La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

sábado, 25 de junio de 2011

"El dos de mayo de 1808 en Madrid", Francisco de Goya


Tesoro de la cultura universal, parte de la colección permanente del madrileño Museo del Prado, "El dos de mayo de 1808 en Madrid" o "La carga de los mamelucos", monumental óleo sobre tela de Francisco de Goya y Lucientes, concebido en 1808, y restaurado en 2008, es magistral testimonio del levantamiento popular del 2 de mayo de 1808 que irrumpió la lucha por la Independencia española.

El conflicto, también conocido como Guerras Napoleónicas, se inició el mismo día de la espontánea heroica insurrección ibérica contra el dominio francés, como respuesta a los intentos del emperador Napoleón I de instaurar en el trono de España a su hermano José Bonaparte.

Después de casi seis años de guerra, el 11 de abril de 1814, se firma el armisticio con el jefe de las tropas francesas, Nicolas Jean de Dieu Soult, duque de Dalmacia; si bien la victoria española se proclama el 4 de mayo de 1814, fecha en la que Fernando VII retomó el reinado.

1 comentario:

  1. Goya, llevado por el dramatismo de los hechos que narra, supo expresar en toda su empresa la batalla, como consta en su carta dirigida a la regencia de España, anunciando su deseo de “perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa”. En este Goya, que nos hace pensar quizá en Delacroix o Géricault, el pincel se mueve con soltura, entre un latir de cromatismos. La obra, sumamente enérgica, deslumbra por su movimiento; por ejemplo, transmite la agitación de los caballos y de los contrincantes enfrascados en medio de la acción. El realismo es arrebatador, cuerpos que yacen sobre el suelo y la sangre que corre. A lo lejos, aparece la impávida Madrid, como silencioso omnipresente testigo.

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