jueves, 13 de marzo de 2014

Los Oscar 2014, un tributo a la "otredad"


El director Steve McQueen salta jubiloso ante miembros del reparto y la producción de "12 Years of a Slave (12 años de esclavitud)" en celebración al Oscar a la mejor película.

Por Leonardo Venta

En su 86 edición, la entrega de los Premios Oscar, concedidos por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood a los artistas, técnicos y películas más destacados del 2013, se celebró en el teatro Dolby de Los Angeles el pasado domingo, 2 de marzo de 2014, con el glamour acostumbrado.


Sin embargo, aparte del exuberante formulario ritual a que nos tiene acostumbrado el desfile de la alfombra roja, no todo fue fatua sensualidad en la celebración de la tan suspirada industria cinematográfica estadounidense.

La Academia activó potentes guiños dirigidos a las nada “blanquecinas” minorías, al otorgarle el magno lauro al filme histórico del director británico de raza negra Steve McQueen, “12 Years of a Slave (12 años de esclavitud)”, que aborda un tema tan oscuro como la autobiografía del esclavo Solomon Northup en las plantaciones de Louisiana, Estados Unidos, a mediados del siglo XIX.




La cinta, nominada en diez categorías, con Chiwetel Ejiofor y Michael Fassbender como protagonistas, se alzó además con el premio a la mejor actriz de reparto, Lupita Nyong'o, nacida en Ciudad de México, pero que vivió allí menos de un año antes de trasladarse a Kenya, la tierra de sus padres; y al mejor guión adaptado para el afroamericano John Ridley.




Fue edificante contemplar en la ceremonia de premiación a integrantes del reparto y la producción de “12 Years of a Slave”, blancos y negros, entre ellos Brad Pitt, celebrar entrañablemente fundidos el triunfo en una especie de reparación a un ominoso pasado que aún hoy arrastra sus solapados (o verticales) tentáculos en disímiles manifestaciones y rincones del planeta.




"Esta ha sido la alegría de mi vida", dijo Nyong'o, sin poder contener las lágrimas, mientras el público arropaba el pronunciadamente descubierto escote de su vestido azul claro de Prada con una sonriente ovación. Visiblemente conmovida, agregó que su felicidad había llegado a expensas de los sufrimientos de los esclavos en Estados Unidos y dedicó su estatuilla a todos los niños alrededor del mundo. "No importa de dónde seas, todos tus sueños son válidos", enfatizó el nuevo agraciado rostro de ébano hollywoodense.

Después de que Will Smith anunciara el Oscar a la mejor película, Brad Pitt – el primero en subir al escenario para recibir el premio más importante de la velada, y el único de su carrera después de tres nominaciones como actor y una como productor – pronunció breves palabras de agradecimiento para dar paso al director y productor Steve McQueen, el cual declaró: "Todos merecen no sólo sobrevivir, sino vivir", al tiempo que dedicaba el galardón “a todos los que han sufrido esclavitud y a los que aún la sufren".




Si bien, la película ganadora fue “12 Years of a Slave”, "Gravity (Gravedad)", del mexicano Alfonso Cuarón, sobre dos astronautas perdidos en el espacio, fue la que acaparó más estatuillas – siete –, entre ellas, una a la mejor dirección , que ubica a Cuarón como el primer latinoamericano, e hispanohablante, en ganar el Oscar en dicha categoría. ¿Debe celebrar México este triunfo como propio? Algunos no demuestran estar tan convencidos de que el éxito del cinesta azteca en la meca del cine represente un triunfo para México. Ciertos cineasta y cinéfilos mexicanos se quejan de que talentos nacionales prefieren o se ven precisados a trabajar para Hollywood, en películas rodadas en inglés, mientras subestiman o descuidan el castellano y el cine nacional.



Otra palmaria manifestación del cada vez mayor robustecimiento de la periferia en el mundo cultural actual, fue la intervención de una reconocida lesbiana, Ellen DeGeneres, en calidad de maestra de ceremonia de la presentación que llegó este año a televidentes de 225 países a través de la cadena ABC. Ellen, que ya lo habia hecho en 2007, es la primera persona abiertamente homosexual al frente de la animación de los Oscar.




A su vez, el Oscar al mejor actor de reparto – Jared Leto, por su interpretación de un transexual drogadicto enfermo de SIDA en “Dallas Buyers Club”– y el lauro al mejor actor protagónico masculino en la misma película – Matthew McConaughey, un promiscuo electricista homofóbico, que al contraer el SIDA en los años 80 se transforma en un activista por los derechos de personas afectadas por esa enfermedad, patentizan, independientemente de sus excelentes interpretaciones, un valiente tributo a la "otredad" oprimida en la lucha por conquistar sus derechos.






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