El puertorriqueño Jorge Villarini, figura destacada de Dance Theatre of Harlem. Fotógrafo: Francois Rousseau |
Por Leonardo Venta
Dance Theatre of
Harlem (DTH, por sus siglas en inglés) –una compañía con logros impresionantes
en la escena danzaria estadounidense, fundada en el sótano de una iglesia del
vecindario del neoyorquino Harlem, en 1969, por Arthur Mitchell, otrora bailarín
principal del renombrado New York City Ballet, y Karel Shook, su difunto mentor–
presenta un sólido programa de ballet ecléctico a través del espectáculo
"Power en Pointe", el sábado, 3 de marzo de 2018, a las 8 p.m., en la
Sala Morsani del Straz Center. También, ofrecerá una clase magistral para los
estudiantes del Conservatorio Patel y Next Generation Ballet.
Embajadora
multicultural del ballet clásico, esta compañía ha realizado numerosas exitosas
presentaciones en escenarios nacionales e internacionales, redelineando la
danza clásica con tentadores elementos de un estilo innovador y contemporáneo
que exalta los valores y la belleza de la cultura afroamericana y de los
llamados grupos étnicos minoritarios en Estados Unidos. En nuestro anhelo de acercarnos
a Dance Theatre of Harlem, hemos entrevistado a Jorge Andrés Villarini, destacado
bailarín de esa entidad artística.
Jorge
Andrés Villarini, ¿cuál es tu formación como bailarín?
Comencé a bailar a los once años en
Puerto Rico, bajo la tutela de Rodney Rivera,
María Carrera, Miguel Campanería y el maestro Joaquín Banegas. Al
terminar la escuela superior, fui a estudiar un bachillerato en danza en Marymount
Manhattan College, el cual completé en 2011. Al mismo tiempo, cursé estudios en
la escuela Jacqueline Kennedy Onassis, del American Ballet Theatre, como
estudiante becado. Mientras entrenaba en Puerto Rico, participé de programas
intensivos de verano en Estados Unidos, entre ellos con las escuelas del Ballet
de Orlando y el American Ballet, así como The Ailey School.
¿Por qué Dance Theatre of Harlem?
Luego de pasar tres años bailando
para el BalletMet, en Columbus, Ohio regresé a la ciudad de Nueva York. Me instalé
en Harlem, con mi hermano menor. Al finalizar una temporada bailando con la
compañía de Martha Graham, me di a la tarea de buscar una agrupación que,
además de sustentar mi lado artístico, me desarrollara como líder comunitario y
agente de cambio social. Los programas de educación comunitaria de DTH han sido
el motor principal para llevar nuestro mensaje a favor de la accesibilidad a
las artes, en específico la clásicas. Amo poder servir a mi comunidad y a las
miles de comunidades con las que constantemente interactuamos.
¿Cuál es tu edad y cuánto tiempo llevas con
esta compañía?
Tengo 28 años de edad. Llevo cuatro
años con la compañía.
¿Cómo fundes tu identidad puertorriqueña con la
afroamericana, personalmente, y en otro plano, al nivel de la compañía?
¿Pudieras
compartiros información sobre el espectáculo que presentarán en Tampa?
El natural de Puerto Rico que niegue
su identidad afroantillana, no merece llamarse puertorriqueño. Ser boricua es
ser hijo de la mezcla de razas. El colonialismo en la Isla nos obliga a
reconocer que somos el resultado de la fusión de las razas taína, negra y
europea. Es un deber cultural reconciliar la presencia de estas identidades. En
Estados Unidos la lucha de la comunidad afroamericana es un concepto que recoge
el sentir de todos los grupos minoritarios. Dance Theatre of Harlem presenta
una visión de la comunidad a la que servimos. Harlem siempre a sido un nido de
creatividad y conciencia social para inmigrantes de todos los grupos sociales,
razas y credos. Mi identidad puertorriqueña está muy presente en mi forma de
bailar y, por ende, es mi más grande aporte a la visión de la compañía.
¿Hay jerarquía entre ustedes?
En el papel no tenemos rangos, pero en la práctica sí habemos ciertos bailarines a los que se nos confía más con papeles principales y de solistas.
Jorge Villarini hace alarde de sus admirables extensiones |
Se
me informó que la cubana Yinet Fernández, que abandonó el Ballet Nacional de
Cuba en 2014, forma parte de la compañía; sin embargo, en el cibersitio de Dance Theatre of Harlem no aparece su
nombre bajo la lista de bailarines, ¿cuántos hispanos, aparte de varios
brasileros, bailan en esta agrupación?
El sitio Web no ha sido optimizado
en buen tiempo. Adicional a Yinet y a mí, contamos con otros tres bailarines de
origen hispano para un total de cinco.
Se
menciona un repertorio clásico, neoclásico –con piezas de Balanchine– y
contemporáneo en Dance Theatre of Harlem. Desde un acercamiento a las obras que
interpretan, ¿qué es lo clásico, lo neoclásico y lo contemporáneo en esta
agrupación de baile, es decir, cuál es el estilo que la sella?
En nuestro repertorio, clásicos
serían los ballets de Marius Petipa, como los pas de deux de "El
Corsario" y el "Cisne Negro". El neoclásico estadounidense nos
llega vía George Balanchine ("Valse Fantasy", "Chaikovski Pas de
Deux", "Agón") y nuestro coreógrafo residente Robert Garland,
quien fusiona el vernáculo del baile social afroamericano con en el ballet
("Return", "Brahms Variations"). El contemporáneo integra
la mayoría de piezas originales de la compañía. Se le llama contemporáneo por
el tiempo en el que fueron creados. Entre los coreógrafos contemporáneos cuyos
obras bailamos, entre muchos otros, figuran Darell Moultrie, Christopher
Wheeldon, Francesca Harper, Nacho Duato, Ulysses Dove.
¿Hay diferencias entre la danza y el ballet
en cuanto a gusto, posibilidades interpretativas y de desarrollo artístico?
El movimiento es un lenguaje
universal del cuerpo. El ballet, la danza moderna y la contemporánea solo
presentan distintos principios o diferentes formas de usar el cuerpo para
llevar este mensaje. He tenido el privilegio de estudiar y desarrollarme como
artista en estas disciplinas. Considero que soy el tipo de bailarín que está
más interesado en conectarme con el público, hacer que ellos se vayan conmigo
en un paseo por sus propias experiencias. En todas estas técnicas existe la
posibilidad de lograr estos objetivos, lo que los distingue es el vocabulario
corporal que se utiliza. No tengo preferencia a estas alturas de mi carrera. Me
motiva seguir descubriéndome a mí mismo en todos estos diferentes idiomas.
Los
grandes clásicos de ballet tienen temáticas eminentemente europeas y protagonistas de una "blancura"
idealizada. Hay compañías como el Ballet Nacional de Cuba, y otras, en menor
escala, que han incorporado bailarines "no blancos" al repertorio de
grandes clásicos, como es el caso del Royal Ballet con el cubano Carlos Acosta.
Según tu punto de vista, ¿deberían los bailarines de minorías étnicas interpretar
clásicos del siglo XIX o su origen no
caucasiano debiese restringir la diversidad des repertorio en una compañía de
bailarines en su mayoría de origen afroamericano?
El primer clásico que presencié en
vivo fue "El lago de los cisnes", en Puerto Rico. Este montaje fue
muy especial para mí, ya que contaba con Lorna Feijóo y Carlos Acosta como
principales. El impacto que me dejó ver a un bailarín afroantillano interpretar
el papel del príncipe Sigfrido hasta el día de hoy me recuerda que nada es
imposible. Los bailarines no blancos necesitamos vernos representados en el
escenario. Me resulta francamente absurdo que vivamos en un mundo donde la idea
de un príncipe negro, latino o asiático resulte ser un tabú. Nuestras culturas
también tienen jerarquías o ¿acaso en el África precolonizada no había reyes y
reinas, en la América precolombina no había gobernantes mayas, aztecas y
taínos, las dinastías asiáticas no tenían sus propios imperios? El eurocentrismo,
al que se remonta el nacimiento del ballet, no puede subestimar la humanidad de
aquellos que interpretan estos clásicos.
La idea de limitar roles
interpretativos –basándose en la raza– es arcaica y necia, limita la
creatividad restringiendo la evolución de este arte. Le invito a buscar en
YouTube el montaje de Arthur Mitchell de "Creolle Giselle", con
Virginia Johnson como Giselle. La historia recrea la realidad de finales del
siglo XIX en Louisiana.
En otras palabras, ¿deberían bailarines
negros y de las llamadas minorías étnicas interpretar clásicos como el "Lago
de los cisnes", "Giselle", "Las sílfides", creados
originalmente para bailarines y bailarinas blancos? En tu caso, ¿has
interpretado o te hubiera gustado interpretar roles como Sigfrido, Albrecht o
el poeta de "Las sílfides"?
Seguro que todos tenemos derecho a
interpretar estos papeles. Es la única forma que este arte evolucionará. El
ballet tiene que ser accesible, nos pertenece a todos, no sólo a la élite. En
la mayoría de mi repertorio bailo ballets creados para bailarines blancos y es
mi perspectiva racial, social y moral lo que distingue mi interpretación, no el
color de mi piel ni mi origen.
¿Consideras
que para un bailarín, o bailarina –proveniente de las llamadas "minorías"
en Estados Unidos– es tarea ardua incorporarse a una compañía tradicional de
ballet, por ejemplo, el American Ballet Theatre?
Tristemente se nos hace difícil,
pero las cosas están cambiando y cada vez vemos más compañías interesadas en
representar a las comunidades a las que pertenecen. Los bailarines no blancos
existimos y somos mucho más que bailarines con cierto color de piel: somos bailarines
en todo nuestro derecho.
Chyrstyn Fentroy y
Jorge Villarini, en "Coming Together". Fotógrafa: Rachel Neville.
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Estaremos bailando cuatro ballets
muy distintos. Comenzaremos con "Valse Fantasy", de George
Balanchine. Esta coreografía para dos bailarines principales y un cuerpo de
baile de cuatro es pura expresión musical hecha danza. Le sigue el solo "Chaconne",
de José Limón. Creado en 1942, este solo explora la dignidad humana desde el
punto de vista del inmigrante en una conversación entre criollismo y
eurocentrismo cultural. Este es uno de mis trabajos favoritos y tendré el
privilegio de bailarlo durante nuestra estadía en Tampa.
"Change", de Dianne
McIntyre, es un ballet para tres bailarinas que honra la lucha de las mujeres
de color en Estados Unidos. Cierra el programa el ballet "Harlem On My
Mind (Hamlet en mi mente)", del coreógrafo Darrell Grand Moultrie.
Original de Harlem, Darell nos brinda una composición que representa lo mejor
de Harlem, utilizando el jazz como punto de partida para su expresión
coreografía.
¿Por
qué debemos asistir a esta función?
Porque presenta lo mejor de nuestra
humanidad, traemos un espectáculo de primera y los bailarines son excelentes.
¿Planes
futuros de la compañía?
Este año estamos celebrando nuestro
aniversario número 50; en lo planes de la compañía está aumentar el número de
bailarines, seguir solidificando nuestra organización, continuar encaminados a
inspirar cambios en nuestras comunidades e inspirar a nuevas generaciones de
bailarines.