Por Leonardo Venta
(Publicado en el semanario La Prensa, en abril de 2008)
«El Mikado», título popular con el que se denominaba al emperador de Japón, es el nombre de la opereta cómica que acaba de presentar la compañía británica Carl Rosa el viernes 28 de marzo de 2008 en el Ruth Eckerd Hall de Clearwater.
Carl Rosa, con sede en Londres, despliega uno de los proyectos más prestigiosos y fascinantes de investigación histórica de las obras de Arthur Seymour Sullivan, célebre compositor británico por sus óperas cómicas escritas en colaboración con el libretista de la misma nacionalidad William Schwenck Gilbert.
Esta compañía de ópera, integrada por 65 músicos, cantantes y técnicos, es reconocida por realizar un trabajo que recrea fielmente el vestuario, los accesorios teatrales y las escenas de las producciones originales de Gilbert y Sullivan, creadas entre 1879 y 1885, cuyo clásico «Los Piratas de Penzance» vimos interpretada recientemente, en su versión para danza clásica, por el Ballet de Orlando.
El Mikado, un implacable emperador japonés, ha decidido prohibir cualquier tipo de flirteo o galanteo entre los habitantes de Titipú, un pueblo imaginario. Los pobladores de Titipú se valen de ardides para evadir esta arbitraria ley, elevando al rango de Honorable Señor Verdugo – máxima autoridad local – al primero de los condenados a muerte; un pobre sastre llamado Ko-Ko (interpretado magistralmente por Fenton Gray).
Si Ko-Ko es el primer condenado; entonces, no podrá ejecutar a nadie sin antes ejecutarse a sí mismo. A su vez, Nanki-Poo, quien es hijo del cruel Mikado, escapa de un matrimonio arreglado con la anciana Katisha.
Disfrazado de trovador, Nanki-Poo llega a Titipú, para rescatar a la bella Yum-Yum del acoso del insidioso Ko-Ko. El drama se intensifica cuando el mismo emperador y la desairada Katisha llegan también al imaginario pueblo para escuchar que Ko-Ko ha ejecutado al heredero, una farsa inventada para preservarle a éste el puesto de honorable Señor Verdugo.
La obra culmina con el clásico decimonónico final feliz. Nanki-Poo y Yum-Yum se casan. La trama de la obra, llena de colorido e hilarante picardía, a pesar de su aparente simpleza, denuncia el abuso de poder, la intolerancia, la corrupción y la doble moral, problemáticas actuales muy vigentes a nivel global. Por otra parte, proclama el carácter invencible y renovador del amor.
La puesta en escena contó con acertadas intervenciones vocales, excelente acompañamiento orquestal y una lograda recreación del ambiente oriental, a través del decorado, el maquillaje, el vestuario impresionante y las vistosas coreografías. La estrella de la noche fue, sin lugar a duda, Fenton Gray en el rol de Ko-Ko, quien recibió la ovación más cerrada al final de la función. El espectáculo, que duró alrededor de dos horas, además de aplausos, arrancó repetidas carcajadas de júbilo del público reunido en el Ruth Eckerd Hall.
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