La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

sábado, 18 de febrero de 2017

El destacado guitarrista español Pablo Sáinz se presenta en Tampa

Pablo Sáinz Villegas ha sido comparado con Andrés Segovia, el más destacado guitarrista clásico del siglo XX
Por Leonardo Venta

La Sala Ferguson del Centro David A.Straz para las Artes Escénicas de Tampa tendrá el privilegio de acoger al afamado guitarrista español Pablo Sáinz Villegas, el sábado, 25 de febrero, a las 7:30 p.m., como parte de una serie de actuaciones en Florida bajo el título de su disco "Americano".
            Desde una parada en California de su ocupada agenda artística, vía telefónica, Sáinz Villegas nos concedió una entrevista para precisar un tanto su horizonte artístico y humano. Alleguémonosle.

¿Cómo le gustaría a Pablo Sáinz Villegas presentársenos?

            Me presento con el corazón abierto, como un ser humano cercano a la gente, que comparte esas emociones que todo el mundo tiene, que se acerca a la vida a través de la humanidad y de la inspiración de los valores. Eso es lo que nos hace humanos, al fin y al cabo. Así es como soy y como me expreso a través de la guitarra y de mi música.

Tengo entendido que el 16 de junio celebrarás 4 décadas de haber nacido en España. Si bien, resides en Nueva York por 15 años. ¿Cómo descubres y evoluciona tu vocación artística?

            Soy originario de la Rioja, España. A los 6 años vi un video del maestro Andrés Segovia en la televisión –en blanco y negro– que tenían mis padres. Enseguida me enamoré de ese maravilloso instrumento [la guitarra] que está tan vinculado a la cultura y la tradición española.
            Después, fue creciendo una pasión por la música en mí. La primera vez que salí al escenario fue a los 7 años. Esa experiencia cambió mi vida. Era la primera ocasión que estaba en contacto directo con el público a través de la música, y me fascinó esa luz que sentí. Poco a poco, en la adolescencia, fui definiendo mi deseo de dedicar mi vida a la música.
            Terminé mis estudios en España. A los 18 años, me fui por cinco años a Alemania para continuar mi aprendizaje y empaparme de esa gran tradición musical que tiene todo Centro Europa. A los 24 años, mi instinto me puso rumbo a Nueva York. Tuve la fortuna de llegar a este país becado para estudiar en el Conservatorio Manhattan School of Music de la ciudad de Nueva York. Y después, ha sido un proceso muy bonito de ir abriendo camino a través de la música y transmitir todos estos valores de los que me siento tan orgulloso: la multiculturalidad y ese lenguaje universal que es la música. Toques donde toques, los transmitas donde los transmitas, dichos valores siempre llegan al corazón de las personas.

En entrevista concedida en julio de 2016 a Pablo Vayón, crítico musical del Diario de Sevilla, expones que "la guitarra es el instrumento más popular del mundo, el más cercano a la gente, el más democrático". ¿Cómo justificas esta afirmación?
 
            La guitarra es uno de los pocos elementos musicales totalmente vinculado a una cultura y a un país, en este caso España. A su vez, se ha convertido en el instrumento más democrático del mundo, al alcance de la gente. Sin lugar a duda, es el más popular. Gracias a su versatilidad, en Brasil, por ejemplo, la samba, bossa-nova, toda la música folklórica se toca con guitarra; en Argentina, el tango; si vas a Venezuela, el joropo se interpreta con una guitarra; en Cuba, el son siempre se acompaña de ese instrumento, los cantautores lo utilizan; en Estados Unidos, el bluegrass, el blues, la música country, el jazz; en España, el flamenco.

¿Con cuál movimiento musical te identificas más?

            Posiblemente, me identifico más con los adagios. Me ofrecen, como músico, la oportunidad de explorar una parte muy profunda de la sensibilidad del ser humano y de las emociones del compositor. Es siempre ese lado apasionado, denso, mediante el cual quieres decir algo que con palabras no se puede expresar. El adagio te ofrece esa oportunidad. 

En otro sentido, ¿cuál es tu preferencia como género en la historia de la evolución de la creación musical?

            Sin duda, me he desenvuelto en el ámbito de la música clásica. Aquí viene lo bonito de ser guitarrista. La guitarra siempre ha sido ese elemento mensajero entre la música popular y la clásica. Ahí es donde se mueve con muchísima comodidad, y es ahí donde yo me siento también afortunado y cómodo. Es en ese mundo, que no es ni lo folklórico ni lo clásico, donde se desdobla. Es en ese puente donde se justifica cómo ya desde el Renacimiento los trovadores cantaban canciones y serenatas con los laúdes y las vihuelas en las calles, mientras los laúdes eran igualmente entonados en la Corte para los reyes y duques. Esta dualidad le confiere un valor incalculable a la guitarra que otros instrumentos carecen.
           
¿Cuál es la sala de conciertos donde más te ha impresionado presentarte?

           Pues, tengo varias... Una, sin duda, es el Avery Fisher Hall del Lincoln Center, en Nueva York. Yo había ido como estudiante muchas veces a escuchar conciertos de la Filarmónica de Nueva York. Cuando tuve la fortuna de tocar allí, compartir el escenario con la Filarmónica de Nueva York, y estar en el auditorio desde el otro lado, ya no como público sino como intérprete, fue algo mágico por todo lo que había vivido allí. También, la Sala Chaikovski en Moscú o el Musikverein en Viena.

¿Es la primera vez que viajas a Tampa?

          Es la primera vez que la visito. Y lo haré con la presentación de este disco "Americano", que es un viaje musical a través de los países de América: Brasil, Argentina, Paraguay, Venezuela, Estados Unido; y mezclando géneros, desde tango, bossa-nova, guajiras, joropos, bluegrass. Va a ser un viaje emocional para todos los públicos, desde niños a mayores, estadounidenses o latinos. Todos están bienvenidos, y todos van a disfrutar de este viaje, porque a todos les pertenece y se van a sentir muy identificados con el concierto.

¿Qué músicos te acompañarán?

            Voy a estar en cinco ciudades de Florida – Tallahasse, Jacksonville, Tampa, West Palm Beach y Miami– , acompañado del percusionista Nacho Arimany y el contrabajista Pedro Giraudo.  Todo va a ser un despliegue sonoro muy atractivo, con un amplio despliegue de ritmos de este continente, como he dicho antes

¿Alguna pieza clásica en el programa?

            Habrá piezas clásicas, como "Un Sueño en la Floresta" del compositor paraguayo Agustín Barrios Mangoré, así como otras pinceladas maravillosas que articularán el programa de una manera única y personal.

Aparte de tu temprana admiración por Andrés Segovia, a través del aludido video que te mostraran tus padres, deduzco –conociendo el lanzamiento de tu cuarto trabajo discográfico el año pasado, en el que están recogidos tres conciertos para guitarra y orquesta del maestro Joaquín Rodrigo– tu consiguiente admiración por el susodicho compositor, cuyo "Concierto de Aranjuez" es una de las piezas más populares del repertorio clásico español. ¿Qué puedes comentarnos al respecto?

            Mi última producción discográfica fue el año pasado, en la que están recogidos tres conciertos para guitarra y orquesta del maestro Joaquín Rodrigo: "Concierto de Aranjuez", "Fantasía para un gentilhombre" y "Concierto para una fiesta", grabados con la Orquesta Nacional de España bajo la batuta del afamado director de orquesta Juanjo Mena.
            Sin duda, en la historia más reciente de la guitarra, Andrés Segovia, como asimismo Joaquín  Rodrigo, constituyen una grandísima inspiración. Hicieron que la guitarra apareciera en los más grandes auditorios junto a las más importantes orquestas del mundo. Para mí, siempre han sido una inspiración desde que era niño. Siempre mi sueño fue que llegara el día cuando pudiera tocar "El concierto de Aranjuez". Y llegó. Luego se ha convertido en una de las piezas que más interpreto y disfruto con numerosas orquestas del mundo.
            En cuanto a Andrés Segovia, el legado que el creó, y luego nos dejó a la comunidad guitarrística, es invaluable. Y en estos momentos, en el siglo XXI, yo siento y es mi deseo y mi motivación seguir impulsando la guitarra y explorar otros horizontes.  Explorar otras maneras de hacer que la guitarra siga viva y continúe siendo instrumento catalizador y unificador de diferentes culturas y formas de pensar. Al final, la guitarra tiene eso. Allí donde vas, hay gente que la disfruta y la tiene cerca porque es el instrumento de la gente. Para mí, esto es lo más importante: el tocar para la gente. La música le pertenece a las personas que la disfrutan.

Desde los trabajos primeros hasta tu última producción discográfica, dedicada al compositor Joaquín Rodrigo con la Orquesta y Coros Nacionales de España, en 2016, teniendo en consideración algunas de tus incursiones con géneros no valorados dentro de los preceptos de la música clásica, como es el caso de varias  piezas de tu disco compacto "Americano" (2015), ¿existe  evolución en tu repertorio?

            Mi formación y tradición han sido puramente clásicas. Es algo en lo que he estado absolutamente inmerso para desarrollar todas las habilidades técnicas, que luego me permitieron desplegar las capacidades musicales e interpretativas del repertorio de la guitarra clásica española.
            Esas herramientas son sumamente sofisticadas. Analizándolas a partir del punto de vista técnico –considerando que la guitarra clásica debe tocarse con cuatro dedos de la mano derecha; mientras, la guitarra eléctrica se toca con una púa–, para la guitarra clásica es como estar tocando con cuatro púas. Es decir, se crea toda una serie de recursos expresivos, prácticamente de polifonía y casi de tridimensionalidad musical, que luego te permite prácticamente hacer cualquier tipo de música. Al entender la evolución de lo que ha sido el pasado y donde me encuentro en estos momentos, reconozco que Segovia recuperó y definió a la guitarra como instrumento clásico. En ningún momento, él exploró otros géneros, como pudo haber sido el flamenco y la música de corte más folclórico. Si bien, en el siglo XXI, yo siento que la guitarra especialmente tiene esa oportunidad natural de explorar y de crear vínculos con otras músicas sin perder la esencia de la técnica, la musicalidad y la interpretación clásicas.
           Como guitarrista clásico, pudiendo disponer de todos esos recursos expresivos, es una gran motivación para mí explorar las raíces musicales donde realmente se inspiró el repertorio clásico de este instrumento. Así por ejemplo, Heitor Villa-Lobos se inspiró en la música folclórica brasileña, en gran medida. Entonces, yendo un paso más allá con la guitarra clásica, puedo decir: toco a Villalobos y lo disfruto mucho, esa ha sido mi formación, y ahora quiero explorar también, por ejemplo, la música de Luiz Bonfá, un guitarrista con una influencia más folclórica. Es algo que me motiva mucho hacer. Se puede hablar desde joropos en Venezuela, guajiras en Cuba, guapangos en México, el bluegrass en Estados Unidos, e incluso, el flamenco en España. Deseo seguir llevando la guitarra en movimiento a otros sitios, explorar nuevos horizontes que hagan que la guitarra siga evolucionando, no en una sola dirección sino en muchas.

Desde tus trabajos primeros hasta tu última producción discográfica, dedicada al compositor Joaquín Rodrigo con la Orquesta y Coros Nacionales de España, en 2016, teniendo en consideración algunas de tus experiencias con géneros no valorados dentro de los preceptos de la música clásica, como es el caso de varias  piezas de tu disco compacto "Americano" (2015), ¿existe  evolución en tu repertorio?

            Mi formación y tradición han sido puramente clásicas. Es algo en lo que he estado absolutamente inmerso para desarrollar todas las habilidades técnicas, que luego me permitieron desplegar las capacidades musicales e interpretativas del repertorio de la guitarra clásica española.
            Esas herramientas son sumamente sofisticadas. Analizándolas a partir del punto de vista técnico –considerando que la guitarra clásica debe tocarse con cuatro dedos de la mano derecha; mientras, la guitarra eléctrica se toca con una púa–, para la guitarra clásica es como estar tocando con cuatro púas. Es decir, se crea toda una serie de recursos expresivos, prácticamente de polifonía y casi de tridimensionalidad musical, que luego te permite prácticamente hacer cualquier tipo de música. Al entender la evolución de lo que ha sido el pasado y donde me encuentro en estos momentos, reconozco que Segovia recuperó y definió a la guitarra como instrumento clásico. En ningún momento, él exploró otros géneros, como pudo haber sido el flamenco y la música de corte más folclórico. Si bien, en el siglo XXI, yo siento que la guitarra especialmente tiene esa oportunidad natural de explorar y de crear vínculos con otras músicas sin perder la esencia de la técnica, la musicalidad y la interpretación clásicas.
            Como guitarrista clásico, pudiendo disponer de todos esos recursos expresivos, es una gran motivación para mí explorar las raíces musicales donde realmente se inspiró el repertorio clásico de este instrumento. Así por ejemplo, Heitor Villa-Lobos se inspiró en la música folclórica brasileña, en gran medida. Entonces, yendo un paso más allá con la guitarra clásica, puedo decir: toco a Villalobos y lo disfruto mucho, esa ha sido mi formación, y ahora quiero explorar también, por ejemplo, la música de Luiz Bonfá, un guitarrista con una influencia más folclórica. Es algo que me motiva mucho hacer. Se puede hablar desde joropos en Venezuela, guajiras en Cuba, guapangos en México, el bluegrass en Estados Unidos, e incluso, el flamenco en España. Deseo seguir llevando la guitarra en movimiento a otros sitios, explorar nuevos horizontes que hagan que la guitarra siga evolucionando, no en una sola dirección sino en muchas.

¿Que significa la guitarra para ti?

            Es una extensión de mis propias emociones, una extensión de mi alma. Hay gente que me pregunta si le doy nombre a la guitarra que uso. Yo le respondo que no tiene nombre porque realmente soy yo. Es un medio de expresión de lo que soy como ser humano. Y es ahí precisamente donde invito a la gente a que participe. Es ahí, en esa esencia humana, donde todos podemos comunicarnos.

¿Tocas otro instrumento?

            No, la guitarra es el instrumento al que he dedicado toda mi vida. Cuando era niño, estudié cinco años de piano. Sin embargo, se quedó como un instrumento complementario de mi formación musical. La guitarra es a quien me dedico, exijo y soy fiel todos los días de mi vida.

¿Has tratado de incorporar elementos vocales a tus interpretaciones de la guitarra?

            Entre amigos, lo he hecho en alguna ocasión. Es algo que no descarto hacer en algún momento. Pero para eso debo desarrollar más mi voz con el fin de que sea más agradable de escuchar.

He leído que tu mano izquierda es casi dos centímetros más grande que la derecha. ¿Qué puedes decirme al respecto?

            Es algo anecdótico. Cuando tenía 6 años mis padres me compraron una guitarra del mismo tamaño de la que tengo ahora, una guitarra de adulto. En aquel entonces, en las tiendas de música no consideraban que un niño tocara con una guitarra más pequeña. Esa fue siempre mi guitarra. Con el paso del tiempo, poco a poco, mi mano izquierda, por las extensiones, se fue desarrollando más. Curiosamente, hace unos años, mirándome las manos y comparándomelas, con gran sorpresa, descubrí que mi mano izquierda es una pulgada mayor que la derecha. Esto, en cierto sentido, me favorece. Mi mano izquierda tiene una extensión muy larga, lo que me facilita acceder de una manera mas cómoda a diferentes partes del diapasón de la guitarra. En cierta manera, explica cómo el cuerpo se va adaptando cuando está haciendo algo con mucha pasión durante tantos años.

¿Algún modelo en el aspecto artístico?

            Me inspiran muchísimas expresiones artísticas, desde la escultura a la pintura. Son expresiones en las que encuentro mucha inspiración y paralelismo para lo que luego desarrollo en mi interpretación musical. Concentrándonos más en la guitarra y la música, Andrés Segovia ha sido de enorme inspiración para mí, así como otros grandes músicos que acogen su profesión con pasión y genuina entrega a los demás. 

Sé que has trabajado con Plácido Domingo. ¿Qué recuerdos guardas de esas experiencias?

            Ha sido una de las experiencias más conmovedoras e inspiradoras que he tenido como músico y ser humano. Plácido Domingo representa mi ideal de cómo se debe comportar un músico en el siglo XXI, con su público y con la música. Es profundamente humano, generoso con su tiempo, con sus sonrisas, con sus seguidores. Es una de las voces más importantes del siglo XX y, a sus 76 años, lo sigue siendo en el siglo XXI. Su pasión y entrega son admirables. Su intensidad de trabajo –que él no lo llama trabajo, porque para él es un disfrute– es el secreto de que siga cantando con la calidad que lo hace. Su naturalidad al relacionarse en el escenario con el público me conmueve profundamente.

¿Cuántas veces has compartido escenarios con él?

            Han sido dos actuaciones inolvidables junto a él. Tuve el honor de ser invitado a participar en el histórico concierto “Plácido en el Alma”, en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid el día 29 de junio de 2016. Unas semanas más tarde, en agosto, tuve la oportunidad de tocar con él en un escenario flotante en la Amazonía brasileña, televisado para 90 millones de personas. Fue algo sumamente inolvidable y emocionante. Me siento muy bendecido, agradecido, de haber tenido estas oportunidades como músico y haber tenido ese gran honor de haber tocado con Plácido Domingo.

¿Planes inmediatos?

            En este momento, estoy en California. Acabo de terminar aquí varias actuaciones. Estoy inmerso en el proceso de preparar la gira. Voy a estar en cinco ciudades de Florida: Tallahassee, Tampa, Miami, West Palm Beach y Jacksonville. Estoy muy emocionado porque esta es mi primera gira en Florida. Luego, tengo actuaciones en México, Nueva  York, una gira por Europa con Amsterdam Sinfonietta, en Nueva Zelanda interpretaré el "Concierto Aranjuez", participaré en el Festival de Música de Grant Park, en Chicago, un concierto al aire libre para miles de personas.

¿Qué información pudieras adelantarnos de tu concierto este sábado?

            Es un programa –de alrededor de 90 minutos, sin intermedio –  que se comunica de manera natural con todos los espectadores, ya sean latinos o estadounidenses. Explora lo que es este gran continente, América, el cual me abrió los brazos hace 15 años, y al que a través de este concierto le ofrezco mi tributo personal.

            Aparte de interpretar la guitarra –junto al percusionista Nacho Arimany y el contrabajista Pedro Giraudo– estaré a cargo de la conducción del espectáculo. Al mismo tiempo, emplearé el factor sorpresa en la animación del concierto. A través de diferentes anécdotas que vinculan a los países de América, y la magia de la música, guiaremos al público a través de este maravilloso viaje musical.  

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