Por Leonardo Venta
Fue un evento en que se celebró el triunfo milagroso del amor sobre los obstáculos que imponen las circunstancias de la vida. Thalia nació con problemas de salud, característicos de aquellos con síndrome de Down.
Desde muy temprano se vio obligada a repasar las sombrías imágenes que proyectan los quirófanos sobre las retinas de los pacientes. Fue sujeta, asimismo, a realidades diferentes a las de otras chicas. Sin embargo, el amor de sus padres transformó cada ápice brumoso en júbilo refulgente.
Thalia, como dice Alicia – su madre –, se ha convertido en toda una estrella. El 16 de diciembre de 2007, en un programa de recital bailó en puntas por primera vez, después de haberse mantenido como alumna por siete años de la Academia Temple Terrace Ballet con la profesora Matilde Rabiña Barreto.
Ha desempeñado el rol de uno de los pequeños ángeles de “Cascanueces” para los ballets de Orlando y Moscú por varias temporadas. Además fungió como modelo en la tienda Rave Girl del University Mall, y este domingo, 24 de febrero, según nos informó la señora Arbelaez, competirá en el concurso “Miss Teen” en el hotel Crowne Plaza de Tampa.
Sin embargo, Thalia no necesita ser premiada en ningún concurso. Ya fue proclamada soberana triunfante de todas las batallas este pasado sábado. Junto a ella, sus padres, escuderos de su felicidad, disfrutaron como nadie de la coronación.
La nueva reina hizo su brillante entrada en el salón de actos, saludando a los presentes, a los acordes de la célebre “Marcha Triunfal” de Aida. Sus pequeños primos, Jaime Andrés y William Andrés, portaron la corona y los zapatos que habría de calzar, en señal de su nuevo estatus social.
Su padre, el señor Arbey Arbelaez, subió las escaleras a su encuentro, le colocó un anillo, le dio un beso y la paseó entre los bailarines que alzaron centelleantes estrellas a su paso. Ya coronada, renovado su calzado, se realizó el “brindis” en honor a la quinceañera.
Cada mancebo de la figurada corte le regaló una rosa y besó su menuda mano. Se comenta que hubo más de una lágrima en esta entrañable celebración.
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