La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

sábado, 23 de diciembre de 2017

La singular experiencia artística de Amar Ramasar

Ramasar se unió al New York City Ballet como aprendiz en el 2000, se integró al cuerpo de baile en 2001. 
Fue ascendido a solista en 2006 y a bailarín principal en 2009. Foto: cortesía de Paul Kolsnik
Por Leonardo Venta


            Next Generation Ballet (NGB), bajo la dirección artística de Philip Neal, viene presentando en la espaciosa Sala Morsani del Straz Center su versión del clásico navideño "Cascanueces". 
            Ayer, jueves, Renan Cerdeiro –bailarín principal del Miami City Ballet– y Patricia Delgado –que encabezara esa compañía por diecisiete años hasta su retiro este 2017– fueron los artistas invitados. Viernes y sábado, el programa incluye en los roles protagónicos a Sara Mearns y Amar Ramasar, bailarines principales del New York City Ballet (NYCB).
            La forma de bailar de Ramasar –galardonado con el Premio Bessie, al Mejor Intérprete en 2015, y el Premio Mae L. Wien, a la Mejor Promesa en el año 2000– ha sido calificada por la crítica del New York Times Jennifer Dunning de “contagiosa alegría" y "sumamente comprometida con el rendimiento".
            Por otra parte, Ramasar figura en la película "NY Export: Opus Jazz", una adaptación con guión del ballet homónimo de Jerome Robbins, que se difundiera en la cadena pública estadounidense PBS y ganara el Premio del Público en el "South by Southwest Film Festival" de 2010. También aparece en el documental de Magnolia Pictures "Ballet 422", que documenta la creación del ballet "Paz de La Jolla", del joven coreógrafo Justin Peck para el New York City Ballet.
            Con el objetivo de abordar la singular experiencia artística de Amar Ramasar y ofrecérsela a nuestros lectores, le realizamos una entrevista en inglés, que hemos traducido al castellano.

            Saludos, Amar. ¿Cómo te iniciaste en el mundo de la danza?

            Tomé mi primera clase de ballet a la edad de 12 años en la Escuela del American Ballet, en 1993. Mi tío, Daniel Catanach, era bailarín principal en el Kansas City Ballet y después de un vistazo a mi estructura física, me dijo que estaba hecho para el ballet.

¿Por qué escogiste el ballet a una edad que para muchos resulta tardía?

            Aunque para algunos la edad de 12 años resulta tardía, la primera vez que vi un video de ballet –"Agon", coreografía de George Balanchine–,  me enamoré de esta forma de arte escénico. No me importaron los desafíos que me esperaban, ¡tenía que bailar! Pero, ¡ay!, hubo muchos desafíos.

            Eres fruto de una mezcla étnica muy interesante, incluyendo una madre puertorriqueña. ¿Cómo eso ha influido en tu estilo?

            Tengo una mezcla étnica interesante, tanto puertorriqueña como de Trinidad y Tobago. Ambas culturas rebosan alegría, amor y ritmo. Lo he aplicado a la forma en que bailo, por suerte, las virtudes de cada descendencia sobresalen.
           
            Como bailarín, ¿cuál ha sido tu mayor logro y mayor frustración?

            Mi mayor logro es haber sido nombrado bailarín principal en el New York City Ballet. Fue la primera compañía que yo vi bailar y supe, desde el primer momento, que quería bailar solamente para esta agrupación. Mi mayor frustración es el no haber descubierto el ballet a una edad más temprana.

                                                  
Amar Ramasar en "Agon" de George Balanchine. Foto: cortesía de Paul Kolnik

            ¿Qué te ha aportado el New York City Ballet?

            Me ha ofrecido la oportunidad de interpretar un repertorio incomparable. Al mismo tiempo, me ha transformado en un bailarín mucho más versátil.

            ¿Es cierto que el actual director del Next Generation Ballet, Philip Neal, fue tu profesor en el New York City Ballet? ¿Cómo recuerdas esa experiencia?
           
            Fui uno de sus estudiantes. Es un gran maestro y todavía me parece escuchar su voz cuando bailo ciertos ballets. ¡Espero hacerlo sentir orgulloso!

            ¿Cómo has vivido tu carrera?

            ¡Trabajando duro! El ballet es una forma de arte extremadamente difícil y he tenido que dedicarle mi mente, mi cuerpo y mi alma. Al haber comenzado tan tarde, había muchos aspectos en los que tenía que ponerme al día. No me malinterpreten, la vida necesita equilibrio y de igual forma el ballet, y,  dado que ésta es una carrera corta, también es importante divertirse.

            ¿Tu relación con el dolor y el ballet?

            La relación entre el dolor y el ballet es más que una relación, ¡es un matrimonio! A lo largo de toda la carrera de un bailarín, es inevitable el dolor diario. Uno debe amar mucho el ballet para poder soportar los torturantes dolores que sufre nuestro cuerpo.

            ¿Cómo defines tu estilo?

            Es una pregunta difícil. Sí, soy una bailarín de ballet. Sin embargo, considero, que en la actualidad, el ballet ha incorporado todos los estilos de la danza. Es por eso que he tratado de tomar de todos y canalizarlos en mi movimiento. Tal vez mi estilo sea el de un bailarín híbrido de ballet. No estoy seguro de cómo poder llamarlo.

            ¿Bailas lo que realmente te gusta o existen roles que te interesaría desempeñar y nunca los has interpretado?

            He sido muy bendecido con interpretar múltiples papeles en todos los espectros del ballet; uno que todavía estoy esperando bailar es el Pas de deux Diamonds, de George Balanchine. En realidad, me sentí inspirado en ver a Philip Neal representarlo; su interpretación fue estupenda y me infundió deseos de bailarlo algún día.

            ¿Han creado algún rol específico para ti?

            Uno de los mayores honores que atesoro junto a mi corazón es el haber estrenado papeles específicamente creados para mí por coreógrafos importantes de nuestro tiempo, entre muchos otros, Chris Wheeldon, Alexei Ratmansky y Justin Peck.

            ¿Cuáles son las obras que más disfrutas?

            Por supuesto, las coreografías de George Balanchine y Jerome Robbins han sido mis primeros amores. Si bien, puedo considerarme sumamente afortunado de que todas las obras nuevas que he llegado a bailar tienen algo que ha ocupado un lugar especial en mi corazón.
                                                             
María Kowroski y Amar Ramasar en "Agon" de George Balanchine. Foto: cortesía de Paul Kolnik



          
            ¿Alguna compañera de baile favorita?
           
            El haber sido partenaire de todas las más recientes bailarinas principales del New York City Ballet ha sido un gran honor para mí, y me resulta imposible elegir una sola como la favorita. Cada una tiene cualidades maravillosas y únicas, algo que para un compañero de baile ¡no tiene precio!

            ¿Qué significa para ti bailar con Sara Mearns?

            Sara Mearns y yo hemos mantenido una larga y maravillosa relación bailando juntos. Siempre me atrajo su enfoque libre y audaz del ballet. Es fenomenal dentro y fuera del escenario.

            ¿Has tenido alguna experiencia con el Ballet Nacional de Cuba y la escuela cubana de ballet?

            Recientemente bailé en Cuba. Quedé favorablemente impresionado con la compañía y la escuela cubana. Crean bailarines y artistas prodigiosos.

           
            Si no hubieras sido bailarín, ¿qué te hubiera gustado ser?

            Si no hubiera sido bailarín, probablemente me hubiera involucrado en la ciencia. Siempre fue mi asignatura favorita.


            ¿Algún sueño por realizar?
           
            Un pequeño sueño mío ha sido interpretar un papel protagónico en Broadway y, de hecho, ese sueño se hará realidad el año que viene cuando personifique a Jigger Craigin en la obra "Carousel". ¡Soy muy afortunado!

            ¿Ya vislumbras el retiro a la edad de 36 años? ¿Cómo te gustaría fuera tu función de despedida?


            Al entrar en el mundo del ballet, sabía que sería una carrera corta. Ahora que tengo 36 años, no me imagino bailando más allá de los 40. En cuanto a una despedida, me siento humildemente honrado de tener muchos ballets increíbles para escoger y ese es un problema igualmente increíble que tendré que resolver.

No hay comentarios:

Publicar un comentario