La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

martes, 16 de abril de 2013

Tres mexicanos ganan premio Pulitzer de periodismo


Una reportera mexicana que colaboró en un reportaje sobre supuestos sobornos de Walmart en México, y dos fotógrafos de la misma nacionalidad destacados en Siria, obtuvieron el lunes, 15 de abril de 2013 el Premio Pulitzer de periodismo en Estados Unidos.
Alejandra Xanic von Bertrab


El comité del premio informó que la mexicana Alejandra Xanic von Bertrab ganó en la categoría de "Reportaje de investigación" por el texto que publicó junto con David Barstow en The New York Times en abril de 2012 sobre presuntas prácticas corruptas de Walmart.


El reportaje descubrió que Walmart en México supuestamente entregó sobornos por 24 millones de dólares a funcionarios para acelerar la expansión de sus tiendas, lo que originó una investigación y una revisión interna de las prácticas de la empresa en el extranjero.

Mientras tanto, el fotógrafo mexicano Javier Manzano, que colabora con la agencia de noticias France Press ganó el premio de "reportaje fotográfico" por una fotografía de dos combatientes rebeldes en Siria.

A su vez, el fotógrafo Narciso Rodríguez fue premiado en la categoría de "fotografía noticiosa" como parte del equipo de la agencia Associated Press (AP), también por su trabajo en Siria.

El diario The New York Times ganó en total cuatro premio Pulitzer, con lo que fue el único medio de información en ganar más de un galardón este año.

Además de "reportaje de investigación" el diario fue distinguido en la categoría de "reportaje explicativo", "periodismo narrativo" y "reportaje internacional", sobre la corrupción en el gobierno de China.

Destacó además el premio a "reportaje nacional" a InsideClimate News, un organismo sin fines de lucro que sólo publica sus investigaciones en internet, por los peligros que suponen los ductos de petróleo.

Asimismo, el premio para el mejor libro de ficción, categoría declarada desierta el año pasado, fue concedido a "The Orphan Masters Son" de Adam Johnson.

El premio al "servicio público", probablemente la más prestigiada de las categorías del Pulitzer, fue otorgado al diario Sun Sentinel por una serie de reportajes sobre policías fuera de servicio que no respetaban los límites de velocidad al conducir.

sábado, 6 de abril de 2013

¿Guaguancó con una sinfónica?

Jorge Gómez, director musical y pianista de 'Tiempo Libre'
Por Leonardo Venta

Grandes escenarios han gozado al ritmo de Jorge Gómez, Raúl Rodríguez, Leandro González, Wilvi Rodríguez Guerra, Armando (Pututi) Arce, Xavier Mili y Luis Beltrán Castillo, integrantes de “Tiempo Libre”, una de las mejores agrupaciones de música latina del momento. Tal ha sido su éxito, que en 2009 fueron invitados al popular programa televisivo estadounidense “Dancing with the Stars”, donde recibieron una ovación de pie por parte de la audiencia. De los cinco discos que han realizado, tres han sido nominados a los premios Grammy: en dos ocasiones al mejor álbum latino tropical, y en otra al mejor disco de salsa/merengue.

Dentro de su apretada agenda de trabajo – conciertos en Estados Unidos y el resto del mundo, grabaciones, impartir clases en universidades, proyectos teatrales – se asoman a Saint Petersburg y Clearwater para ofrecer dos funciones junto a la prestigiosa Orquesta de la Florida los próximos 6 y 7 de abril. A pesar de estar habituados a los vítores del público y al elogio de la crítica, sus integrantes continúan siendo los jóvenes joviales y sencillos que estudiaban música clásica por el día y tocaban timba en las ardorosas noches habaneras. Alleguémonos a ellos a través de Jorge Gómez, su director y pianista.

¿Cómo nace “Tiempo Libre”?

Nacimos en Miami a finales del 2001, en aquel entonces trabajábamos con diferentes artistas, algunos músicos con Celia Cruz, otros con Cachao, yo trabajé con Albita Rodríguez; entonces, en nuestro tiempo libre, nos reuníamos para hacer ‘descargitas’ musicales. Primero, empezamos tocando jazz, luego tocábamos música cubana, después clásica y ahora de todo un poco.

¿Están establecidos en Miami?

Los sietes integrantes del grupo vivimos en Miami.

¿Cuáles son las raíces artísticas de Jorge Gómez?

Provengo de una familia de músicos: mis abuelos, mis bisabuelos, mis tatarabuelos… mi padre, Jorge Gómez Labraña, fallecido en 2005, es considerado – junto a Jorge Luis Prats y Frank Fernández – entre los grandes pianistas clásicos de su tiempo en Cuba. Mi madre es la musicóloga Tamara Martín, tocaba piano clásico también.

¿Qué define a “Tiempo Libre”?

Hay tres elementos que se integran para definir nuestra música. Todos estudiamos música clásica en la Escuela Nacional de Arte de La Habana; a través de nuestra nueva experiencia en Estados Unidos se incorporaron a nuestro estilo elementos del idioma y la cultura estadounidense, aunque ya desde Cuba teníamos una gran influencia norteamericana, especialmente del grupo “Earth, Wind & Fire”; así como de los ritmos cubanos propiamente dichos.

¿Goza de salud la música cubana?

La música cubana siempre está evolucionando. A veces se mezcla tanto con otras culturas que parece no ser cubana, pero sigue siendo cubana.

¿Otras peculiaridades que caracterizan al grupo?

Es un grupo muy versátil. Lo mismo toca en un festival de jazz, que en un festival de música latina, que toca con una de las mejores orquestas sinfónicas del mundo, que hace obras de teatro, que da clases en las universidades. No sólo nos dedicamos a tocar timba.

Se dice que la ‘timba’ identifica a la agrupación. Para los que no están familiarizados con el término, ¿qué es timba?

La timba es básicamente la mezcla de todos los géneros cubanos con el jazz. El primer grupo que hizo timba en Cuba, el que la inventó, es “Irakere”. En contraste con el son – la salsa –, la instrumentación de la timba es diferente. La salsa se toca con timbales, con un bajo acústico y con un piano, mientras la timba se interpreta con una batería, el timbal, un bajo eléctrico – que generalmente tiene cinco o seis cuerdas –, un piano y un teclado. La timba es un ritmo más rápido, tiene más energía que el son o la salsa, y es menos romántico.

¿Algún mensaje de “Tiempo Libre” a través de la música?

Queremos llevar la música cubana alrededor del mundo, no sólo para que la gente la disfrute sino para que también la entienda. Nosotros rescatamos la cultura cubana para llevarla a los niveles que se merece.

¿Algo más allá de la música?

Estamos trabajando en un segundo proyecto teatral. Ya hicimos una obra musical titulada “Miami Libre”, donde había bailarines, tocábamos música y actuábamos. El proyecto aborda cómo salimos de Cuba, cómo llegamos a Estados Unidos, la manera en que nos hemos abierto paso en suelo estadounidense.

En la primavera de 2007, “Tiempo Libre” estrenó “Rumba sinfónica”. ¿Qué puedes decirnos sobre esta pieza y el programa en sí del concierto?

Es una colaboración mía y del compositor clásico venezolano Ricardo Lorenz, para orquesta sinfónica y banda cubana. La directora invitada, Sarah Hicks, ya dirigió el concierto de la “Rumba sinfónica” con nosotros. Lo que vamos a tocar con la Orquesta de la Florida va a ser la música de Johann Sebastian Bach en diferentes ritmos cubanos, como el guaguancó, el chachachá, el danzón, el bolero y la conga. Y además vamos a tocar cuatro popurríes: uno de mambo, otro de chachachá, un tercero compuesto por sones, y un último integrado por boleros.

¿Qué hace especial a este concierto?

Nunca se baila con una orquesta sinfónica, mucho menos un guaguancó, y eso es lo que va a suceder en los conciertos de Saint Petersburg y Clearwater. La gente está invitada a bailar.

¿Qué significa para “Tiempo Libre” tocar en Tampa?

Tampa viene siendo la segunda ciudad más habitada por cubanos en Florida, y además en ella sobresale una hermosa comunidad latina. Nos encantaría sentir el calor del público y al mismo tiempo ofrecerles el nuestro. Tú te sientes muy cómodo cuando la gente se identifica con lo que estás haciendo en el escenario.

¿Algún mensaje especial para nuestros lectores?

No van a ir a un concierto, van a disfrutar de una fiesta cubana. Nosotros cuando tocamos no simplemente tocamos música, transmitimos energía, y eso es lo que les gusta a las personas.

¿Por qué ir al concierto de “Tiempo Libre’ con la Orquesta de la Florida?

En ambos conciertos – el sábado 6 de abril, a las 8 de la noche, en el Mahaffey Theater; y el domingo 7 de abril, a las 7:30 p.m., en el Ruth Eckerd Hall –, le daremos respuesta a la pregunta que todos se hacen: ¿guaguancó con una sinfónica? ¡Tienen que ver eso!

“Tiempo Libre”, un agasajo cubano

De izquierda a derecha: Luis Beltrán Castillo, saxofón y flauta; Raúl Rodríguez, trompeta; Xavier Mili, cantante; Jorge Gómez, director musical y pianista; Wilvi Rodríguez Guerra, bajo; Armando (Pututi) Arce, percusión; y Leandro González, congas.
Por Leonardo Venta

Los amantes de la música cubana, el jazz afroamericano, y la excepcional combinación de lo culto con lo popular, no pueden desperdiciar la oportunidad de asistir a uno de los dos conciertos, o a los dos, que ofrecerá el grupo “Tiempo Libre” con la Orquesta de la Florida, los días 6 y 7 de abril en el Mahaffey Theater y el Ruth Eckerd Hall, respectivamente.


El director musical Jorge Gómez al piano; Raúl Rodríguez, trompeta; Leandro González, congas; Wilvi Rodríguez Guerra, bajo; Armando (Pututi) Arce, percusión; Xavier Mili, cantante; y Luis Beltrán Castillo, saxofón y flauta, junto a la Orquesta de la Florida, y Sarah Hicks, como directora de orquesta invitada, comprenden el admirable equipo de estas prometedoras veladas de sabor caribeño y contagioso capricho armónico melódico.

Establecidos en Miami e impregnados de su nativa Cuba, los excelentes músicos de “Tiempo Libre” han ensamblado sus aptitudes, dejando a un lado sus exitosos proyectos personales junto a artistas del calibre de Albita, Arturo Sandoval, NG La Banda, Gonzalo Rubalcaba e Isaac Delgado, para instaurar la primera legítima banda de timba plenamente cubana en Estados Unidos. De esa manera, fueron escarbando un espacio común entre sus aislados proyectos de trabajo, para aunar propósitos musicales en pos de una identidad grupal, un estilo propio que definiera el surgimiento de la banda y el nombre – “Tiempo Libre” – que los identifica.

A partir de su fundación en 2001, los siete integrantes de la agrupación han custodiado con celo el legado musical cubano, defendiendo la legitimidad y pureza de la tan plagiada música de la isla caribeña, refrescándola con un sonido juvenil y actual, dentro del proceso de transculturación al que han sido expuestas las raíces nacionales de sus miembros en su novedosa experiencia estadounidense.

Enumerar sus numerosos logros, constituye una labor aun más colosal que el esfuerzo que “Tiempo Libre” ha dedicado en rescatar y difundir el patrimonio de la música cubana. Compartir escenario en el Festival de Ravinia – el más antiguo de los eventos musicales al aire libre de Estados Unidos – con la legendaria Celia Cruz, y el año siguiente con Aretha Franklin; realizar innumerables conciertos, con localidades agotadas, en múltiples prestigiosas salas de teatro y festivales alrededor del mundo, son simples indicadores escogidos al azar para ilustrar la calidad de esta banda.


En enero de 2005, “Tiempo Libre” lanzó su disco “Arroz con mango” – una expresión cubana que significa algo absolutamente fuera de lo normal – en celebración a las marcadas raíces criollas de sus miembros, y al júbilo de su nuevo hogar estadounidense. El álbum cosechó un reconocimiento casi unánime de la crítica especializada y el público, además fue nominado a un Premio Grammy en 2006 en la categoría de “Mejor Disco de Salsa/Merengue”. Un año después, llegó “Lo que esperabas”, la segunda nominación para sus integrantes al Grammy, esta vez al “Mejor Disco Tropical Latino”.

En 2007, la agrupación estrenó “Rumba sinfónica”, para orquesta sinfónica y banda cubana, una colaboración entre su director Jorge Gómez y el respetable compositor clásico venezolano Ricardo Lorenz, encargada por la Orquesta de Minnesota, la Sinfónica de Detroit, el Festival de Ravinia y el Festival de las Artes Boca. “Tiempo Libre” ha cosechado merecidos aplausos con esta pieza junto a numerosas orquestas sinfónicas.

El programa, tanto el sábado como el domingo, incluye un tradicional popurrí de chachachá – onomatopeya que identifica al sensual rítmico sonido que originan los pies al rozar el suelo y el güiro en su grato compás sandunguero –, famosos sones cubanos, como parte de un complejo rítmico diseminado por el mundo, entre ellos "El Manicero", "Son de la Loma" y "Guantanamera", con arreglos de Jorge Gómez en colaboración con el pianista Raúl Murciano, profesor de música de la Universidad de Miami y fundador de “Miami Sound Machine”.

A su vez, la audiencia podrá disfrutar de algunas piezas de “Bach en la Habana”, nominado al Grammy 2009 en la categoría “Mejor Álbum Latino Tropical”, insólito trabajo en el cual “Tiempo Libre” fusiona la música afrocubana con la del genial compositor alemán del período barroco. Entre los números de este disco, “Tu Conga Bach” tiene gran significación para los jóvenes músicos antillanos, ya que ese mismo año lo interpretaron en el popular programa televisivo “Dancing with the Stars”.

Del mismo modo, “Tiempo Libre” pondrá a la audiencia a contonearse con canciones comprendidas dentro del género de la “timba” – forma bailable y musicalmente exuberante que revitaliza las tradiciones africanas en la música cubana –, por medio de sencillos incluidos en su CD “My Secret Radio” – inspirado en la temprana disyuntiva que experimentaron los miembros de la agrupación entre sus responsabilidades como estudiantes de música clásica y sus efervescentes aventuras tocando timba en las cadenciosas noches habaneras.

El sábado 6 habrá una función única en el Mahaffey Theater (400 1st St. South, St. Petersburg, Florida 33701) a las ocho de la noche; los músicos reaparecerán en el Ruth Eckerd Hall (1111 North McMullen Booth Rd., Clearwater, Florida 33759) el domingo 7, a las 7:30 p.m.

sábado, 9 de marzo de 2013

David Alfaro Siqueiros, el gran muralista

“La Marcha de la humanidad” (detalle), mural de David Alfaro Siqueiros
Por Leonardo Venta

Junto a Diego Rivera y José Clemente Orozco, el artista plástico David Alfaro Siqueiros es figura cimera del muralismo mexicano. Nacido en Chihuahua y fallecido a los 77 años en Cuernavaca el 6 de enero de 1974, Siqueiros se codeó con los miembros del movimiento artístico de vanguardia en Europa. Allí conoció a Diego Rivera, con quien estudió la pintura al fresco en Italia, incursión que estimuló el renacimiento de esta técnica en las decoraciones murales que engalanan los edificios públicos mexicanos.

En 1921, Siqueiros redactó en España un manifiesto donde defiende la tradición precolombina y subraya la necesidad de un arte como reflejo de los problemas sociales. Su monumental obra – estampida política proyectada sobre el plano, el espacio y la perspectiva ante un espectador en movimiento –, aunó la tradición popular mexicana, las espiraciones del surrealismo y el expresionismo europeos. Los tonos extremados, el dramatismo y la robustez de las figuras, así como la audacia e intensidad del color caracterizan su arte sedicioso, tanto en el plano estético como en el ideológico – henchido de propuestas de naturaleza marxistas.

Durante su estadía en New York (1936-37), experimentó con nuevos materiales sintéticos y el expresionismo abstracto; afianzó su rechazo hacia la estética tradicional, reivindicando la cotidianidad de la otredad históricamente oprimida. En la ciudad que no duerme, estableció el “Estudio experimental de Siqueiros”, por donde pasó el joven Jackson Pollock. En ese taller se realizaron parte de los preparativos de la Huelga General de 1936 por la Paz y el desfile del Primero de Mayo. Pollock ayudó en la construcción de carrozas para el desfile del proletariado internacional. Según Irene Herner, autora del texto Siqueiros, del paraíso a la utopia, fue del muralista mexicano que Pollock aprendió el “action painting (pintura de acción)” y el “dripping”, que consiste en derramar, dejar gotear o lanzar pintura sobre un lienzo colocado en el suelo.

En la obra de Siqueiros sobreabundan las metáforas ideológicas, cobijadas generalmente bajo un firmamento surrealista, manumisor del inconsciente. Sus murales son substancialmente combativos y alcanzan dimensiones espectaculares, entre los que sobresale por su tamaño “La Marcha de la Humanidad”, del Palacio de Congresos de Ciudad de México, terminado en 1971.

miércoles, 6 de marzo de 2013

El cuarto Goya para el cine cubano

De izq. a der.: Alejandro Brugués, director del filme, la española Andrea Duro, el protagonista Alexis Díaz y Jazz Vilá  

Por Leonardo Venta

“Soy un sobreviviente. Sobreviví al Mariel, sobreviví a Angola, sobreviví al Período Especial y a la cosa esta que vino después. A mí nada más que tú me das un filo y yo me las arreglo”, afirma el protagonista de “Juan de los muertos”, la cinta cubana del joven director Alejandro Brugués, estrenada en 2010, y que recibió el pasado 17 de febrero de 2013 el premio Goya a la Mejor Película iberoamericana, en la gala de entrega de galardones organizada anualmente por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España, el equivalente ibérico a la entrega de los Oscar.


“Juan de los muertos”, coproducida con España, se impuso en la categoría a los filmes "Infancia clandestina" (Argentina), “Siete cajas” (Paraguay) y "Después de Lucía" (México). Al recibir el Goya en el Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid, Brugués, visiblemente emocionado, afirmó que mediante ese reconocimiento los académicos españoles abrían “una puerta para el cine independiente cubano que nadie va a poder cerrar”.

De 36 años de edad, graduado de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba, Brugués recogió el galardón, acompañado por el protagonista de la cinta Alexis Díaz de Villegas, quien no podía contener las lágrimas, la española Andrea Duro, y Jazz Vilá. Este último con la voz agitada por la emoción expresó: “Gracias y un saludo muy grande para todos los cubanos, para los que hacen posible el cine en Cuba, donde no hay de nada pero hacemos de todo”.

La película, la cuarta presentada por Cuba que recibe tan importante distinción, junto a “La bella del Alhambra”, de Enrique Pineda Barnet; “Fresa y chocolate”, de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío; y “La vida es silbar”, de Fernando Pérez; ha participado en más de 30 festivales, y ha recibido numerosos premios, entre ellos el de la Popularidad del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana 2011, los premios del público en los festivales internacionales de cine de Panamá, Miami (Estados Unidos) y Leeds (Reino Unido), así como el premio de plata del Festival de cine fantástico de Bruselas, y tres lauros en Fantasporto, uno de los principales certámenes de cine de Portugal.

“Juan de los Muertos”, la primera cinta cubana de zombies, a su vez, la primera producción independiente premiada con el Goya, narra cómo una multitud de zombies ensangrienta el panorama habanero, mientras la televisión de la isla inculpa de la crisis a agentes al servicio de Estados Unidos. Lo cual sugiere la paranoia cubana, inducida por el régimen, ante una posible invasión yanqui.

Al mismo tiempo que el pavor y la desolación toman control de la capital cubana, Juan, el antihéroe, con el inusual eslogan "Juan de los muertos, matamos a sus seres queridos", se aprovecha de la crisis para su propio lucro, brindando servicios a los moradores capitalinos interesados en exterminar a sus familiares infectados por los zombies.

Juan y un grupo integrado por su hija Camila (Andrea Duro); Lázaro, su mejor amigo (Jorge Molina); Vladi California, el hijo de Lázaro (Andros Perugorría); una prostituta travesti (Jazz Vilá); y un fornido proxeneta (Elicier Ramírez) protagonizan hilarantes mórbidas batallas por doquier contra los nocivos extraños seres, como parte del inverosímil negocio de una empresa privada que aniquila zombies a domicilio. Si bien, la situación se les torna cada vez más insostenible, hasta verse precisados a escapar por sus vidas rumbo Norte en una muy cubana 'embarcación-automóvil', usando como puerto de salida el célebre malecón habanero, excepto Juan, dispuesto a quedarse y enfrentar lo inenarrable.

Aparentemente, la película no ofrece solución al dilema del autómata pueblo infectado ni al del intérprete principal, cuya decisión de permanecer en la isla tonifica la disyuntiva ‘estoica ¿inoperante? inmolación' versus '¿sesuda? evasión’. Nos preguntamos, pues, junto a aquellos que han sido de una manera u otra compelidos a abandonar su lisiado lugar de origen, ¿cuál es la mejor opción, la más digna, la más sensata, afrontar la adversidad o evadirla? Según el final abierto – no tan abierto, presumimos – que  presenta el largometraje, encarar la adversidad es casi un acto suicida.