zaldívar
analiza el complejo prisma de interrelaciones, mayormente discrepantes, entre España
y Estados Unidos, precisado según las percepciones mutuas, "ideas
dominantes en una sociedad sobre el papel que su país juega en el mundo, así
como sobre el papel que juegan otros países". Al comienzo de su escrito, Alonso
Zaldívar, quien oficiara como consejero para asuntos político-militares en la
Embajada de España en Washington, D.C. (1988-1990), afirma: "Lo que aquí
se presenta son algunas de las conclusiones de un trabajo sobre las percepciones
mutuas entre España y Estados Unidos que inicié en 1989, estando destinado en
Washington, y en el que continúo trabajando".
Dr. Antonio Roldán Ponce, profesor en
la Universidad Técnica de Dresde, Alemania, aborda en su trabajo "Relaciones
Económicas Transatlánticas y su desarrollo con la Asociación Transatlántica de
Comercio e Inversión", un tema tan vigente como polémico, al analizar las
posibles consecuencias de las actuales negociaciones comerciales entre la
Comisión Europea y Estados Unidos, lo que parece prometer un mayor crecimiento económico
para ambas partes. Sin embargo, el autor cuestiona si dichas negociaciones
garantizarían la protección de intereses sociales y medioambientales. "Esté
interés por presentar la negociación como un proceso transparente, contrasta
con la crítica que incide especialmente en la falta de información y la opacidad
con la que se están llevando a cabo las negociaciones", afirma Roldán
Ponce.
Los contenidos abordados en esta
publicación de 218 páginas son sumamente variados. El ensayo "Control de
fronteras e inmigración irregular en la Unión Europea y en los Estados Unidos de
América: un desafío en común", escrito por la Dra. Magdalena Martín
Martínez, profesora de la Universidad de Málaga, examina el problema de la
inmigración irregular en ambas zonas del hemisferio, desde un enfoque político,
social y jurídico, que incluye el vigente tema de la seguridad nacional.
TSN, que ostenta una impresión y
encuadernación de alta calidad, promete realizar un Especial en cada edición. Las
primicias de este espacio han sido para la filósofa malagueña María Zambrano, recipiente
en 1981 del prestigioso Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y
Humanidades, y en 1988 del Cervantes, el más acreditado de las letras hispanas.
En palabras de la Dra. Madeline Cámara, profesora de la Universidad del Sur de
la Florida, investigadora literaria y una ferviente zambranista, "la
figura de la filósofa española sigue generando espacios de diálogo entre
académicos de las orillas que ella supo unir, tanto en su experiencia vital
como en su práctica filosófica". Juan Fernando Ortega, catedrático emérito
de Filosofía de la Universidad de Málaga y antiguo director de la Fundación
María Zambrano, y la propia doctora Cámara, honran con sendos ensayos la
influencia transatlántica de esta gran mujer en el presente número.
La revista igualmente reconoce la facultad
de interpretar lo real o imaginado a través del
lenguaje de las artes visuales, en un sección bajo el acertado título de
"Creación". En ese espacio, aparecen gemas fotográficas de las series
"Crashroom" y "Las matemáticas de Dios no son exactas", de
Rocío Verdejo, exponentes de una creatividad estética aguda e íntima,
respaldada por títulos como "Piedad invertida", "Merienda post
morten" y "Cojín de huesos', entre otros.
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"Piedad invertida", obra de Rocío Verdejo, aparece en la sección bajo el acertado nombre de "Creación" |
Otras secciones de
interés, como "Huellas Transatlánticas", "Territorios", "Novedades",
"Miscelánea" y "Entrevista", complementan esta valiosa
publicación, la cual está disponible en formato electrónico en la dirección
http://transatlanticstudiesnetwork,uma.es/. Asimismo, cuenta con la numeración
ISSN (Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas) concedido por
la Biblioteca Nacional de España (BNE) para la identificación de publicaciones
con
sábado, 16 de julio de 2016
Versión de "Giselle" de Next Generation Ballet triunfa en Tampa
![]() |
Dominique Luckie y Julia Meister, en el Segundo Acto de "Giselle'. Foto: Cortesía de Soho Images |
Por Leonardo Venta
Había mucha
expectación. Se hablaba de un gran reto. Era la primera vez en Tampa, y una de
las raras ocasiones en la historia de la
danza clásica, que bailarines de una compañía conformada por estudiantes, en su
pubertad e infancia, afrontaban el desafío de bailar "Giselle", el
más grande ballet romántico, y al decir del célebre crítico inglés Harnold
Haskell, una puesta que "hace o deshace la reputación de una
bailarina", y que, a nuestro juicio, lustra o empaña el nombre de
cualquier institución danzaria.
Realizar con gracia la transición
entre lo terrenal y lo etéreo, articular todo un dilatado minucioso lenguaje
escénico, ingeniar una atmósfera creíblemente irreal, seducir al público –que
quién sabe se enfrentaba por primera vez a la magia de este gema decimonónica–,
armonizar lo austero y lo dramático, evitar a toda costa lo sobreactuado –el
fatal cliché–, desplegar una rigurosa técnica en que soñadores entrechats,
bordados giros, saltos con buen "ballon", entre otros elementos, complementen los
dificultosos requerimientos interpretativos –no sólo para los protagonistas
sino también para el cuerpo de baile–, desperezando en el asistente una variada
y amplia gama de emociones, cuya catarsis, al decir de Theophile Gautier,
humedezca los ojos del espectador, son sólo algunos de los elementos que
articulaban la amplia armazón de este desafío sobre puntas para Next Generation
Ballet.
Las dos veladas a las que asistí en
la Sala Ferguson del Straz Center, el viernes 6 y el sábado 7 de mayo de 2016,
fueron estupendas. Ellie Borick y Julia
Meister me impresionaron favorablemente en sus respectivos debuts en el papel
de Giselle, sobre todo en el segundo acto. Ellie Borick arrancó en mí las
lágrimas a las que se refería Gautier. Julia Meister simplemente me extasió.
Ella nació para bailar. A pesar de su juventud, Dominique Luckie, en Albrecht,
fue un legítimo danseur noble.
Juliette Jones interpretó una Reina
de la Willis impresionante. Se le percibía ingrávida, hermosa, con convincente
disposición autoritaria, como lo requiere el personaje. El Hilarión de Néstor
García, sobre todo en la función del viernes, fue sumamente conmovedor. Un
"bravísimo" en tono bien alto para Ivonne Lemus. Sabemos sobre su
arduo trabajo en la realización de este proyecto. Llegue a ella, a Julio
Montano, a Philip Neal, y a todos los integrantes de Next Generation Ballet
nuestra más sincera felicitación.
lunes, 11 de julio de 2016
Llegó
Llegó yo (para que no me entiendas); y todavía
tú no habías llegado.
Llega azul (nuevamente divago), yo no
le esperaba… quise decir…llegó azul,
de cualquier color.
27 de diciembre de 2014
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