"Autorretrato", César Santos, óleo sobre lino, 21 x 16 pulgadas, 2011 |
Por Leonardo Venta
El 14 de abril alboreó esta serie de tres entrevistas que concluye con la presente edición. La genialidad y belleza, la desafiante vigilante irreverencia de la obra de César Santos nos sedujo desde el primer encuentro. La energía de su propuesta artística responde a una sensibilidad creativa sumamente sagaz, a su propia manera de ver el mundo, y en cierto sentido la nuestra, tenaz empeño que innova intuitivamente el orden estético, emocional, intelectual y, ¿por qué no?, los combina magistralmente.
A través del horizonte trazado por las preguntas y respuestas de este encuentro, hemos anhelado dar a conocer mejor la dimensión humana y artística de César Santos. Concluyamos, pues, este viaje a través de la obra y la experiencia evolutiva del artífice.
¿En qué parte de Miami vives?
Vivo en Miami
Shores.
He podido deducir a través de esta conversación que
en ti palpita una disyuntiva entre el clasicismo y el arte contemporáneo. Me
explicaste que fuiste a Nueva York buscando algo que no encontraste o quizá lo
encontraste y te decepcionó. A partir de esta pauta, ¿cómo pudiéramos definir tu estilo?
Tengo la
mentalidad contemporánea, eso de provocar el "shock", la sorpresa,
retar el pensamiento tradicional, aunque sea valiéndome de elementos clásicos.
Del romanticismo, idealizo y suscito los componentes más humanos y emocionales.
Teniendo en consideración el pensamiento crítico,
reflexivo y creativo que te caracteriza, ¿cómo explicas la manera en que ha
evolucionado tu arte?
Yo empecé haciendo obras de naturaleza muerta para la Galería Cernuda, que fue la primera que me representó. De ahí fui poniendo más atención a la figura humana. A partir de mi interés por la figura humana y el arte clásico, comencé a experimentar con el sincretismo. Abandoné la naturaleza muerta como género y entré en un mundo más figurativo.
Después, me di cuenta de que estaba
cometiendo un error en términos de lo que es el arte contemporáneo, el cual no debe
ocuparse del elemento narrativo. La imagen tiene que tener un valor como imagen
y punto. No tiene que tener una historia elaborada que la justifique. Eso es
más bien una intención del arte clásico. Paulatinamente fui filtrando, eliminando
elementos superfluos de mi obra y minimizándolos para llegar a la esencia de lo
que es importante.
En este momento, la evolución de mi
arte se refleja en toda una serie de retratos, que siempre me han interesado,
excepto en la época de las naturalezas muertas, lo cual considero fue resultado
de la influencia de mis estudios académicos. Ahora estoy haciendo una cabeza
flotando en un espacio en blanco. Es decir, quiero narrar la historia del
individuo solamente con la habilidad de pintar, con el oficio de sacarle el
alma a través de la calidad que le de a la piel, a la mirada, a otros
elementos. No tengo que agregar atrás una parada de ómnibus para que se sepa
que estaba esperando el autobús, ni un taller para justificar que estaba
trabajando. Eso es lo que estoy cambiando desde el punto de vista de los
principios de las artes clásicas.
Has publicado
cuatro discos de vídeo digital de una serie que se titula "Secretos del
retrato pictórico". ¿Pudieras ofrecernos un comentario al respecto?
Al haber desarrollado la técnica de la pintura, muchas personas se me han acercado pidiéndome que les enseñe cómo pintar retratos. En el 2014, impartí un curso en Brasil. Después, he estado en Italia, Canadá, España. Consecuentemente, una compañía me ofreció hacer un DVD didáctico, que se puede descargar en línea o comprarse en la tienda. En la filmación aparezco explicando, paso por paso, cómo pintar un retrato, en este caso particular el de mi esposa. Es el superventas de la compañía. Al mismo tiempo, me ha ofrecido gran popularidad.
"Secuelas / Aftermath", César Santos, óleo
sobre lino, 37 x 54 pulgadas, 2011
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¿Cuál es la obra tuya que más amas?
La que viene mañana. Por alguna razón, cada vez que termino una pintura me parece que no logré lo que había imaginado. Me digo: "No importa, lo voy a dejar para la próxima". Por eso, la obra que me imagino es la que más me gusta.
¿Eres muy exigente contigo mismo como artista?
Si, bastante exigente.
¿Perfeccionista?
No tanto perfeccionista como exigente. Para mí es más importante resolver el problema que hacerlo perfectamente.
¿Cuáles son tus planes futuros?
Quiero mantenerme haciendo algo de lo que me sienta orgulloso. Conservar el mismo entusiasmo de cuando comencé mi carrera, estar abierto a todas las oportunidades. La evolución vendrá por sí misma. Yo no soy de planear el futuro, sino más bien mantener la dinámica de esta carrera: el descubrir en el camino.
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