La imaginación ofrece a la razón, en sus horas de duda, las soluciones que ésta en vano sin su ayuda busca. Es la hembra de la inteligencia, sin cuyo consorcio no hay nada fecundo”.
José Martí

domingo, 15 de marzo de 2015

“Tango Buenos Aires”: entrevista a Rosario Bauza

Héctor Falcón, bailarín y coreógrafo, junto a Karina Piazza.
Foto: cortesía de Lucrecia Laurel

Por Leonardo Venta
Una de las manifestaciones culturales más genuinas del Río de la Plata llega a Tampa, de mano de la compañía “Tango Buenos Aires”, para una presentación única de “Song of Eva Perón”, el domingo, 29 de marzo, a las 7 p.m., en la Sala Ferguson del Straz Center.

Después de haber atesorado profusos aplausos en más de 20 países de cuatro continentes, “Tango Buenos Aires” presenta la apasionada y trágica existencia de la legendaria María Eva Duarte de Perón, desde su ascenso a la fama en la década de 1930 hasta su muerte en 1952.

Desde un taxi en la fría ciudad de Nueva York, vía telefónica, Rosario Bauza, dueña de la compañía, nos abre una ventana al espectáculo que se nos avecina.

           
¿Cómo nace “Tango Buenos Aires”?

 “Tango Buenos Aires” nace hace 30 años, en 1986. En su principio se hacía “historia y evolución del tango”, luego con los años fue cambiando – se renueva el show cada tres o cuatro años –, tiene un segundo subtítulo y se desarrolla la historia por intermedio de la música y la danza. Su objetivo fue, y es, fomentar la cultura de la música argentina alrededor del mundo.

 Al tener tantos años de fundada, asumo que muchos de los artistas iniciales ya no  integran la compañía. ¿Cómo se maneja la selección del elenco? ¿Cuál es la edad promedio del mismo?

 Muchos de los artistas que han integrado “Tango Buenos Aires” ya no se encuentran entre nosotros. Yo establezco un director musical y un coreógrafo, y en conjunción seleccionamos los miembros de la compañía. Tenemos artistas de diferentes edades, según el rol que deben cumplir. Hay de 24 años de edad y hasta de 54 años.

 ¿Qué define a “Tango Buenos Aires”?

 El estilo, la clase, ningún detalle esta librado al azar… todo es sumamente calculado. El vestuario se hace a medida de cada bailarín por vestuaristas del Teatro Colón de Buenos Aires, los zapatos se hacen a la medida del pie por expertos en calzado para bailarines de tango. El zapato de los bailarines es un instrumento muy importante. La música se hace de acuerdo al show que se desarrolla; es música original para este espectáculo.

Tengo entendido que usted radica en Los Ángeles, y que los miembros del elenco residen en Buenos Aires. ¿Cómo se concreta dicha conexión?

Yo radico en Los Ángeles. Lucrecia Laurel, la cual asume la dirección artística del show, reside en París. Planificamos nuestro show, como mínimo, con dos años de antelación. Lucrecia, Marzan como director musical, el coreógrafo Falcón y yo estamos en contacto directo. Luego, Lucrecia y yo viajamos a Buenos Aires tres meses antes de partir hacia Estados Unidos con el propósito de precisar detalles de los ensayos, el vestuario y otros aspectos de las funciones. Los artistas ensayan todos los días, entre 4 y 6 horas, un mínimo de 5 meses antes de salir de gira.

¿El éxito más relevante de la compañía, momentos cruciales, alguna anécdota interesante?

Cada día es un éxito diferente. Hemos trabajado ante audiencias de todo el mundo. Por ejemplo, con nuestra visita a Beijing, en 1992, fuimos el primer grupo de artistas argentinos que viajaba a China después de la apertura. La China de entonces era muy distinta a la de hoy. La audiencia no estaba acostumbrada al ‘aplauso', cosa que nos llamó la atención. Algunas semanas después, leí en un artículo de primera página del diario Clarín – uno de los más importantes de Argentina – que los chinos luego de haber visto el show nuestro, practicaban tango de la misma forma que practican artes marciales; eso, por supuesto, nos llenó de orgullo.

 ¿Cuál es el título del programa que ofrecerán en Tampa?

 El título ha sido concebido en inglés, “Song of Eva Perón”.

 ¿Cuándo fue su estreno?

 El 5 de enero de 2015, en Estados Unidos.

 ¿Qué duración tiene?

 Dura una hora y 45 minutos, e incluye un intermedio de quince minutos.

 ¿Pudiera describirme el espectáculo?

 Tratamos de mostrar la parte artística de Eva Perón, quien fue muy popular en su momento en la radio y en el cine; también mostramos sus sueños por alcanzar la fama artística, erigirse como la Primera Dama de Argentina y llegar al pueblo de la manera que lo logró.

 He leído que su espectáculo es el más auténtico y autónomo representante del género de tango hoy en día, ¿cómo puede probar a un espectador escéptico una declaración tan terminante?

 Sólo tiene usted que ver el show y se dará cuenta de que dicha afirmación es correcta.

 ¿Es Tampa una parada de su actual gira por Estados Unidos?

 Nuestra gira por Estados Unidos, con la empresa “Columbia Artists”, termina en Tampa, Luego, vamos a Hong Kong y a distintas partes de Asia y Europa.

 Se habla de la comercialización del arte. ¿En qué sentido su compañía y este espectáculo respetan la autenticidad del tango como género?

 Respetamos al tango en toda su esencia y con la autenticidad que merece.

 ¿Nombres claves en la obra?

 El excelente pianista, compositor y arreglista Fernando Marzan es el director musical de la obra. Él ha compuesto la música original para la misma. Lucrecia Laurel, creadora del guión, es la directora artística. El bailarín Héctor Falcón es el coreógrafo. Fernando y Héctor trabajan con “Tanto Buenos Aires” desde 1992. Yo, Rosario Bauza, soy la dueña de la compañía. Los cuatro estamos en contacto permanente.

¿Otras figuras en la presentación?

 Los bajistas Sebastián Moya y Roberto Santocono, la violinista Mayumi Urgino y los bandoneonistas Marco Fernández y Emiliano Guerrero. La cantante es Lucía Alonso. Hay un buen número de bailarinas y bailarines. No hay figura protagónica. Todas las bailarinas en algún momento son Eva.

 En contraste con el mundialmente exitoso musical de Andrew Lloyd Webber, ¿qué aporta su espectáculo a la figura de Evita?

 El éxito del musical de Andrew Lloyd es indiscutible, pero “Song of Eva Perón” es prioritariamente un show de tango alrededor de la figura de Eva Perón, desde otra óptica.

 ¿Cuál es esa otra óptica?

 Su figura no es politizada. Se destacan sus sueños y realidades, su aspiración por ser una artista famosa de radio, cine. Además, su afán por llegar al pueblo, algo que consiguió en calidad de Primera Dama de Argentina. En nuestra obra, los artistas desarrollan la trama por intermedio de la música, la danza y algunos temas cantados. No hay parlamentos; el diálogo se logra a través de la integración de la expresión corporal, el lenguaje de la música y la danza. Éste es un espectáculo de tango diferente, con mucho estilo, donde hay una figura muy relevante que es Eva Perón.

¿Unas palabras finales para nuestros lectores?

 Tienen que ver “Tango Buenos Aires”, toda audiencia que asiste sale fascinada.

sábado, 14 de marzo de 2015

Otro abrazo sinfónico Cuba-Tampa

De izq. a der.: Kurt Grissom, Dave Coash, John Shaw y John Bannon, los percusionistas de la Orquesta de la Florida que acompañarán a sus  similares cubanos. Foto: JM Lennon

Por Leonardo Venta

A comienzos de junio de 2011, la Orquesta de la Florida (TFO, por sus siglas en inglés), una de las más prestigiosas agrupaciones sinfónicas de Estados Unidos, anunció públicamente su iniciativa de intercambio plurianual con la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba (OSNC).
     El intercambio, que contempla visitas recíprocas de ambas agrupaciones, se inició ese mismo año cuando cuatro músicos de instrumentos de viento de la institución floridana interpretaron piezas de George Gershwin y otros cinco compositores, en el Oratorio de San Felipe Neri en La Habana Vieja.


Como continuación del proyecto, en mayo de 2012, el director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, Enrique Pérez Mesa, en su debut en Estados Unidos, se hizo cargo de la Orquesta de la Florida en conciertos en Tampa, St. Petersburg y Clearwater.


    La Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba nos contagió su calor de trópico el otoño estadounidense de 2012 en su primera histórica gira por este país. Luego de exitosas presentaciones en once estados de esta gran nación –con más de 70 instrumentistas liderados por Pérez Mesa y Guido López-Gavilán– se presentó en el Círculo Cubano de Ybor City en un programa de música de cámara junto a miembros de TFO, así como ofreció un histórico concierto que nos arrancara lágrimas de cubanía en el Mahaffey Theater de St. Petersburg.


En mayo de 2013, el concertino Jeffrey Multer se presentó como líder y solista con la Orquesta Sinfónica de Cuba, así como ofreció clases magistrales en el Conservatorio Amadeo Roldán y en el Instituto Superior de Arte.
    Y para que los ya habituales fraternales abrazos no se vieran precisados a mayor espera, tres percusionistas de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba – Luis Antonio Barrera Perea, Jesús Federico Chea Gort y Abiel Chea Guerra – llegaron ayer de La Habana para presentarse junto a sus similares de TFO – John Shaw, John Bannon, Dave Coash y Kurt Grissom – en dos conciertos a realizarse el jueves, 20 de noviembre de 2014 en el tampeño Centro Asturiano, a las 7:30 p.m., y a las 11 de la mañana en el Mahaffey Center de Saint Petersburg.

    El programa matinal, bajo la batuta de Stuart Malina, comprende la Fanfarria del ballet “La Peri”, de Paul Dukas; la Serenata en D menor, Op. 44, de Antonín Dvořák; así como la Serenata núm. 11 en E-flat Major de Wolfgang Amadeus Mozart.
    El concierto, un verdadero tributo a la percusión, se ofrecerá en el Centro Asturiano e incluye dos composiciones de  Agustín Gómez Levín: “La escalera” y “Dos hermanos”. Completan el programa: “Paisaje cubano con rumba”, del gran guitarrista, director de orquesta y compositor cubano Leo Brouwer; “Ogoun Badagris”, del compositor estadounidense Christopher Rouse, recipiente del Pulitzer 1993; “Postlude núm. 6”, del joven tejano Elliot Cooper Cole; “Edge of the World”, del natural de North Carolina, Nathan Daughtrey; “Log Cabin Blues”, obra del ya desaparecido compositor estadounidense George Hamilton Green; y la pieza de Michael Udow, “African Welcome Piece”.
    Asimismo, los distinguidos visitantes ofrecerán una clase de percusión y ritmos cubanos el lunes, 17 de noviembre, de 4 a 6 p.m., en St. Petersburg College/ Gibbs Campus, Humanities Bldg, Aula 117, 6605 5th Ave. N, St Petersburg, FL 33710. Aunque el acceso a los instrumentos es por invitación, todos están bienvenidos.

Clase de percusión cubana en el floridano St. Petersburg College/Gibbs Campus. De izq. a der.: Luis Barrera, Abiel Chea, Lianne Lastre y Federico Chea.  Lianne Lastre era integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, en la sección de percusión, pero ya lleva dos años radicada en St. Petersburg. Este fue un encuentro en parte para los músicos cubanos con Lianne, quien participó con ellos en la clase de percusión. Foto: Cortesía de Henry Adams

Como colofón a esta nota, les ofrecemos una entrevista en exclusiva desde La Habana, gentilmente concedida por el destacado percusionista Luis Antonio Barrera Perea, recipiente de la Distinción por la Cultura Nacional de Cuba, Premio de Honor Cubadisco 2014, equivalente al Grammy estadounidense, miembro de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba (OSNC) desde 1970 y profesor del Instituto Superior de Arte desde su fundación (1976) hasta 1997.


Luis Barrera, Premio de Honor Cubadisco 2014, equivalente al Grammy estadounidense

¿Para aquellos que no te conocen, como te gustaría presentarte?
Lo más sencillo posible: Luis Barrera, percusionista y profesor de percusión.
¿Cómo surge Luis Barrera, el percusionista?
Mi padre era saxofonista de orquestas de cabaret y clarinetista de “La Banda de la Marina”; desde pequeño estuve rodeado de músicos amigos de él. Iba a algunos ensayos de la banda y ya mayorcito pude escuchar los de cabarets. El conocía mi preferencia por la percusión, pero me aconsejó que debía estudiar piano primero como base musical, por ser el instrumento más completo que hay. Por consiguiente, empecé a estudiar piano a los 9 años. Toda mi vida le estaré agradecido de esa larga visión que tuvo como músico, que dicho sea de paso, fue excelente saxofonista.
¿Por qué la percusión?
En ese ambiente musical, dos grandes bateristas eran muy buenos amigos de mi padre: Walfredo de los Reyes y Daniel Pérez, de ahí mi preferencia por la batería, que de hecho me gusta mucho, pero en el Conservatorio de Música comencé la percusión con el destacado profesor Domingo Aragú, timpanista de la Sinfónica Nacional de Cuba...y poco a poco empecé a asistir a los conciertos de la sinfónica, los domingos a las 11 a.m. El propio Aragú me daba invitaciones. Esas audiciones y la gran admiración, respeto y simpatía por mi maestro, me motivaron para elegir el género sinfónico.
¿Es tu primera visita a Estados Unidos?
No, es la segunda visita. La primera fue en el 2012 con mi orquesta, como digo, refiriéndome a la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba.
¿Qué significa para ti este concierto con la Orquesta de la Florida?
Un alto honor, satisfacción y compromiso, porque se trata de una orquesta de primer nivel. Y es el mismo sentir de mis colegas de la Sinfónica Cubana que juntos integramos este proyecto. Ya en noviembre del 2012 hicimos un concierto en el Círculo Cubano de Ybor City, conjuntamente con los músicos de la TFO. Fue una excelente presentación con muy buena acogida del público.
¿Qué puedes decirme sobre las composiciones que interpretarás en Tampa?
Muy interesantes, porque se trata de música contemporánea, muy bien escrita y, sobre todo, muy percusionística.
¿Qué te parece la idea de impartir una clase magistral en St. Petersburg College?
Estamos seguros que va a gustar mucho, por los diferentes géneros musicales que abordamos. La hemos preparado lo mejor posible, con explicaciones, ejemplos escritos de los distintos ritmos, para después tocarlos.
¿Qué opinas sobre los percusionistas cubanos que te acompañan en esta visita?
Son dos excelentes músicos, ya lo verán. Federico y Abiel Chea, padre e hijo, tocan en la Sinfónica Nacional. Trabajaron años en la Orquesta de Ópera y Ballet, además de interpretar el género lírico con mucha experiencia. Debo añadir que también tienen mucha experiencia como profesores de distintas escuelas de música.
¿Tus músicos predilectos del repertorio cubano y universal?
Es difícil enumerarlos a todos. Quiero referirme a los compositores del género sinfónico cubano que abordan la percusión en sus obras con mucha relevancia. Les pido me disculpen si omito alguno, pero de manera general puedo enumerar a los maestros: Leo Brouwer, Guido López Gavilán, Carlos Fariñas, Roberto Valera, Harold Gratmatges, Jorge López Marín, José Loyola, los hermanos Sergio y José María Vitier, Julián Orbón, Juan Blanco, Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla, entre otros. Del repertorio universal: Beethoven, Brahms, Tchaikovsky, Wagner, Strauss, Rachmaninov, Bach, entre otros; de Norteamérica: George Gershwin, Aaron Copland, Paul Creston (toco su "Concertino para Marimba y Orquesta"), Leonard Bernstein y otros; de América Latina: Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, Jorge Sarmientos (toco su "Concierto para Marimba y Orquesta"), Alberto Ginastera, Heitor Villa-Lobos, y otros.
Sabemos que trabajaste en el recién concluido Festival Internacional de Ballet de La Habana, ¿qué relación existe entre el ballet y la orquesta Sinfónica Nacional de Cuba?
Históricamente la Sinfónica y el Ballet han trabajado juntos en la mayoría de los Festivales de Ballet, además muchos bailarines y músicos estudiamos juntos en la Escuela Nacional de Arte, hecho que nos vincula y une más, siempre nos produce mucha alegría encontrarnos y trabajar juntos, recordando los años juveniles.
¿Cómo identificas la idiosincrasia cubana, la percusión y la música en general?
El pueblo cubano lleva la música y el ritmo dentro, es muy musical, le gusta cantar y bailar, es como bien dices parte de su idiosincrasia, y específicamente le gusta y siente la percusión. Muchos cubanos disfrutan tocar claves, güiro, tumbadoras, bongoes...y si no tienen el instrumentos cogen una cuchara y tocan en la mesa, en una silla, en una cazuela; en fin, pienso que muchos disfrutan la percusión y forman una rumba dondequiera y en cualquier momento.
¿Cuál ha sido tu mayor logro y sinsabor como músico?
Puedo decir que son varios los logros que hacen un todo. En primer lugar, ser miembro de la Orquesta Sinfónica Nacional durante 44 años, haber realizado 20 conciertos para percusión y orquesta con la misma. Haber recibido este año el Premio de Honor Cubadisco. Y sobre todo, tener el respeto y reconocimiento de muchos músicos, directores, profesores y público en general. Es muy satisfactorio que a cada rato me encuentro en la calle un desconocido que me felicita por haberme visto tocando en la televisión cubana… eso vale mucho y me motiva a seguir estudiando y dando todo lo mejor que pueda. Con respecto a los sinsabores, fundamentalmente son dos: primero, cuando mis alumnos no estudian y subestiman su carrera; y como segundo, aquellos directores de orquesta que jamás felicitan públicamente a la percusión. Lo hacen con el resto de las secciones y solistas de viento, madera, metal y cuerdas, pero la percusión es como si no existiera, a pesar de que en muchos casos tenemos más protagonismo que el resto de las secciones.

Un concierto a la fraternidad


De izq a der.: Dave Coash, Luis Barrera, Patrick Hernly, en los tambores batá; Abiel Chea en las tumbadoras; John Bannon en el vibráfono; al fondo, en los timbales, Federico Chea . Foto: Cortesía de Henry Adams. 


Como parte del intercambio plurianual entre la Orquesta de la Florida (TFO) y la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba (OSNC), tres percusionistas procedentes de La Habana – Luis Antonio Barrera Perea, Jesús Federico Chea Gort y Abiel Chea Guerra – compartieron el pasado sábado, 20 de noviembre de 2014 el escenario del Centro Asturiano de Tampa con cuatro percusionistas de TFO – John Shaw, John Bannon, Dave Coash y Kurt Grissom, así como Patrick Hernly, catedrático de música de St. Petersburg College/Gibbs Campus, para ofrecer un concierto de cámara (percusión) que exploraba elementos melódicos sumamente interesantes, experimentales, de música estadounidense y cubana, todo bajo el espectro de una rica gama rítmica.

El programa comenzó con “Ogoun Badagris” de Christopher Rouse – merecedor del Pulitzer 1993 –, composición que se inspira en los patrones de tambores haitianos, en particular los de la danza de Juba o Hambone. Según el ritual vudú, Ogoun Badagris es una de las más temibles deidades del vudú, la cual solamente puede ser apaciguada con el sacrificio de sangre humana. En esta dirección, la ejecución de esta pieza transmitió místico sosiego.

Dio continuación al programa, “Postlude núm. 6”, del joven tejano Elliot Cooper Cole, una pieza en que cuatro músicos arrancan  de un vibráfono notas exquisitas e inusitadas con ocho arcos de contrabajo. La interacción de los arcos y la percusión con las manos desperezaron armonías enternecedoras, trenzando un contrapunto tan íntimo como embrollado, tan digno de ver como de ser escuchado. Esta pieza experimental nos sumergió en una atmósfera sorprendentemente encantadora y espiritual.

Al punto, nos trasladamos a Cuba, mediante sus embajadores musicales acompañados de sus colegas estadounidenses. Escuchamos dos composiciones de Agustín Gómez Lavín, “La escalera” y “Dos hermanos”. Para el distinguido percusionista cubano, Luis Barrera, “el concepto que tiene Gómez Lavín de estas piezas es el uso de ritmos cubanos e instrumentos de percusión de la isla, populares y folclóricos, mezclados con instrumentos de percusión sinfónicos”. Dentro de este enriquecedor contexto experimental, disfrutamos de un híbrido popular-sinfónico que nos hizo pensar involuntariamente en Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán.

Le siguió, “Edge of the World (Borde del mundo)”, del natural de North Carolina, Nathan Daughtrey. El concierto, originalmente un dueto de marimba y vibráfono, fue inspirado por el poema y hermosa obra plástica “Cosas verdaderas” del escritor, artista plástico y editor estadounidense Brian Andreas. La música nos transmitió la idea original del poema: la esencia de dos seres que inician sus vidas juntas mirando hacia a lo que les deparará el futuro.

Para presentar la pieza del gran músico cubano Leo Brouwer, bajo el sugestivo título de “Paisaje cubano con rumba”, Luis Barrera se dirigió a la audiencia, asistido como intérprete por Patrick Hernly, para explicar la manera en que Brouwer ideó originalmente la pieza para ser interpretada por el recientemente fallecido flautista holandés Frans Brüggen, a quien el cubano le dedicó la composición. Según explicó Barrera, se pone la grabación de las cuatro flautas, y sobre la misma, el flautista solista toca, todo dentro de un estilo minimalista. Posteriormente, Brouwer hizo la transcripción para cinco guitarras, y entre 1989 y 1990, con motivo de la configuración de un disco de percusión realizado por Barrera, Brouwer le sugirió que hiciera la transcripción para teclados de percusión, que fue lo que pudimos disfrutar con sumo deleite en el concierto.

“Log Cabin Blues”, obra del ya desaparecido compositor estadounidense George Hamilton Green, en el muy bailable estilo del “Rag Time”; así como la pieza de Michael Udow, “African Welcome Piece”, un contagioso himno al Continente de Ébano, cerraron el programa. En la obra de Udow nos impresionó el empleo del instrumento spagane, constituido por bloques de madera ejecutados en el piso. El resto son instrumentos tradicionales sinfónicos y afrocubanos.

Terminado el concierto, fue tan cerrada la ovación, que los músicos se vieron precisados a ofrecer una rumba improvisada.  La velada deleitó por la calidad de los ejecutantes, las excelentes piezas interpretadas, las explicaciones de John Bannon, principal ejecutante del tímpano de TFO, y John Shaw, principal percusionista de la misma agrupación, pero sobre todo por la fraternidad que experimentaron y transmitieron los músicos. El ver a cubanos y estadounidenses unirse para honrar el idioma universal de la música, en un abrazo solidario, fue la nota más sobresaliente del concierto, así como lo fue la clase magistral ofrecida por los músicos cubanos el lunes, 17 de noviembre, y el concierto brindado el mismo jueves, 20 de noviembre poco antes del mediodía en el Mahaffey Theater.

Para Barrera, los cubanos fueron capaces de ahondar lazos profesionales y personales con sus colegas estadounidenses, entre ellos, con Henry Adams, director de marketing y comunicaciones de dicha institución, cuya entrega, capacidad organizativa y apoyo fueron determinantes en el éxito de esta fase del proyecto. Fue un abrazo de todos, entre todos, que inspira a seguir transitando juntos el sendero de la música, pero sobre todo el de la fraternidad.

viernes, 13 de marzo de 2015

“Campos de Soria”

Antonio Machado y su esposa Leonor Izquierdo, fallecida a los 18 años de edad, víctima de la tuberculosis

Por Leonardo Venta
 
El largo poema “Campos de Soria” está dividido en nueva partes en las que Antonio Machado, su autor, describe la hermosa y fría tierra soriana – a más de mil metros de altitud, lo que la convierte en una de las poblaciones más frías de España – a tono con el sentir patético del yo poético: “¡Soria fría! (…) Soria, ciudad tan castellana / ¡tan bella! bajo la luna”. El amplio margen que ofrece el simbolismo del único satélite natural de la Tierra puede interpretarse como el lado inasequible de la naturaleza, la espiritualidad intimista que ilumina la oscuridad, o un conocimiento interior de gran subjetividad intuitiva.

A la descripción de los paisajes se ciñen sus pobladores: “¡Gentes del alto llano numantino / que a Dios guardáis como cristianas viejas, / que el sol de España os llene / de alegría, de luz y de riqueza! (…) y los caminos / ya ocultan los viajeros que cabalgan / en pardos borriquillos / ya al fondo de la tarde arrebolada / elevan las plebeyas figurillas, que el lienzo de oro del ocaso manchan”. Nótese como los humanos son minimizados, casi aplastados, ante la grandiosidad del entorno. No obstante, las sombras que proyectan estas ‘figurillas que cabalgan’, diminutas ante el rigor de la naturaleza, cobran dimensiones monumentales en su abandono: “Bajo una nube de carmín y llama, / el oro fluido verdinoso / del poniente, las sombras se agigantan”.  El yo poético exalta un paisaje humanizado: “Por las colinas y las selvas calvas [sin vegetación alguna] (…) tardes de Soria, mística y guerrera (…) ¡Campos de Soria / donde parece que las rocas sueñan / conmigo vais! (…) alborotando en blancos torbellinos / la nieve silenciosa”.

Asimismo, despunta el paisaje con triste y amoroso sentir intimista: “Oh, sí, conmigo vais, campos de Soria”. El hablante lírico, más que describir, dialoga con el paisaje y sus gentes: “agria melancolía / de la ciudad decrépita / me habéis llegado al alma / ¿o acaso estabais en el fondo de ella?”. A dicho diálogo – estrategia discursiva que prescinde del narrador e introduce al lector directamente en el contexto – se refiere el ensayo “La generación del 98: Intimismo y dialogicidad en la poesía de Antonio Machado”, escrito por José Jesús de Bustos Tovar: “…hemos de entender [la oralidad en la poesía de Machado] en el marco de una gradualidad que comprende, desde la pura dialogicidad, explícita o implícita, hasta la inscripción del tono coloquial en el lenguaje poético”.

 Según de Bustos, “la poesía de Machado responde a una necesidad interna del yo en hacerse presente ante su otro yo”, lo cual se manifiesta a través del desdoblamiento de la propia individualidad; pero, además, el hablante poético necesita referirse al otro, al lector, “para que el propio yo se haga explícito”. El empleo de la forma interrogativa, no como pregunta, aunque eso aparente, sino como una forma de exteriorización enfática del yo poético – “¿o acaso estabais en el fondo de ella?” – le imparte honda carga emotiva al poema. De Bustos se refiere a cómo en algunas composiciones de Machado, “el núcleo del poema se construye cediendo la enunciación en primera persona del poeta a la tercera persona evocada”. Esta técnica es palmaria en “Campos de Soria”, al enunciar los elementos de la naturaleza: “¡Álamos del amor que ayer tuvisteis de ruiseñores vuestras almas llenas (…) álamos de las márgenes del Duero, conmigo vais, mi corazón os lleva! // ¡Oh, sí! Conmigo vais, campos de Soria”. La estructura enunciativa en forma dialógica funde el pensamiento con la emoción. El hablante lírico se integra totalmente a la descripción y más que referirse al lector, desde una distancia enunciativa, se abriga, y le abriga, de Soria y su gente.

El poema, a pesar de las características conceptuales que lo identifican plenamente con el término ‘desastre’, tan usado para definir a la generación del 98, lanza algunos guiños esperanzadores para España, a través de la imagen de “la niña que piensa que en los verdes prados / ha de correr con otras doncellitas / en los días azules y dorados, cuando crecen las blancas margaritas”. Nótese como las tonalidades sombrías se tornan coloridas, y la pureza del color blanco se proyecta hacia un horizonte vago pero esperanzador.

Asimismo, el yo poético, desde el presente que le vulnera – la enfermedad y muerte temprana de su esposa Leonor Izquierdo, cuyo restos reposan en Soria – y el literal aire helado de la región, evoca un pasado halagüeño: “¡Álamos del amor que ayer tuvisteis / de ruiseñores vuestras ramas llenas; – para raudamente lanzar un nuevo lánguido consolador respiro – álamos que seréis mañana liras / del viento perfumado en primavera / álamos del amor cerca del agua / que corre y pasa y sueña, / álamos de las márgenes del Duero, / conmigo vais, mi corazón os lleva! ”. Los álamos – ¿postrados por el crudo invierno?, ¿talados? (al igual que la existencia de la esposa del poeta), ¿aplastados bajo la bota adversa del histórico ‘desastre’ de 1898? – se transformarán en instrumentos efectivos y afectivos, acariciantes liras del viento en primavera.

El sentir de “Campos de Soria” despereza en nosotros el de “A un Olmo Seco”, otra admirable creación machadiana: “Antes que te derribe, olmo del Duero, / con su hacha el leñador, y el carpintero / te convierta en melena de campana, / lanza de carro o yugo de carreta; / antes que rojo en el hogar, mañana, / ardas de alguna mísera caseta, / al borde de un camino; / antes que te descuaje un torbellino / y tronche el soplo de las sierras blancas; / antes que el río hasta la mar te empuje / por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera / la gracia de tu rama verdecida. // Mi corazón espera / también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera”.