Por Leonardo Venta
El tiempo es uno de los temas centrales en la poesía de Antonio Machado (Sevilla, 26 de julio de 1875 - Coillure, Francia, 22 de febrero de 1939) |
Por Leonardo Venta
El machadiano poema I de Soledades, también conocido como “El viajero”, es una silva compuesta por nueve cuartetos, de versos endecasílabos y octosílabos intercalados, de rima consonante ABBA.
La temática, de transfondo biográfico, comprende el paso del tiempo, la emigración y el retorno: “(…) el querido hermano / que en el sueño infantil de un claro día / vimos partir hacia un país lejano” (vv. 2-4). Después de muerto el padre de Antonio Machado, Doña Cipriana, la madre del poeta, considera la posibilidad de enviarle a Guatemala, donde su tío Manuel, si bien quien viaja es Joaquín, el hermano menor, para regresar pocos años después enfermo y sin éxito.
¿Floridos desengaños / dorados por la tarde que declina?” (vv. 14-15), son versos que sugieren el sentido de calamidad que embargó a la España que vivió el poeta; “el temblor de una lágrima reprime, / y un resto viril de hipocresía / en el semblante pálido se imprime” ((vv. 31-33), se refieren a la verdad (realidad) reprimida: “la lágrima” que se constriñe como manifestación de la “viril hipocresía”, es una imagen que insinúa el orgullo español que no reconoce el fracaso públicamente.
Entre otras temáticas abordadas alegóricamente en el poema, encontramos la abulia, que “revela un alma casi toda ausente" (v. 8), muy a tono con el sentir de la sociedad española ante el llamado ‘desastre’, y, por otra parte, lo efímero y banal de la existencia, representado por el reloj, como elemento opresor que anuncia la implacable e inexorable sentencia final, precisamente, y no por casualidad, al concluir el poema: “En la tristeza del hogar golpea / el tic-tac del reloj. / Todos callamos”.
"El Viajero"
Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.
Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente,
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.
Deshójanse las copas otoñales
del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.
El rostro del hermano se ilumina
suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?
¿Lamentará la juventud perdida?
Lejos quedó -la pobre loba- muerta.
¿La blanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?
¿Sonríe el sol de oro
de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el mar sonoro,
de viento y luz la blanca vela hinchada?
Él ha visto las hojas otoñales,
amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas.
Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.
Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.
quiero agregar que predomina en todo el poema la figura de la adjetivacion y en menos cantidad la metafora
ResponderEliminarEl paso desgarrador del tiempo es una de las grandes preocupaciones de la produccion poetica de Machado: "
ResponderEliminar'juventud perdida', 'el tictac del reloj', 'sienes plateadas', 'gris mechon', 'las hojas otoñales,
amarillas' asi lo patentizan.
muchas gracias, me ha sido útil:)
ResponderEliminarMachado, un poeta hondo que trasciende su época.
ResponderEliminarA un olmo seco (1912), Antonio Machado
ResponderEliminarAl olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Todo esto me recuerda mucho a un amor que se torno imposible,un amor que se interno en los fauces del tiempo,un viejo nemesis de los que aman con virtudes poéticas.
ResponderEliminarTodo esto me recuerda a una traición cometida en mi infancia...
Recuerdos de primaria...
Recuerdos que involucran el ingreso de una chica de nuevo ingreso,una chica vecina de otra primaria...
Esa chica que me otorgo el honor del primer beso,y yo el honor de la traición...
Hoy la busco en mis memorias y en mi corazón,las tima que la última batalla la haya ganado el viejo nemesis,del viejo batallon,aquel que puede apreciarse en un reloj.
No importa en tiempo o las circunstancias,siempre esperaré por ti.
Gustavo Alonso.
Hola, me gustaría saber dónde y cómo es el lugar donde se ambienta la escena que evoca el pasado. También en qué momento del día y en qué estación del año es y en qué momento de su vida se encuentra «el viajero», gracias.
ResponderEliminarPag 101 ejercicio 2
Eliminarquien fue el personaje principal
ResponderEliminarquien fue el personaje principal
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